En paz y contenta, así es como podríamos describir a Charlotte Bickford. Es difícil imaginarlo, pero su vida no siempre ha sido así.
Charlotte reflexiona: “éramos muy pobres; mis cuatro hermanos y yo cosechábamos papas para poder comprar nuestra ropa. Era una vida difícil, pero estábamos juntos. Éramos muy cercanos y lo aprovechamos al máximo”.
La familia de Charlotte vivía en una granja al norte de Maine en la que cultivaban papas. Su madre limpiaba la casa del granjero y les cocinaba a él y a su familia, mientras se encargaba de sus propios hijos. Todos eran muy saludables entonces, sólo golpes ocasionales. Pero eso estaba a punto de cambiar.
Charlotte se casó muy joven y tuvo siete hijos en seis años y contraía neumonía anualmente. “Cuando usted tiene pequeñitos a su alrededor y un esposo a quien atender, y usted está lejos de su hogar, no puede parar; usted tiene que moverse y hacer lo que tiene que hacer”.
Independiente y decidida, Charlotte se las ingenió para criar a sus hijos y ofrecerles un hogar amoroso. Ella nunca le ha dedicado muchas energías a lo que no está bajo su control, y trata de no dedicar mucho tiempo a pensar en lo frágil que se ha vuelto su cuerpo. “Siempre me he valido por mí misma; y lo que me atormenta ahora es que no puedo ni siquiera aspirar, tender la cama y lavar mi ropa”.
Charlotte fue bautizada en junio de 1987 y ha sido un miembro fiel a través de todas las pruebas. Nunca fumó, pero tiene enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). Nunca ha tomado y, sin embargo, tiene falla hepática, diabetes y enfermedad cardiaca congestiva. Hubo una época en la cual era candidata a un trasplante de hígado; pero debido a sus otros problemas de salud, no fue posible. Ella fue ungida y gradualmente su hígado se recuperó, por lo que los doctores decidieron que ya no era necesario el trasplante.
Cuando estaba en observación en el hospital, ella contrajo clostridium difícil, (una bacteria que ataca el sistema inmune y afecta los intestinos). Nuevamente, después de ser ungida, se recuperó por completo. Charlotte tiene la confianza de que Dios ha estado con ella en muchas dificultades, especialmente cuando perdió a su maravilloso esposo Frank, por el Alzheimer en 2008.
Una de las dificultades más recientes de su salud fue un gran quiste que creció rápidamente. La operaron y se lo removieron; y aunque ha sido lenta su recuperación, está mucho mejor.
Charlotte cuenta ahora con una asistente asignada por el gobierno que se mantiene pendiente de ella y la visita regularmente. Debbie Grover, la enfermera que la cuida, ha llegado a conocer muy bien a Charlotte. Las dos mujeres hablan acerca de cómo está funcionando Charlotte y han desarrollado una amistad maravillosa.
Antes de esta ayuda, Charlotte tenía que ser ingresada al hospital tres veces al año. En 2011 sólo tuvo que ir una vez. Ahora está feliz de estar en casa, el lugar en el que quiere estar, en su apartamento en el primer piso que da a un maravilloso jardín.
Charlotte encuentra todos los días motivos para agradecer y se mantiene ocupada con sus artesanías. Recientemente, pintó un cuadro en el que mostraba todo lo que pueden aprender los niños si desarrollan el hábito de la lectura, y recibió un premio por él.
Este año podrá viajar a la costa occidental para asistir a la Fiesta de Tabernáculos. Viajará acompañada de su amiga Mary Sweatt, una diaconisa.
Charlotte cree firmemente que Dios la ha sanado en varias ocasiones y nunca vacila en pedir una unción cuando surgen nuevos síntomas o problemas. Todos estamos de acuerdo en decir que una cualidad sobresaliente de Charlotte es que nunca se queja. Ella sólo aprieta los labios, ora y luego se pone a trabajar en lo que tiene que hacer. Ella dice que su lema es como lo que dice una antigua canción: “levántese, sacúdase el polvo y vuelva a comenzar otra vez”.
—Por Paul Suckling