Ésta fue una Fiesta maravillosa en donde la cantidad de miembros asistentes nos facilitó compartir entre todos. La asistencia fue de 36 personas que vivieron la experiencia de estar en un sitio escogido por Dios para recibir su palabra en mensajes que tenían como eje central el Milenio y el maravilloso Reino de nuestro Padre.
Fueron ocho días en los que experimentamos actividades como la Noche de Bienvenida, donde disfrutamos de música folclórica y degustamos vinos de la región. A los hermanos extranjeros les entregamos como regalo unos bombones artesanales preparados por las damas de la congregación de Santa Cruz. Los niños también disfrutaron en un patio de juegos, en donde comieron y compartieron unas hamburguesas. Al terminar su jornada estos niños recibieron regalos de parte de la Iglesia. También, varios de los hermanos mostraron sus dotes artísticas en el baile familiar donde se disfrutó de música de toda época. Tuvimos una tarde de deportes para que niños y jóvenes desplegaran su energía y aprovecharan las instalaciones del lugar.
La tarde de talentos, como siempre, fue un evento en donde se presentaron números nacionales e internacionales y en dichos números se vio la buena preparación de los hermanos, causando el deleite de todos los presentes.
Además, tuvimos un evento para las damas y para las personas de la edad dorada en donde nuestras damas en general y los caballeros de edad dorada disfrutaron de un servicio de té con pastel, además de recibir unos regalos. Todos quedaron muy alegres de haber participado.
En general, la hermandad sincera hizo que todos los días las personas se reunieran en diferentes habitaciones del hotel para conversar, compartir experiencias y aumentar el cariño entre nosotros y demostrar que el pueblo de Dios es una gran familia.
Las bendiciones del clima y el alimento físico fue otro punto fuerte de la Fiesta en Cochabamba. Tuvimos un promedio de 26 grados centígrados y disfrutamos de cinco comidas estilo buffet con todos los hermanos en el restaurante del hotel.
Éstos fueron ocho días de hermandad, de amor y de compañerismo que nuestro Dios nos regaló para poder cargarnos de energía espiritual. La parte más importante de la Fiesta fueron las aproximadamente 20 horas de servicios oficiales. Además, tuvimos mucho tiempo para compartir experiencias y servir de apoyo unos a otros. Todos meditamos acerca de la maravillosa oportunidad que nos da nuestro Padre en los cielos para conocer este camino y tener la oportunidad de ser parte de su Reino venidero.
Esperamos que todos los hermanos en el mundo hayan tenido unas fiestas maravillosas, como nosotros en Cochabamba.
Que Dios nos dé la fortaleza para mantenernos fieles a Él todo este año próximo y así lleguemos firmes a la siguiente Fiesta de Tabernáculos.
—Por Jaime Zagal Jr.