Viajar desde Latinoamérica, donde no hay problema en llegar algo tarde de la hora pactada, a Japón, donde las personas se ofenden si llegas tarde.
Viajar desde Latinoamérica, donde no hay problema en llegar un poco más tarde de la hora pactada, a Japón, donde las personas se ofenden si llegas un minuto tarde, puede ser un problema. ¿Es la puntualidad sólo una diferencia de cultura? ¿Qué dice la Biblia al respecto?
Viajar a otro país conlleva conocer otra cultura. Implica conocer otra comida, otras tradiciones y quizás otro idioma. Pero también hay diferencias que no son tan obvias a primera vista. Por ejemplo: nos daremos cuenta, si tenemos una reunión de trabajo a las 3:00 p.m. en Alemania y llegamos a la hora exacta, notaremos la cara enojada de nuestro jefe, quien llegó a la cita hace 10 minutos. O nos sorprenderemos que en Malasia la reunión familiar que estaba anunciada para las 3:00 p.m. Todavía no comienza, ya siendo las 4:00 p.m.
Según la cultura de cada país, la puntualidad se puede ver como algo flexible… o no. En este artículo analizaremos lo que dice Dios acerca de este tema.
1. Lo que la puntualidad dice sobre nosotros
Gotthold Lessing, un escritor y crítico del arte alemán, una vez dijo: “La mejor prueba de una buena educación es la puntualidad”. Cuando somos puntuales a las reuniones, al trabajo y en la vida en general, le mostramos a las demás personas qué tan confiables somos. ¿Vale nuestra palabra cuando decimos que llegaremos a cierta hora? Al cumplir nuestra palabra en el ámbito de la puntualidad, somos reconocidos como personas íntegras y responsables, quienes no roban el tiempo de los demás. Nos generamos una buena reputación de que se puede contar con nosotros.
Al contrario, si solemos llegar tarde a una reunión o entregar tarde nuestros trabajos, mostramos una mezcla de falta de organización de nuestro tiempo y también “decimos” que nuestro tiempo vale más que el de los demás. Como lo dijo Horace Mann, escritor y político estadounidense: “La informalidad en atender una cita es un claro acto de deshonestidad. Igual puedes robar el dinero de una persona si robas su tiempo”.
2. Dios es puntual
Buscar alguna oportunidad en la que Dios haya sido impuntual es en vano. En toda la Biblia no se registra ningún suceso de esa naturaleza. Más bien en Lucas 18:7 se hace la pregunta: “¿Y acaso Dios (…) tardará en responderles?”. Dios no tarda nunca, sino que tiene misericordia con los seres humanos y nos da la oportunidad de cambiar. Él nos dejó claro en Eclesiastés 3:1 que “Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora”. Dios siempre actúa en el momento exacto, así como lo hizo con su Hijo Jesucristo en su primera venida. Gálatas 4:4 dice: “Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley”. Saber que podemos confiar completamente en la Palabra de Dios y saber que siempre actúa a tiempo nos da mucha calma en nuestra vida. Pues “si aquellos días no fuesen acortados, nadie sería salvo” (Mateo 24:22). ¡Poder confiar totalmente en lo que Dios dice nos da esperanza para el futuro venidero!
3. Los grandes riesgos al ser impuntual
Proverbios 21:5 nos advierte: “Más todo el que se apresura alocadamente, de cierto va a la pobreza”. Si nos atrasamos regularmente para nuestros compromisos seremos más propensos a apresurar las cosas. Ello hace que olvidemos con más facilidad algunos detalles importantes sobre la reunión a la que vamos. Incluso puede desviar nuestra concentración al punto de generar accidentes en el camino, con resultados fatales. Otro riesgo al ser impuntuales tiene que ver con nuestro crecimiento en el trabajo. Si las personas a nuestro alrededor confían menos en nosotros, por llegar generalmente tarde, tendrán más cuidado en encargarnos tareas o responsabilidades. ¡Al llegar tarde de manera habitual nos estamos limitando a nosotros mismos!
Otro gran riesgo por no estar preparados a tiempo nos lo muestra Dios en su Biblia a través del ejemplo de la parábola de las 10 vírgenes.
Mateo 25:8 y 10 dice: “Y las insensatas dijeron a las prudentes: Dadnos de vuestro aceite; porque nuestras lámparas se apagan. […] Pero mientras ellas iban a comprar, vino el esposo; y las que estaban preparadas entraron con él a las bodas; y se cerró la puerta”. Llegar tarde a las bodas por no habernos preparado con tiempo no sólo nos puede quitar oportunidades en esta vida física sino hasta puede impedir nuestra entrada al Reino de Dios.
4. Un tema de carácter
Ser puntuales, para los cristianos debe ser más que un tema de cultura social. Nosotros estamos llamados a imitar a Dios (Efesios 5:1) y Él quiere lo siguiente: “[haciendo] todo decentemente y con orden” (1 Corintios 14:40). Dios nunca se apresura y tampoco hace cosas a medias por no haber aprovechado bien el tiempo o no haber dado prioridad a lo más importante. En Filipenses 2:3 Él nos exhorta a ser humildes y ver a los demás como superiores a nosotros. Ello también implica valorar el tiempo de otros y no robárselo, llegando tarde.
Trabajemos en ser cada vez más parecidos a nuestro Creador: puntuales, cumpliendo todos nuestros compromisos a tiempo. En el Reino de Dios todos tendremos que ser así, ¿por qué no comenzar desde ahora?