Cada año, muchos intentan escalar en Colorado más de 50 picos con una elevación de más de 14.000 pies (4.267 metros), pero con frecuencia se ven derrotados por violentas tormentas y el clima. ¿Qué paralelos se pueden trazar entre esta prueba física y nuestra prueba espiritual?
Muchas personas se van para el océano o el mar en busca de soledad o relajación. Yo, en cambio, siempre me he sentido atraído por las montañas. Por esos breves momentos en la cima de la montaña o al lado de un acantilado mirando un gran valle verde varios miles de metros abajo, yo me siento lleno de propósito y una sed de vida que me da fuerzas, a medida que veo claramente el poder el Altísimo a mi alrededor y lo siento en las alas de las grandes alturas (Romanos 1:20).
El 24 de julio de 2013, después de 10 años y grandes cantidades de determinación, fui bendecido de poder terminar el ascenso de las montañas de Colorado, cuando escalé a la cima del Pico North Maroon, en el área desértica de Maroon Bells, con mi acompañante Jim Chapman. Esta ascensión marcó mi escalada número 58 de picos de más de 14.000 pies (4.267 metros).
A diciembre de 2013, un total de 1573 personas han terminado el total de esta cadena de picos de más de 4.267 metros en Colorado, desde 1923 cuando Carl Blaurock y Bill Ervin fueron los primeros en escalarlos todos. “Algunos lo llaman el Grand Slam de los catorce-miles”.
La búsqueda espiritual
Con los años yo he trazado muchos paralelos entre mi vida espiritual y mi vida física en lo que he llamado “mi búsqueda de los “catorce-miles”. Cuando empecé mis escaladas a las montañas del Colorado, yo era muy inmaduro e inexperto, y cometí muchos errores. En una ocasión, no tenía el calzado correcto y habría vuelto a mi hogar con tantas ampollas en mis pies que hubiera requerido de varias semanas para que se sanaran. Sin embargo, una parte de mí se dio cuenta que era necesario salirse de la montaña antes, con el fin de evitar tormentas violentas y un clima que se cernía sobre las montañas en las horas de la tarde. Muchos han muerto por los rayos en la montaña o perecen porque los vientos les hacen perder el equilibrio o se ahogan en los acantilados por los torrenciales aguaceros.
Espiritualmente, cuando comenzamos nuestra búsqueda del camino de vida de Dios, cometemos errores garrafales; pero Dios permite que seamos probados para ver cómo está nuestra fe. Nos fortalecemos espiritualmente a medida que continuamos nuestra búsqueda del Reino (1 Corintios 10:13). Nosotros también tenemos que protegernos para no ser llevados por todo viento de doctrina del mundo a nuestro alrededor, y esos vientos propios de las grandes alturas que también nos pueden extraviar de nuestra meta del Reino (Efesios 4:14).
Afortunadamente, al escalar algunos de los “catorce-miles” menos exigentes en aquellos primeros años, yo pude ganar experiencia en la escalada y educarme gradualmente. Aprendí lecciones importantes por medio de las tormentas de hielo, los fuertes vientos, tobillos torcidos y con los golpes y magulladuras en mi búsqueda de la victoria de la cima, para entender porqué tan pocos pueden verlo todo desde la cima de la montaña.
De la misma forma, en nuestro viaje espiritual, también nos sentimos maltratados y magullados al defender la verdad. También nos educamos y adquirimos más conocimiento de nuestras experiencias en la vida para poder alcanzar nuestro potencial espiritual (Hebreos 2:10). Al escalar, si usted no se educa y continúa progresando en la técnica a medida que las montañas son más duras, invierte en mejores equipos y mantiene su condición física, fallará en su búsqueda. Muchos mueren cada año como resultado de una planeación y un juicio deficientes.
Esto es algo absolutamente cierto en nuestra búsqueda espiritual del Reino de Dios. Si no cambiamos para bien, continuamos luchando en busca de más entendimiento y nos preparamos mejor, con los años nos atrofiaremos y estaremos en riesgo de perder nuestra recompensa espiritual.
¿Por qué escalar?
Ésta es una de las principales preguntas que las personas hacen a los que escalan las montañas de Colorado ¿Por qué escalar los “catorce-miles”? Los que escalan tienen diferentes razones, pero yo escalo porque esto pone a prueba los límites de mi resistencia interna y me hace salir de mi zona de confort, obligándome a afrontar riesgos calculados. La escalada de las montañas me ayuda a desarrollar un estado de alerta mental que me hace pasar por encima del dolor y la falta de oxígeno que siempre tengo que afrontar cuando estoy cerca de la cima. Escalar me agudiza los sentidos y me hace sentir vivo. Por encima de todo, estar en la cima me hace sentir más cerca de nuestro Dios Creador, y disfruto un poco más profundamente la bendición y el don de la vida que he recibido (Lucas 12:22-24).
Espiritualmente, nosotros también debemos mantener nuestros sentidos enfocados y nuestro discernimiento espiritual alineado, con el fin de evitar los errores de la vida y ganar las batallas espirituales que debemos pelear para obtener nuestras coronas espirituales (2 Timoteo 4:7-8).
Cuando usted está en Colorado y ve los “catorce-miles” por encima de la línea de árboles, tal vez usted pueda apreciar mejor por qué algunos de nosotros nos sentimos atraídos por la increíble creación de Dios. Algunos se ven atraídos por los océanos y el mar, pero yo siempre me veré atraído por las montañas.
—Artículo y fotos por Greg Peoples