¿Acaso la manera como vestimos es importante a los ojos de Dios? ¿Cómo deberíamos vestir para los servicios de sábado y de días santos? ¿Qué significa ser modestos en la forma de vestir? ¿Acaso la forma en que vestimos es solamente algo que atañe a la persona y por lo tanto ni la Iglesia ni los miembros deberían intervenir en esto? ¿Debería la Iglesia definir lo que es el vestuario apropiado, especialmente para los servicios y/o actividades de la iglesia? ¿Cómo deberíamos los cristianos ver este tema?
Tal parece que no podemos evitar que este tema de la “modestia en el vestuario” sea controversial. Por un lado, hay algunas personas que piensan que el solo hecho de hablar de este tema es interferir con las vidas y decisiones privadas. Por otro lado, hay personas que piensan que la forma en que algunos visten —especialmente para los servicios de la iglesia— simplemente no es apropiada y que el ministerio necesita poner las normas del vestuario y vigilar que éstas se cumplan.
No podemos negar que el vestuario es un tema de preocupación y de controversia entre muchas personas de la Iglesia. En este mundo moderno, en la Iglesia los miembros entran en contacto con otros miembros de otras naciones, especialmente durante la Fiesta de los Tabernáculos, los campamentos de jóvenes y otras actividades. Las costumbres en el vestuario son diferentes entre las regiones. Esto nos lleva a la tendencia inevitable de hacer comparaciones y por lo tanto a juzgar y aun criticar o condenar a otros. Normalmente los conceptos de “liberal” y “demasiado estricto” salen a la luz cuando se llevan a cabo tales evaluaciones, dependiendo del punto de vista del que emite el juicio.
Nuestra sociedad pone demasiada presión sobre las mujeres, especialmente sobre las jovencitas, en lo que a vestuario se refiere. La influencia es demasiado fuerte para que se adapten a los más modernos estilos y modas. Los estilos de vestir han cambiado dramáticamente en los últimos 50 años. Hasta hace unos 40 años, los vestidos de las mujeres cubrían la mayor parte de sus cuerpos. La introducción de la minifalda en los sesenta fue el inicio de los cambios. En las últimas dos décadas prácticamente todo tipo y estilo de vestido han sido introducidos en las modas.
¿Cuál es el estándar aceptable para un cristiano?
¿Qué es lo que deberíamos vestir para los servicios? ¿Qué es lo que deberíamos esperar, en cuanto a vestuario se refiere, de otro miembro de la Iglesia?
Algunos hacen las siguientes preguntas: “¿Qué tan corto debe ser un vestido para ser corto? ¿Qué tan entallado debe ser el vestido para que sea inapropiado?”. Cuando hablamos de vestuario estas preguntas son erradas. Deberíamos más bien preguntar: ¿qué es lo mejor que puedo ofrecer a Dios hoy? ¿Cómo puedo complacer a Dios con lo que visto?.
La modestia es mucho más que solamente una forma de vestir. Modestia es una actitud del corazón. Cuando entendemos esto apropiadamente, la modestia viene del corazón e identifica lo que realmente somos. El vestuario apropiado, incluyendo el vestuario modesto, debería ser un adorno de nuestra vida. Cuando la gente ve la forma en que vestimos, pueden ver algo acerca de nuestro carácter. La Biblia habla del vestuario modesto. Nosotros necesitamos entender la importancia de este tema. Este tema del vestuario define en mucho lo que somos y no simplemente lo que vestimos.
Cuando nosotros entendemos que la modestia es un tema del corazón, entonces nos damos cuenta que es algo que afecta a todos en un grado o en otro. Como lo dijo un escritor: “El vestido es nada más ni nada menos que la cubierta visible de la mente”. Consciente o inconscientemente nosotros emitimos opiniones acerca de la gente con base en su apariencia. La manera en que las personas visten frecuentemente nos dice quiénes son o lo que creen acerca de ciertos temas.
Veamos ahora algunas escrituras que tienen que ver con el vestuario.
En 1Timoteo 2:8-10 Pablo explica el principio de que una mujer cristiana debe adornarse con una apariencia modesta. Ella también practicará la moderación en su comportamiento y modales.
“Quiero, pues, que los hombres oren en todo lugar, levantando manos santas, sin ira ni contienda. Asimismo, que las mujeres se atavíen de ropa decorosa, con pudor y modestia: no con peinado ostentoso, ni oro ni perlas ni vestidos costosos, sino con buenas obras, como corresponde a mujeres que practican la piedad”.
¿Debería un cristiano provocar tentación en otro cristiano a través de la forma de vestir? ¿No debería más bien el vestuario representar nuestros valores cristianos —modestia y decencia? ¿No debería el vestuario proyectar nuestro carácter a otros? Ciertamente la forma en que vestimos proyecta a otros nuestro carácter, pero debería ser una proyección positiva y no negativa.
El apóstol Pablo también reconocía las presiones de la sociedad. En Romanos 12:1-2, él nos amonesta: “Por lo tanto, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios que presentéis vuestros cuerpos como sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro verdadero culto. No os conforméis a este mundo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál es la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta”.
