Temprano, a las 7:30 de la mañana del miércoles 26 de diciembre, un grupo de jóvenes de la Iglesia de Dios, una Asociación Mundial, partió de la Estación Central de Santiago, Chile, para un viaje de cuatro horas en tren, con el fin de iniciar el campamento anual de jóvenes de la Iglesia, en San Fabián de Alico, región del Bio Bio, Chile. Otros campistas viajaron por bus o por otros medios de transporte. Para la puesta del sol de ese mismo día, 83 campistas y 14 adultos, miembros del personal de ayuda, se reunieron en el campamento, ubicado en las laderas de la Cordillera de los Andes, en el hermoso y sereno sector de El Caracol, en San Fabián.
Durante toda una semana los 97 participantes en la actividad tuvieron el privilegio de disfrutar de unas instalaciones bien equipadas. También disfrutarían de una vista espectacular del Rio Ñuble, en medio del verde y montañoso paisaje. Bajo la supervisión de don Saúl Langarica, pastor del área, con la ayuda de su esposa Carmen y de los coordinadores de jóvenes, Daniel y Bárbara Sepúlveda, y la ayuda especial de Pablo y Paty Carvajal y otros miembros de varias congregaciones locales, se llevó a cabo la preparación de las comidas y la organización de todas las actividades. Así fue como estos jóvenes de Dios pasaron una semana más que maravillosa aprendiendo no sólo sobre ellos mismos, sino más importante aun, sobre su marcha hacia el Reino de Dios.
Una semana de diversión y amistad
Cada año, el campamento en Chile incluye varias actividades diferentes que promueven el trabajo en equipo y la cooperación mutua a través de una cantidad de eventos que permiten que los individuos presenten sus talentos y creatividad otorgados por Dios para el gozo de los otros campistas. Con este propósito se reunieron la mayoría de los jóvenes de Chile, tres de Perú, dos de Bolivia y dos de México para disfrutar de una semana muy inspiradora y entretenida.
Los 83 campistas fueron divididos en cuatro grupos. Cada grupo fue dirigido por dos de los campistas de mayor edad, quienes sirvieron como consejeros y supervisores para cada grupo; también ellos eran los capitanes de los deportes y actividades. Cada día empezaba a las 9:00 de la mañana con el desayuno, seguido de un estudio bíblico impartido por Saúl Langarica, Daniel Sepúlveda o Pablo Carvajal. El estudio bíblico era sucedido por una hora de “Acuérdate de tu Creador”, que permitía la conversación espiritual y la meditación dentro del grupo, y también esta hora proveía de una oportunidad para recibir respuestas a las preguntas personales con respecto a los temas bíblicos que se trataron en el campamento. Los campistas también tuvieron la oportunidad de escuchar mini conferencias dadas por sus compañeros. Cada día, cinco niños y niñas valientes dieron discursos cortos sobre un principio bíblico que personalmente les pareció importante.
Además de los partidos de futbol y voleibol, este año se estrenaron tres nuevos deportes: tiro con arco, tiro con rifle de postas y tiro con dardos. Cada noche también se llevó a cabo una variedad de actividades en grupo como jugar al escondite y una competencia de pirámides humanas. Cada grupo escribió y actuó una obra que trataba una escena específica del libro de Apocalipsis. Cada obra presentaba ciertos eventos que serán la antesala de la segunda venida de Jesucristo. Los cuatro grupos también interpretaron una canción sobre la semana del campamento.
Diariamente, los campistas tuvieron unas horas para ir al Rio Ñuble después del almuerzo, a fin de que todos pudieran compartir mientras disfrutaban del sol y la arena o se bañaban en el río. Los jóvenes también tuvieron la oportunidad de subir a uno de los cerros que se encontraban al lado del campamento. Después de llegar a la cumbre, los camperos participaron de un estudio bíblico dado por don Saúl y escucharon unas mini conferencias de sus compañeros. Todo esto se llevó a cabo en medio del hermoso y natural medio ambiente del cerro.
Al final de una semana tan maravillosa, se iniciaron muchas nuevas amistades, y muchas viejas amistades fueron fortalecidas. Después de siete días de enseñanza espiritual y de camaradería increíble, el campamento de 2012 en Chile lamentablemente se acabó.
Como es costumbre, al final del campamento, se anunció la selección del mejor y la mejor campista. El premio fue entregado a Bastián Bustos, un joven del sur de Chile que asistía por primera vez, y a una señorita de la congregación de Santiago, Javiera Gálvez.
En marcha estamos
“Diles a todos que en marcha estoy que voy a volver a mi hogar. Con el sol más brillante mis pasos doy, disfruto el camino al andar si es que en marcha estoy. En marcha estoy…”
Las letra de esta canción es motivadora, En marcha estoy de Phil Collins. Aquí se habla de una marcha-una marcha hacia un lugar donde lo bueno es lo único que estará presente—una marcha a casa.
El tema de este campamento fue: “En marcha estoy”. Los campistas fuimos desafiados a mejorar como jóvenes cristianos en una marcha espiritual hacia nuestro hogar verdadero: el Reino de Dios. Los estudios bíblicos y las sesiones de “Acuérdate de tu Creador” se enfocaron en nuestra herencia en los cielos. Los campistas recibieron consejos sobre cómo mejorar su relación con Dios y cómo lograr la victoria en sus batallas personales contra el pecado.
El camino cristiano es de sacrificio y compromiso y nuestra marcha como hijos e hijas de Dios es algo de todos los días. Como futuros líderes de la Iglesia de Dios, los jóvenes tienen un papel especial y vital en el plan que Dios tiene para su pueblo. Cada año el campamento provee una oportunidad para que recordemos ese maravilloso plan de Dios. Los campistas y el personal de ayuda fueron bendecidos al tener siete días de separación total del mundo y de sus preocupaciones, de sus presiones y tentaciones.
Por una semana, los jóvenes de la Iglesia de Dios disfrutaron de un ambiente de paz y armonía donde pudieron aprender cómo caminar por esta vida física de una manera más apropiada, para que un día recibamos una herencia espiritual y eterna. Todos terminaron físicamente agotados, pero espiritualmente rejuvenecidos y listos para enfrentar el mundo cruel que les espera. Por la gracia, protección e infinita misericordia de Dios, son bendecidos con la esperanza de poder estar reunidos el próximo año para otra semana del campamento de jóvenes IDDAM.
Sin embargo, la marcha no se acaba al terminar el campamento anual de jóvenes, de la misma manera que nuestro camino espiritual no se acaba cuando termina la Fiesta de Tabernáculos y la temporada de las fiestas santas de Dios. Nuestra marcha tiene que continuar y avanzar cada día por el resto de nuestras vidas.
Todos en la Iglesia de Dios estamos en marcha. Tenemos que mantener nuestros ojos puestos en el futuro. Tenemos que mantener nuestras mentes enfocadas en la meta. Tenemos que mantener nuestros corazones llenos con la fe y la esperanza que está en la Palabra de Dios, para que un día podamos todos nosotros decir: “En marcha estuve y por fin, he vuelto a mi hogar”.
—Corbin Jackson