Prácticamente desde que conocí a Gustavo y Ximena Mellado, quedé gratamente impresionado por su alegría, su positivismo y su servicio desinteresado al pueblo de Dios. Como se dice comúnmente: “ellos son una pareja muy pareja”, porque juntos y con el mismo entusiasmo sirven a las personas de la Iglesia con el único propósito de que las personas estén bien en todos los sentidos.
Desde que ellos pertenecían a la congregación de Santiago, Chile, todos podíamos ver esa influencia positiva sobre los demás, como lo menciono arriba.
Debido al trabajo de Gustavo, ellos han sido cambiados de lugar de residencia en varias ocasiones. Por esta razón cuando ellos fueron transferidos por algunos años al sur de Chile y asistían a la congregación de Osorno, los miembros de la Iglesia allá reconocían y apreciaban el liderazgo de servicio humilde y alegre que Gustavo y Ximena ejercían. Como consecuencia de su estancia allá, la congregación en Osorno se vio fortalecida y unificada.
Hace poco, Gustavo y Ximena fueron transferidos a Buenos Aires, en donde rápidamente los miembros de la Iglesia se dieron cuenta de la influencia positiva y alegre que ellos llevan a cabo sin acepción de personas. La congregación en Buenos Aires se ha unificado y alegrado mucho por la llegada de los Mellado. Era una decisión casi obvia el hecho de que Gustavo fuera ordenado como diácono. Muchas gracias a Gustavo y Ximena por su servicio al pueblo de Dios. ¡Muchas felicidades para los dos! ¡Que Dios los apoye en su asignación!
—Saúl Langarica