Como cristianos debemos luchar para no hacernos a la manera del mundo. Los frutos del Espíritu Santo no son los mismos que los frutos de este mundo. La mayoría de las personas en el mundo no piensan y ni siquiera consideran cómo puede afectar su forma de vestir a otros. Pero como cristianos nosotros deberíamos pensar en esas cosas.
El apóstol Juan habló acerca de la naturaleza de este mundo en 1 Juan 2:16-17: “Porque nada de lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la vanagloria de la vida, proviene del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa, y sus deseos, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre”.
El mundo tiene un tremendo control e influencia en todos los aspectos de la sociedad, incluyendo la forma en que vestimos. Es nuestra responsabilidad como cristianos evitar las influencias de este mundo, especialmente las de carácter inmodesto. Aquí se incluye, por supuesto, el vestido provocativo. Simplemente porque el mundo hace algo no es una buena razón para que el cristiano lo haga también.
El apóstol Pablo explica en Romanos 14:21 el principio de evitar ofender a otra persona: “Mejor es no comer carne ni beber vino ni hacer nada que ofenda, debilite o haga tropezar a tu hermano”.
Todos nosotros necesitamos preguntarnos, ¿acaso mi forma de vestir ofende a otros? ¿Podría ser mi vestuario considerado provocativo? Un cristiano ciertamente no vestiría intencionalmente de una manera que llame la atención de otros. También debemos decir que no podemos ser responsables por los malos pensamientos de la otra persona, pero debemos hacer todo lo que esté de nuestra parte para asegurarnos que nuestra intención y apariencia no sean provocativas.
El apóstol Santiago también habló acerca de la actitud correcta, la cual lleva a la paz y a la unidad: “Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía. Y el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen la paz” (Santiago 3:17-18).
Algunas veces nuestra intención puede ser pura, pero los frutos son malos de todas maneras. Cuando nosotros causamos que alguien se ofenda, la situación es seria aun si ofendimos sin intención.
El apóstol Pablo también dijo en Tito 2:4-5 que las mujeres deben ser, entre otras cosas, prudentes. La actitud del corazón se reflejará en la manera en que la persona se vista.
“Que enseñen a las mujeres jóvenes a amar a sus maridos y a sus hijos, a ser prudentes, castas, cuidadosas de su casa, buenas, sujetas a sus maridos, para que la palabra de Dios no sea blasfemada”.
Encontramos en Apocalipsis 3:18 que la desnudez se asocia con la vergu?enza: ‘Por tanto, yo te aconsejo que compres de mí oro refinado en el fuego para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, para que no se descubra la vergu?enza de tu desnudez. Y unge tus ojos con colirio para que veas”.
Esto de ninguna manera quiere decir que hay algo malo con nuestros cuerpos. En muchas partes del mundo el nudismo total y/o parcial es algo cada vez más aceptable. Sin embargo, eso no es lo que Dios intentó al crear nuestros cuerpos y eso no debe estar en la forma de ser de un cristiano. Debido a la modestia que Dios pide, algunas partes del cuerpo fueron hechas para estar cubiertas.
El vestir modestamente es tan importante a los ojos de Dios que Él dio instrucciones acerca de la forma en que los sacerdotes deberían vestir. Notemos lo siguiente en Éxodo 20:26 y 28:42: “Tampoco subirás por gradas a mi altar, para que tu desnudez no se descubra junto a él…. Les harás calzoncillos de lino para cubrir su desnudez desde la cintura hasta los muslos”.
¿Acaso no encontramos algunas normas en relación al vestuario y la apariencia personal en estos versículos? ¿Acaso no nos dan una buena idea de que debemos vestir con modestia?
Por supuesto que hay otros aspectos del vestuario que también son importantes, además del tema de la modestia. Por ejemplo, Cristo dijo lo siguiente en una parábola en Mateo 22:11-13: “Cuando entró el rey para ver a los invitados, vio allí a un hombre que no estaba vestido de boda, y le dijo: ‘Amigo, ¿cómo entraste aquí sin estar vestido de boda?’. Pero él guardó silencio. Entonces el rey dijo a los que servían: ‘Atadlo de pies y manos y echadlo a las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes’”.
Había un “vestuario de bodas” reconocido por todos en el tiempo de Cristo. Se esperaba que todos vistieran apropiadamente cuando iban a una boda. ¿Por qué? Para mostrar respeto y honor a los novios y a los familiares. Si es correcto y apropiado mostrar nuestro honor y respeto hacia un ser humano en una boda, ¿acaso no deberíamos hacer lo mismo hacia Dios cuando venimos a los servicios de sábado? Nuestro vestuario de sábado debería consistir en ropas que reflejen una apariencia modesta y respetuosa.
El vestuario apropiado para los servicios de sábado
No es nuestra intención establecer una serie de normas específicas en relación al vestuario, incluyendo el vestuario de sábado. Sin embargo, muchos han hecho preguntas en relación a esto, en especial acerca del vestuario apropiado para los servicios de sábado. Por lo tanto, es necesario contestar algunos de los aspectos que preocupan.
