La Iglesia de Dios nunca ha considerado errado celebrar ciertos eventos, como por ejemplo los aniversarios de bodas. La iglesia también ha honrado el aniversario de los 25 años de servicio de sus empleados y ministros. ¿Por qué entonces algunos consideran que es pecado celebrar el aniversario del nacimiento de alguien —cumpleaños?
Si la celebración de los cumpleaños es pecado, debemos encontrar en la Biblia ya sean escrituras especificas o principios que prohíban tales celebraciones. Nosotros no podemos decir que algo es pecado basándonos en opiniones o prejuicios personales.
En el pasado se han dado varios razonamientos en un intento de probar que es pecado celebrar los cumpleaños. Uno de estos razonamientos es el hecho de que los cumpleaños son mencionados dos veces en la Biblia y en cada ocasión ocurrieron hechos trágicos. Estas escrituras son:
“Al tercer día, que era el día del cumpleaños del faraón, el rey ofreció un banquete a todos sus sirvientes; y alzó la cabeza del jefe de los coperos y la cabeza del jefe de los panaderos en presencia de sus servidores. Hizo volver a su oficio al jefe de los coperos, y volvió este a poner la copa en la mano del faraón. Pero hizo ahorcar al jefe de los panaderos, como José lo había interpretado” (Génesis 40:20-22).
“Pero cuando se celebraba el cumpleaños de Herodes, la hija de Herodías danzó en medio y agradó a Herodes, por lo cual este le prometió con juramento darle todo lo que pidiera. Ella, instruida primero por su madre, dijo: ‘Dame aquí en un plato la cabeza de Juan el Bautista’” (Mateo 14:6-8).
Es cierto que cada una de estas ocasiones terminó con malos resultados, pero no encontramos ninguna instrucción específica indicando que la celebración en sí misma fuera un pecado. Tampoco indica que la gente de Dios no debería celebrar los cumpleaños. Uno podría suponer que debido a que algo trágico ocurrió en ambas ocasiones, los cumpleaños en general son inherentemente malos —pero esto sería solamente una suposición.
Sin embargo, uno también podría llegar a concluir, por lo menos en el caso de la celebración del cumpleaños del Faraón, que tal celebración fue buena, porque al jefe de los panaderos se le restauró su empleo en ese mismo día. El hecho de que en cierto día ocurran cosas buenas o malas, no hace que ese día por sí mismo sea bueno o malo. Ciertamente han ocurrido eventos terribles en la historia de la Iglesia de Dios mientras ésta celebraba los días santos de la Biblia. Por supuesto que esto no implica que nosotros no debemos celebrar estos días santos.
Algunos argumentan que la celebración de cumpleaños es de origen pagano y por esta razón los cristianos no deben celebrar estos eventos. Pero este argumento no es lógico. Muchas de las costumbres y prácticas que nosotros practicamos hoy tienen origen pagano. Esto incluye la música, los bailes, la educación, el vestido, etcétera. Además, Dios inspiró los escritos del Nuevo Testamento en un idioma pagano —el griego. En este sentido, aun los nombres de Dios y de Cristo en el Nuevo Testamento serían paganos, porque usan nombres griegos. Nosotros también hablaríamos idiomas paganos hoy, porque muy pocos son los que hablan hebreo. Lo que quiero probar es que simplemente porque algo viene de los paganos no significa que en sí mismo es pecado para la gente de Dios.
Notemos también en Génesis 21:8 que Abraham hizo una gran fiesta para celebrar el día en que su hijo Isaac fue destetado. ¿Por qué debería ser pecado celebrar el nacimiento de Isaac, pero no es pecado celebrar el día en que fue destetado? Entrando más en detalles, podemos encontrar en la historia de la sociedad pagana en la cual vivió Abraham, que era una costumbre celebrar el día en que los niños eran destetados. Abraham no creía que era un pecado seguir esa costumbre debido a que no era una celebración de carácter religioso.
De la misma manera la celebración de los cumpleaños no tiene ni origen ni carácter religioso. Los cumpleaños, de la misma manera que el destetamiento de un niño, simplemente reconocen ciertos eventos en la vida de un individuo. La celebración de cumpleaños no es un evento religioso. Tampoco es un evento que se celebra con oraciones, servicios, símbolos u otros aspectos de carácter religioso.
