Los quehaceres de la vida tienden a desbordarse, si no tenemos cuidado. Afortunadamente, hay algo que podemos hacer para evitar que nuestros horarios se extiendan demasiado.
Parece que tenemos el pie en el acelerador desde el momento en que obtenemos nuestras licencias de conducir. Detente, avanza. Detente, avanza. ¡Detente! ¡Avanza! Aprendemos rápidamente que para mantener el vehículo en movimiento, debemos llenarlo de gasolina, verificar los niveles de aceite y líquidos y obedecer las leyes de tránsito.
Pero, ¿qué pasa con nuestra vida personal? ¿Cómo estamos tratando a nuestros vehículos físicos, de carne y hueso? ¿Estamos colgando de un hilo? ¿Mantenemos nuestros tanques llenos de gasolina, revisamos nuestros niveles de aceite y líquidos y obedecemos la ley de Dios?
Estoy convencida de que las mujeres estamos en un estado constante de “¡Vamos! ¡Vamos! ¡Vamos!”, sin importar la etapa de nuestra vida. A menudo nos encontramos abrumadas, demasiado comprometidas y atrapadas en un ciclo poco saludable de ocupación. Y no importa si tenemos 20, 50 u 80 años.
La vida encuentra una forma de desbordarse si no tenemos cuidado, y la Biblia advierte que no será más fácil en el futuro. Dios, incluso le reveló a Daniel que en “el tiempo del fin; muchos correrán de aquí para allá” (Daniel 12:4). ¡Todo lo que tenemos que hacer es mirar a nuestro derredor para observar esta realidad a diario!
Afortunadamente, hay algo que podemos hacer para cambiar nuestra aceleración y entrar en el carril lento. Nuestro manual de referencia, la Biblia, proporciona caminos sencillos que nos enseñan a evitar que nuestros horarios se agoten y a mantener nuestros motores espirituales funcionando sin problemas.
1. Mantengamos el tanque lleno de gasolina
¿Conoce esa sensación cuando el depósito de gasolina está casi vacío? Nuestros cuerpos se tensan, comenzamos a buscar frenéticamente una gasolinera y las hormonas del estrés inundan nuestro sistema. Nos detenemos en la estación más cercana y llenamos el tanque, calculando cuánto más estamos pagando por la gasolina debido a nuestra falta de previsión.
¿Nuestros días y semanas a veces se sienten igual de tensos? ¿Nuestra lista de tareas pendientes se hace cada vez más larga? ¿Nos sentimos desesperadas por terminar lo que tenemos que hacer? Y como resultado, ¿comemos los alimentos que no deberíamos o nos entregamos a actividades con el deseo de escapar, y terminamos sintiéndonos sin gasolina?
Mantener nuestros tanques llenos significa concentrarnos en hacer primero las cosas críticas, incluso cuando surgen todas las distracciones, las nuevas oportunidades y las interrupciones inconvenientes que nos tientan para desviarnos del rumbo correcto. Sugiero:
- Comience su día con Dios. Nuestra primera prioridad diaria debe ser buscar el Reino de Dios y su justicia (Mateo 6:33).
- Lleve a cabo esta prioridad primero (Proverbios 27:1; Santiago 4:13-14).
- Aparte suficiente tiempo para esa prioridad (Lucas 14:28).
- Abrace esa prioridad de todo corazón (Eclesiastés 9:10).
2. Revisemos los niveles de aceite y líquidos
Cuando su automóvil no tiene refrigerante, corre el riesgo de dañar el motor, porque puede sobrecalentarse rápidamente. En otras palabras, el vehículo puede detenerse bruscamente y dejar de funcionar. ¡Y eso no es bueno! Nosotras también tenemos que evitar el sobrecalentamiento y el quedar paralizado.
Revisar nuestros niveles de aceite y líquidos significa enfocarnos en mantener el ritmo y descansar adecuadamente, incluso mientras trabajamos diligentemente para completar las cosas que debemos hacer.
