El viernes 26 de Julio por la tarde viajaron de la capital de Guatemala 16 miembros del Club de Oratoria para descansar y dormir en Asunción Mita, Jutiapa; incluidos tres miembros del Petén, que también viajaron desde ese departamento. Grata fue la presencia de ellos y del doctor Luis Mundo Tello, su esposa Dorita y su hija Sharon.
El sábado a las seis de la mañana, salimos rumbo a El Salvador, llegando al salón de reunión a las ocho y quince minutos. El ambiente que se sentía era de entusiasmo y alegría.
El servicio se inició a las diez de la mañana y se transmitió por Internet; hubo diez enlaces. Dos diáconos presentaron los temas a la congregación. El señor Gamaliel Galdamez, de El Petén; y el señor José Antonio Orellana, de El Salvador; un medio sermón cada uno.
Hubo música especial por parte de los miembros del Club de Guatemala, dirigidos por el señor Alberto Mazariegos y por el grupo de voces y guitarras de El Salvador.
A las doce y media compartimos con toda la congregación un delicioso almuerzo con refresco, cafecito y pan, aproximadamente 70 personas. Disfrutamos de la delicia de estar juntos en armonía (Salmos 133:1).
Estoy convencido con todo mi corazón de que tuvimos la bendición y la guía de nuestro Dios. Ése fue el punto más importante. Alguien comentó: “era como unas gotitas de miel antes de la Fiesta de Tabernáculos”.
En la tarde tuvimos un estudio bíblico, dirigido por el ministro encargado de la Iglesia local. El tema de reflexión fue: Por qué Dios creó el día sábado. Enfatizando que no debemos olvidar que “queda un descanso para el pueblo de Dios”.
Después nos trasladamos a un lugar privado para tener la sesión formal de los dos clubes de oratoria. Había muchas plantas, flores y grama verde, dondequiera que usted dirigía su vista.
El director de la sesión fue el doctor Luis Mundo Tello, quién dijo sentirse muy a gusto de poder servir y ayudar. Él hizo la evaluación general, que fue oportuna y provechosa. Sirvió como presidente el señor Carlos Méndez, quién fue efectivo en su desempeño.
El doctor Milovan Chicas cedió sus funciones discretamente, expresando unas breves palabras de bienvenida. Fue un tiempo muy provechoso e interesante. Terminando la sesión a las nueve de la noche.
Cenamos todos juntos. Después se cantaron unas canciones, pedacitos de canciones, acompañados del trinar de una guitarra que trajo alegría y sonrisas.
El domingo desayunamos temprano; muy sabroso el huevo, los platanitos, el queso y el chocolate que nos sirvieron. No faltaron las bromas y la buena conversación de los hermanos. Antes de dejar las cabañas pensamos en aprovechar la oportunidad para disfrutar del agua fresca de una piscina durante una hora, que fue de uso exclusivo para el grupo.
Deseo, antes de concluir, agradecer en primer lugar a Dios por su protección y amor. Y también a las personas que hicieron posible esta motivadora e inspiradora actividad.
Pasamos un tiempo inolvidable. Ésta ha sido la primera vez que nos visita el Club de oratoria de Guatemala. Tengo la impresión de que todos en voz baja y en silencio, dentro de nuestro corazón, elevamos una oración de gratitud a Dios por todo lo que nos dio, como bendición, desde que salimos hasta que regresamos a casa.
—Por José Eleodoro Ávila