La Biblia no nos dice que estas prácticas no deberían ser observadas por nosotros. Lo que nosotros no debemos hacer es imitar a los paganos en las costumbres y formas en que ellos adoran a su dios:
Cuando el Eterno, tu Dios, haya destruido delante de ti las naciones que tú vas a poseer, y las heredes y habites en su tierra, guárdate que no tropieces siguiendo el ejemplo de ellas, después que sean destruidas delante de ti; no preguntes acerca de sus dioses, diciendo: “¿De qué manera servían aquellas naciones a sus dioses, para que yo también les sirva de igual modo?” No harás así al Eterno, tu Dios, porque todas las cosas abominables que el Eterno aborrece las hicieron ellos a sus dioses, pues aun a sus hijos y a sus hijas quemaban al fuego en honor de sus dioses” (Deuteronomio 12:29-31).
Es por esta razón que nosotros no celebramos la navidad, ni el domingo de resurrección, ni Halloween, ni el día de san Valentín, ni ninguna otra festividad religiosa que tenga su origen en adoración pagana y que se han instituido en la cristiandad, lo cual es contrario a los mandamientos de Dios. Sin embargo, la Biblia en ningún lugar prohíbe la celebración de prácticas o costumbres no religiosas de la sociedad.
Algunos argumentan que nosotros no deberíamos celebrar los cumpleaños porque los judíos no lo hacen. Pero este razonamiento no es relevante. Nosotros debemos entender que la observancia de los cumpleaños es una costumbre de la sociedad que tiene como meta hacer negocio y así vender productos y servicios. En la historia antigua, incluyendo en los tiempos bíblicos, la celebración de los cumpleaños era casi exclusiva de los reyes y otros gobernantes, como lo podemos ver en el caso de Faraón y Herodes. En otras palabras, no solamente los judíos no guardaban los cumpleaños, sino también la mayoría de las personas en otras naciones.
Sin embargo, tenemos que reconocer que la celebración de los cumpleaños ciertamente puede llegar a ser pecado, dependiendo de la forma en que se lleve a cabo dicha celebración. Por ejemplo, si una familia gasta dinero que no tiene o lo toma de otras necesidades más importantes, desde luego que esto es erróneo.
Pero lo mismo podemos decir acerca de cualquier otro tipo de celebración en la familia. Muchos de los inconversos de este mundo gastan grandes sumas de dinero en ciertas celebraciones. Algunos inclusive entran en deudas para poder celebrar la “mejor” de las navidades, el “mejor” cumpleaños, o la más “sobresaliente” boda. Estas personas sienten que “tienen” que hacerlo de esta manera no solamente por al celebración en si misma, sino por el espíritu de competencia para poder impresionar a los amigos o parientes. Este tipo de motivación no debe estar en la mente de un cristiano, aun en celebraciones apropiadas para cristianos.
Por lo tanto, si la celebración de cumpleaños causa celos en los otros niños de la familia, si genera competencia en imitar otros niveles de celebración o regalos, o enfocan demasiado la atención en la persona celebrada (especialmente en personas jóvenes), por supuesto que esto es erróneo. Estas precauciones tienen que ver con la manera en que tales celebraciones se llevan a cabo, en lugar de la celebración misma. Estas mismas precauciones se deben aplicar a otros eventos en la familia también.
Con esto no queremos decir que la Iglesia promueva la celebración de cumpleaños. Simplemente significa que no tenemos razones bíblicas para prohibir la celebración de cumpleaños. Significa que no tenemos razones bíblicas para decir que la celebración de cumpleaños es pecado.
Por lo tanto, la Iglesia no recomienda ni prohíbe la celebración de cumpleaños. Celebrar o no celebrar los cumpleaños es algo personal. Nosotros no debemos condenar a alguien que decida observar ese día. Pero tampoco debemos condenar a aquellos que decidan no observar ese día.
Para concluir deseo mencionar que es nuestra esperanza y deseo que aquellos que decidan celebrar los cumpleaños (como otras celebraciones que no tengan origen pagano) lo harán de una manera apropiada, evadiendo la tentación de gastar dinero que deberían usar para mejores propósitos. También debemos evitar el espíritu competitivo que motiva a este mundo. Por otro lado, es nuestra esperanza y deseo que aquellos que elijan no celebrar los cumpleaños (u otros eventos de origen no pagano) no atribuirán motivaciones erradas hacia aquellos que decidan celebrar estos eventos.
—Por León Walker