- Haga el mejor uso del tiempo porque éste es precioso (Efesios 5:15-16).
- Practique la diligencia (Proverbios 10:4; 21:5).
- Tenga cuidado de no agotarse al límite con respecto a sí misma o con las personas que la rodean (Éxodo 18:17-21).
- Cuando se sienta abrumada, acérquese a Dios (Salmo 55:16-17).
3. Obedezcamos la ley
Me preocupo cuando escucho a la gente quejarse de que los detuvieron por exceso de velocidad o por una infracción de tráfico. ¡A menudo se indignan porque recibieron una multa, no porque desobedecieron la ley!
Sin embargo, las leyes están diseñadas para protegernos, ya sea la ley de la gravedad o la ley sobre detenerse en una señal de tráfico.
Obedecer la ley de Dios significa enfocarse en su sabiduría y en cómo Él quiere que vivamos nuestras vidas.
- ¿Nuestras actividades, traen paz a nuestras vidas? Debemos hacer todo lo posible para hacer todo decentemente y en orden (1 Corintios 14:33, 40).
- El tiempo es corto y mucho de lo que exige nuestra atención, en realidad no es esencial (Salmo 89:47; Colosenses 4:5; Salmos 39:4).
- Es posible que algunas cosas en nuestro calendario tengan que esperar para un momento diferente (Eclesiastés 3:1-8; Salmos 90:12).
4. Consultemos el manual del operador
A menudo buscamos el manual del auto en la guantera, como un último recurso para averiguar qué le pasa a nuestro vehículo. Dicho manual puede indicarnos que usemos una herramienta o método específico para reparar lo que no funciona bien.
¡Nuestro manual del operador, la Biblia, es increíble! ¡Podemos consultar en ella antes, durante y después de que la vida se complique! Todo lo que tenemos que hacer es escribir un tema en la barra de búsqueda de VidaEsperanzayVerdad.org e instantáneamente tenemos enlaces a artículos, publicaciones de blog, etcétera, que nos ayudarán a entender la Palabra de Dios más profundamente.
¡Eso es una gran bendición!
Revisar nuestro manual del operador significa enfocarse en las Escrituras inspiradas de Dios, meditar en ellas y hablar con Él para que nos ayude a tener paz en nuestras vidas.
- Las Escrituras son inspiradas por Dios para que podamos hacer buenas obras (2 Timoteo 3:16-17).
- Debemos diseñar nuestros horarios y planes, pero dejemos que Dios dirija nuestros pasos (Proverbios 16:9).
- Debemos permitir que su Palabras estabilice nuestra vida (Isaías 33:6).
A veces nuestros límites serán sobrepasados
Y entonces, sucede. Recibimos esa llamada telefónica inesperada o un resultado de laboratorio. La enfermera de la escuela nos llama y debemos dejarlo todo para cuidar a nuestro hijo enfermo. Tal vez nuestro jefe o cliente cambia de dirección en un proyecto que nos obliga a trabajar horas extras, o un nuevo empleador o cliente llega con expectativas y demandas estresantes. A veces, honestamente, nos desplazamos “solo un poco” en las redes sociales y, antes de que nos demos cuenta, el tiempo se nos ha escapado.
La vida se nos va rápido a todos.
Ésta puede ser estresante hasta el punto de dañarnos. El cansancio puede aparecer y, antes de que nos demos cuenta, nuestra agenda se está agotando de nuevo.
Ahí es cuando debemos recordar que Cristo es nuestro intercesor (Romanos 8:34; 1 Juan 2:1; Hebreos 7:25). Debemos recordarnos a nosotros mismos que Él conoce bien lo que significa vivir de manera abundante.
Hablemos con Dios… sobre todo.
Mantengamos los tanques llenos de gasolina, revisemos los niveles de aceite y líquidos, obedezcamos las leyes de Dios y consultemos siempre nuestro manual del operador: la Biblia.