Aunque este artículo es para la edición de enero de De Común Acuerdo, lo estoy escribiendo a mediados de diciembre. Tengo muchas cosas en mente que quisiera compartir con ustedes. Estamos terminando un año extraordinario para la Iglesia de Dios, una Asociación Mundial. Dios nos ha bendecido más allá de lo que esperábamos hace un año. Comenzamos oficialmente el 23 de diciembre de 2010, pero no fue sino hasta agosto de 2011 que nombramos el equipo administrativo y el 6 de marzo de ese mismo año nos trasladamos a nuestra oficina actual en Allen, Texas. Nuestra primera edición de De Común Acuerdo se publicó en enero de 2012. Ahora hemos completado dos años desde que comenzamos.
Actualmente tenemos 13 empleados en la oficina y se está llevando a cabo una obra a gran velocidad, especialmente en cuanto a medios de comunicación se refiere. Esperamos que todas nuestras actividades se aceleren a medida que comenzamos un nuevo año fiscal el 1 de enero de 2013. Hemos aumentado nuestro presupuesto para medios de comunicación 70% con respecto al de 2012. Todavía es modesto, pero poder incrementarlo en un área tan crucial de la obra en una etapa tan temprana de nuestra historia y en un porcentaje tan grande, es también una gran bendición.
Tenemos muchas cosas que nos alegran en cuanto a la obra de la Iglesia, pero los sucesos en el mundo continúan trayendo mucha tristeza y dolor. Pocos días antes de escribir este artículo, escuchamos acerca del tiroteo que causó la muerte de 20 niños y seis empleados de una escuela elemental en Newtown, Connecticut. Sabemos que el pistolero también le disparó a su madre en su hogar y más tarde se suicidó.
En los años ochenta, mi familia y yo vivimos en Massachusetts. Disfrutamos mucho nuestros años en Nueva Inglaterra y la consideramos una zona que fue construida según un modelo de pueblo en el que todos estaban involucrados en la comunidad local. Si bien la matanza de 20 niños es una noticia que ha dado la vuelta a todo el mundo, el hecho de que esto haya ocurrido en las poblaciones de Nueva Inglaterra es aún más sorprendente. Debemos preguntarnos: ¿a dónde está llegando el mundo? ¡Por supuesto, sabemos la respuesta a esta pregunta!
Cuando escuché acerca de este episodio, me acordé del viaje que hice a Ruanda la primavera pasada. Joel Meeker y yo estábamos visitando el área en el aniversario del genocidio que ocurrió en 1994, cuando casi un millón de personas fueron asesinadas en un período de 100 días. Muchos de ellos eran niños, y varios de los escenarios en los que ocurrieron los disparos fueron escuelas e iglesias. Hoy, algunos de estos edificios fueron convertidos en monumentos en los cuales usted puede ver estantes llenos de calaveras expuestas. Cuando regresé de este viaje, comparé mi visita a los monumentos con algo semejante a quitar la sábana de una cama y descubrir el horror del mundo real, que algunas veces está oculto.
Parece que cuando estos sucesos ocurren tenemos un breve atisbo de la cruel realidad que se esconde por debajo de la vida tal como preferimos pensarla en la actualidad. El vistazo es estremecedoramente desagradable, y por un corto tiempo tenemos que reconocer el mal aterrador que existe. Pero pareciera que pronto reasumimos la vida normal como si nada hubiera pasado. Estoy seguro que esto sucederá aquí también, con la excepción de las vidas de las familias de Nueva Inglaterra que nunca volverán a ser las mismas.
Uno de los pasos del plan de salvación de Dios es conmemorado cada año en el Día de Expiación. El macho cabrío que representaba a Jesucristo era sacrificado, en tanto que el otro, que representaba a Satanás, era soltado vivo en el desierto. Sin la remoción de Satanás, que ocurre después del regreso de Jesucristo, el mal va a continuar. Por el bien de la humanidad, un día veremos el cumplimiento de este día santo tan especial, lo que nos guiará a una época en la cual sucesos como el tiroteo en la escuela serán recuerdos lejanos. ¡Debemos orar para que Dios apresure este día!
—Jim Franks