Gracias a Dios pudimos tener una fiesta de amor, de convivencia, de paz y de armonía. Aunque el clima era caluroso, todos mostraron la mejor actitud y en ningún momento se percibió el desánimo. La asistencia máxima fue de 21 personas. Nosotros tuvimos que mostrar el sermón del señor Franks en dos partes para así poder hacer la traducción al portugués y al inglés en diferentes días con el fin de que todos los presentes entendieran el mensaje del presidente. Personalmente pude ayudar a los varones en una clase acerca de la dirección de los himnos para los servicios. Una tarde, una de las hijas del diácono de la congregación, Geraldo de Souza, pidió que tuviéramos una reunión especial para contestarle preguntas acerca del diezmo, de las ofrendas, de las diferentes tradiciones en relación a la sepultura de los muertos y muchas otras preguntas más. La señora y su esposo se mostraron muy satisfechos con las respuestas recibidas.
Todos los presentes tuvimos una fiesta muy alegre. Aunque éramos pocos en número, eso no cambió el ambiente de máximo regocijo durante toda la fiesta. Todos nos alegramos mucho. Todos acá queremos dar las gracias a la Iglesia por hacer posible que nos regocijáramos en todos los aspectos, incluyendo el físico. Nos sentimos muy bendecidos por Dios en esta Fiesta de los Tabernáculos.
—Por Gary Adkinson