Una forma en que los cristianos deben honrar a Dios es utilizando sus mejores vestidos cuando se presentan delante de Él para adorarlo en los sábados semanales y en los días de fiesta anuales. Las damas escogen sus mejores vestidos, faldas, blusas o pantalones, en tanto que los hombres preparan sus trajes para el sábado, chaquetas, pantalones y corbatas. Mostrar a Dios esta dignidad es una forma en que nosotros demostramos cuánto respetamos a nuestro Padre y a su Hijo.
Muchos de nosotros tenemos que manejar bastante para ir a los servicios cada semana, lo cual hace del sábado un día bastante largo. Si ustedes son como nosotros, el automóvil funciona como un comedor móvil. La rutina nuestra el sábado usualmente incluye una taza de café caliente y una barra de granola o algo parecido para disfrutar durante nuestro viaje a la Iglesia.
Desafortunadamente, pareciera que el sábado el café toma sus propias decisiones, en lugar de hacer una suave transición entre la taza viajera hasta la boca que viaja. ¿El resultado? Una mancha en la vestimenta impecable. Aun una pequeña mancha parece muy grande en nuestra mente, y somos muy conscientes de ella, creyendo que todos la notan también. ¡Deseamos vehementemente permanecer sin mancha!
La Palabra de Dios nos enseña que la “religión pura y si mancha” es “guardarse sin mancha del mundo” (Santiago 1:27). No debemos mancharnos con las costumbres pecaminosas y las actitudes características de los no conversos.
Muchos diccionarios definen “mancha” de esta forma: manchar, hacer imperfecto, corromper, empañar. Claramente, Santiago nos está advirtiendo que debemos permanecer sin mancha —que evitemos las manchas sucias que hará a nuestro carácter, vivir los caminos de este mundo perverso. De la misma forma en que no queremos ver manchas de café en nuestra vestimenta maravillosa de sábado, Dios no quiere ver en nosotros las manchas y las muestras del pecado en nuestro carácter.
¿Qué debemos hacer para permanecer sin mancha, espiritualmente hablando? Volvamos a la analogía del vestido para ver cómo puede esto enseñarnos valiosas lecciones espirituales.
Evitar las actividades que nos manchen
Si nuestra vestimenta debe permanecer sin mancha, debemos evitar aquellas actividades que puedan potencialmente manchar el vestido —¡tales como comer y beber en el carro! La posibilidad de mancharnos es muchísimo mayor cuando el carro se sacude por los baches en la carretera que en una cena tranquila de sábado en el comedor, el viernes por la noche.
Para permanecer sin mancha a nivel espiritual, como cristianos debemos evitar las actividades pecaminosas o cuestionables que vayan a deshonrar, corromper o empañar nuestro carácter. Debemos monitorear cuidadosamente lo que permitimos que entre a nuestra mente, a través de nuestros ojos y oídos, para que no manchemos nuestro carácter con pecado. Por ejemplo, ver durante muchas horas películas de asesinatos y actividad criminal, puede dejar una impresión en nuestra mente que de todo tiene menos de bueno y positivo. Jugar por horas esa clase de juegos que simulan la guerra, el asesinato de otros o el quebrantamiento de la ley, manchará y contaminará nuestra mente. Los cristianos deben evitar los lugares y actividades pecaminosas para poder conservarse sin mancha delante de Dios.
Lavar rápidamente
Si usted encuentra una mancha en su mejor vestido de sábado, es importante lavarlo cuanto antes, para que no se convierta en una mancha permanente. Tal vez sea necesario, además, lavarlo con un removedor de manchas y un detergente apropiado, a la temperatura correcta. Poner el vestido a la luz del sol en un día de verano, quizá puede ayudar también a desmanchar la prenda.
Espiritualmente, lavamos nuestro corazón y nuestra mente con la Palabra de Dios. Cristo dijo que lavó a la Iglesia “en el lavamiento del agua por la palabra, a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha” (Efesios 5:26-27). Estudiar y aplicar la Palabra de Dios puede quitar las manchas por el poder del mismo Espíritu de Dios. Reemplazar esas marcas con acciones de amabilidad y amor nos ayuda a mantenernos limpios a nivel espiritual.
Almacenamiento adecuado
Un almacenamiento incorrecto de nuestro vestido de sábado puede atraer manchas y arrugas. ¿Quién pensaría en tirar nuestro maravilloso vestido o traje en la parte de atrás de nuestra vieja camioneta de trabajo? ¿O dejarlo en medio del clóset en medio de un nudo de ropa sucia? Una forma de actuar así conduciría directamente a que se llenara de manchas y arrugas. En vez de esto, después de lavarlo, lo planchamos, reparamos lo que sea necesario y cuidadosamente lo colgamos para que quede listo para usarlo la próxima vez. De la misma forma, los cristianos se esfuerzan mucho para mantenerse limpios después de arrepentirse de sus pecados para poder darle honor a Dios. Estas manchas han sido lavadas por algo mucho más precioso que el detergente —¡el sacrificio de Cristo!
Como cristianos, se nos anima a que nos mantengamos sin mancha en el mundo. Esto significa que debemos esforzarnos para evitar actividades que nos manchen con pecado, por lo que continuamente nos lavamos con la Palabra de Dios. Al ser vigilantes en nuestro esfuerzo, podemos ser ejemplos brillantes, maravillosos y sin mancha, del camino de vida de Dios.
—Por Dave y Pam Myers