Pregunta: ¿Cómo le puedo explicar a mi esposo (no creyente), por qué yo pongo a Dios primero y por qué lo amo a Él más?
Respuesta: Esta tarea requiere tacto, sabiduría, entendimiento, paciencia y amor. Yo le recomiendo que ore mucho antes de que trate de explicárselo a su esposo. Pídale a Dios sabiduría y que bendiga sus esfuerzos.
Piense en esto desde el punto de vista de su esposo a medida que escoge sus palabras. Jesús inspiró a Pablo para que anotara que las personas que no habían sido llamadas aún por Dios podrían ver su forma de vida como “locura” (1 Corintios 2:10-15). A la luz de este hecho, es necesario tener cuidado al escoger las palabras para que su esposo no vaya a entender mal.
Nosotros amamos a Dios de una forma diferente a la que amamos a un ser humano. Explíquele que usted ama a Dios con un amor espiritual, distinto del amor humano, para que no le dé a entender a su esposo que él está compitiendo con Dios por su afecto. Usted quiere que su esposo sepa que él está primero —inmediatamente después de Dios, ¡pero antes de cualquier otro ser humano!
Usted puede hacer énfasis en que la Biblia enseña que las esposas deben amar a sus esposos e hijos; que deben amar su hogar, que estén dispuestas a cooperar con sus esposos (Tito 2:4-5; Colosenses 3:18). En palabras sencillas, ¡que el cristianismo está a favor del matrimonio! La forma de vida de Dios promueve el que la esposa ame a su esposo. Por lo tanto, tener una esposa es una ganancia, no un problema. La única área de la vida en la que un esposo no tiene autoridad sobre su esposa es en cuanto a su fe. La religión es algo personal entre cada persona y Dios.
Amar a Dios implica dedicarle tiempo. Como en cualquier otra relación, usted necesita tiempo con Dios. La oración es hablar con Él; el estudio bíblico es como escucharlo. Usted debe poder programar tiempo con Dios de tal manera que funcione para usted y para el horario de su esposo.
Diezmar puede causar un conflicto marital. Pero el diezmo es una ley de Dios, una forma de adoración y expresión de nuestro amor por Él. Dios promete bendecir al que pague el diezmo. Pídale a su esposo que sea paciente con usted para que el tiempo pueda mostrar que es una buena práctica financiera, además de ser parte de su práctica religiosa. Usted debería añadir que no está tratando de convertir a su esposo y que usted no está insistiendo en que él practique el cristianismo (incluyendo el diezmo de sus ingresos).
Amar a Dios también implica guardar el sábado semanal y los anuales que Él ha apartado para adoración. Un esposo que no comparta su perspectiva religiosa tal vez pueda tener problemas para entender que usted no puede “tomar un sábado libre” de vez en cuando, para hacer algo que para un cristiano no es apropiado hacer el sábado.
Usted puede señalar que en todo matrimonio, la esposa ocasionalmente dice que no a alguna actividad propuesta por él, como por ejemplo ir de caza, la práctica de algún deporte o algo que sencillamente ella no disfrute. ¡Decir que no a algo que su esposo desea hacer no necesariamente significa falta de amor!
La Biblia aconseja a las esposas en esta situación enfocarse en su conducta, en vez de las palabras, para poder ganar a sus esposos (1 Pedro 3:1-2). Usted necesitará fe y paciencia, pero una esposa creyente puede tener una relación matrimonial feliz con un esposo no creyente. Tal vez haya algunos puntos difíciles, pero pueden superarse si ambas parte están dispuestas a trabajar en la relación.
—Por Cecil Maranville