1. Algunos han preguntado si acaso es apropiado que las mujeres usen pantalón para los servicios de sábado. Algunos creen que las mujeres solamente deben usar vestido o falda para los servicios, mientras que otros creen que no hay problema con que las damas usen pantalón en dichos servicios. Sin embargo, debemos dejar nuestras opiniones personales a un lado y analizar lo que la Biblia realmente dice o no dice.
Pantalones de dama en nuestra sociedad son ciertamente aceptables. Si hemos de prohibir que las mujeres usen pantalón para los servicios, entonces debemos tener bases bíblicas para esta prohibición. Sin embargo, no existe en la Biblia ninguna escritura que prohíba que las mujeres usen pantalón. Algunos pueden aducir que los pantalones son solamente de uso masculino y que abiertamente los prohíbe en la mujer Deuteronomio 22:5.
Sin embargo, solamente porque el corte de los pantalones es casi el mismo para hombres y mujeres, no lo hace un vestuario exclusivo de los varones. Podríamos usar este mismo argumento en relación a la túnica que se usaban en los tiempos bíblicos. El corte de las túnicas era casi el mismo para hombres y mujeres, pero las túnicas de las mujeres no eran vistas como masculinas.
Por lo tanto, mientras que los pantalones de dama tengan el estilo y el corte hecho para ellas, no podemos decretar que es impropio que las mujeres usen pantalones para los servicios de la Iglesia. Pero debemos entender también que tanto hombres como mujeres no deberíamos usar ropa —incluidos los pantalones— que normalmente usamos para trabajar y que no sean apropiados para los servicios. Por ejemplo, no es correcto usar blue jeans o shorts o ropa deportiva para los servicios de la Iglesia. Como ya lo dijimos antes, debemos usar la mejor ropa que tengamos para ir a los servicios de la Iglesia.
2. ¿Qué acerca de la minifalda u otros tipos de vestuario que “enseñan” mucho el cuerpo? Como mencionamos antes, las peguntas tales como: ¿qué significa demasiado corto, muy entallado o demasiado provocativo? Éstas no son las primeras preguntas que debemos hacernos. Debemos preguntarnos primero, ¿cuál es el vestuario que podría agradar a Dios? ¿Qué es lo que estoy proyectando acerca de mi carácter con el tipo de vestuario que estoy usando? ¿Cómo mi vestuario afectará a otros? Si existen dudas acerca de su vestuario, debería preguntar a sus padres, a su cónyuge o a sus amigos cercanos.
Algunos tipos de ropa son apropiados para una ocasión, pero inapropiados para otra. Nadie usaría un traje de baño para ir a una boda, ni tampoco un smoking para ir a la playa. Como ya lo hemos dicho, nosotros debemos vestir apropiadamente para ir a una boda. ¿Acaso no deberíamos vestir de tal manera que mostremos respeto y honor a Dios cuando venimos ante su presencia los sábados?
Recuerdo al Señor Armstrong diciendo en varias ocasiones que él siempre seleccionaba su traje de más calidad para ir a los servicios. Él siempre iba a servicios bien vestido. Él siempre escogía su mejor camisa. Sus zapatos estaban siempre brillantes para servicios. Él quería poner el ejemplo de la excelencia que enseña la Biblia. Nosotros mostramos nuestro carácter espiritual cuando venimos ante la presencia de Dios vestidos apropiadamente. Por supuesto que el tipo de ropa dependerá en alguna medida del clima de nuestra localidad y también de nuestras finanzas. Nuestra actitud debe ser vestirnos con lo mejor que tenemos y que sea apropiado para la ocasión.
Todo cristiano verdadero debe tratar de complacer a Dios desde lo íntimo del corazón. Ninguno de nosotros debemos proyectar descuido hacia Dios, hacia nosotros mismos o hacia nuestros hermanos en la fe, por la manera como vestimos. Si nosotros causamos que alguien se ofenda por la forma como vestimos, aun cuando nuestros corazones pueden ser puros, los frutos son malos y tendremos que rendir cuentas por nuestra irresponsabilidad. Nosotros tenemos que aprender a ser “guardas de nuestro hermano”. Tenemos que aprender a considerarnos unos a otros cuando pensamos en nuestra forma de vestir para servicios y siempre debemos pensar en complacer a Dios. Él es quien debe ser el centro en todo lo que hacemos, decimos o vestimos.
Debemos comprometernos con nosotros mismos a practicar la modestia y la discreción en cada aspecto de nuestras vidas. Debemos poner un ejemplo para que otros lo vean. Debemos enseñar a los jóvenes en nuestras congregaciones los principios apropiados del buen vestido (ellos son los más susceptibles a las presiones de la sociedad) con nuestras palabras y con nuestras obras.
Para concluir, por favor no sucumbamos a la tendencia humana de marcar a otros con los términos “demasiado liberal” o “demasiado estricto” si ellos no se conforman a las normas que nosotros pensamos que son las correctas. No condenemos, sino más bien luchemos por conservar la unidad.
—Por León Walker