Pregunta: La Biblia enseña que es Dios quien trabaja en nosotros, tanto en nuestro querer como en el hacer, de acuerdo con su buena voluntad. También se nos enseña que no podemos hacer nada por nosotros mismos sino lo que Cristo haga en nosotros. De tal manera que nadie se puede jactar sino en el Señor. ¿Qué entiende usted? Si Cristo vive en nosotros, ¿quién es responsable de nuestras acciones?
Respuesta: Primero, pongamos las palabras que usted citó acerca de Dios trabajando en nosotros, en el contexto apropiado. Éstas son la última parte de una frase que comienza en el versículo anterior: “Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido, no como en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor” (Filipenses 2:12).
Ocuparnos en nuestra salvación puede parecer algo contrario a lo que dicen otras escrituras, tales como Romanos 3:27-29: “¿Dónde, pues, está la jactancia? Queda excluida. ¿Por cuál ley? ¿Por la de las obras? No, sino por la ley de la fe. Concluimos, pues, que el hombre es justificado por fe sin las obras de la ley”.
Debemos leer cuidadosamente estos versículos con el fin de no sacarlos de contexto y tergiversar la enseñanza de Pablo. De los antecedentes en Romanos, vemos que el tema es la justificación, que es el perdón de los pecados pasados. Hay una gran diferencia entre ser justificados y la idea inexacta de que de ahora en adelante “no hay ninguna diferencia si el creyente peca (quebranta la ley de Dios), porque todo pecado ha sido perdonado ya”.
Pablo concluye esta sección con unas palabras evidentemente claras: “¿Luego, por la fe invalidamos la ley? En ninguna manera, sino que confirmamos la ley” (Romanos 3:31). Los creyentes entienden que la ley de Dios les muestra cómo deberían vivir, ¡y entienden que deben guardar la ley de Dios!
Dicho esto, Dios todavía da a los seres humanos la habilidad y la responsabilidad de tomar decisiones y actuar. En los creyentes, Cristo está en nosotros por medio del Espíritu Santo, pero aun Cristo solamente nos guía en la medida en que nos sometemos a Él —Él nunca toma el control de las acciones de la persona. Entonces, una persona puede tomar la decisión de seguir la dirección que Dios le muestra, o una persona puede decidir seguir su propia naturaleza humana o la seducción de la tentación.
Con cada pensamiento hay una elección que debemos tomar (vea 2 Corintios 10:3-6) —podemos llevar “cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo” o podemos elegir una forma de pensar o un comportamiento carnales.
Por lo tanto, la respuesta es no, todo lo que hacemos no es exactamente “Cristo haciéndolo en nosotros”.
Cristo y el Padre están en nosotros (Juan 14:23), por medio del Espíritu Santo. El Espíritu Santo es la mente y el poder de Dios que le permiten al creyente entender y actuar de acuerdo con su voluntad (Juan 14:26). Lo que hay que decidir es si vamos a trabajar para que “Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús” (Filipenses 2:5). Así es como Dios “es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad” (v. 13).
Hay varias doctrinas que se entrelazan entre sí y que deben entenderse para poder tener el cuadro completo. Recomendamos una serie de artículos que están publicados en nuestro sitio en la red, para ayudarlos a probar estas verdades de la Biblia:
• “La fe de Abraham”.
• “Gracia: ¿Qué significa?” (En la columna a mano derecha de esta sección, “Temas”, le recomendamos “¿Qué es la gracia?” y “¿Caídos de la gracia?”.
• “Cristo en nosotros: ¿Cómo vive Él en usted?”
—Por Cecil Maranville