Gracias damos a Dios por habernos dado la oportunidad de volver a visitar a los hermanos de la Iglesia que viven en Nicaragua, Costa Rica y David, Panamá. Ellos están bien, con buen ánimo; mantienen el entusiasmo y la alegría que Dios nos regala como hijos suyos.
Nos reunimos en Nicaragua, el sábado 14 de febrero, con Yadira Pérez, su hija Cecia, su nieto Kliuber Steven de 12 años y el señor Otto Koller. Personalmente me causa mucha alegría cuando hablamos de la Biblia con Yadira, ella pone mucha atención y sigue la ilación del tema. Por ejemplo, cuando conversamos acerca de la desobediencia de Saúl, ella mencionó rápidamente: “y Dios ya estaba preparando a David para ser rey”. Ella lee diariamente su Biblia.
Nos invitó a almorzar a su casa. Esta vez cuando iba a servir la comida se dio cuenta de que se le había arruinado, se preocupó mucho por ello, fue por el calor del día dijo, lo que ocurre es que no tenemos refrigeradora en casa. Como ella estaba con la inquietud de la comida yo no quise bromear, pero tienen un gato muy gordo en su casa que se miraba muy satisfecho.
Viajamos en bus de Nicaragua a Costa Rica y de Costa Rica a David Panamá. Nos dio mucho gusto saludar a Francisco Santamaría y a Efraín su hermano. Ellos hicieron comentarios muy positivos de la Fiesta de los Tabernáculos que pasaron en Antigua Guatemala, manifestando su deseo y entusiasmo de volver. Tuvimos un estudio bíblico en el que tratamos el tema: “estudiemos la Biblia para aprender de Dios”. Cada uno leía una escritura agregando un comentario individual que yo corroboraba.
Regresamos a Costa Rica el viernes 20, casi nos llevamos todo el día viajando porque esperamos hora y media en un tramo en el que estaban echando asfalto en la carretera.
El sábado nos reunimos en casa de Julian Weston y su esposa Miriam. Asistió Nuria García, José Bolaños, su esposa Nitzya con sus dos hijos pequeños, Zyan y Ary; un total de nueve personas incluyéndonos a Herlinda y a mí. Abordamos un tema bíblico durante hora y media, como preparación para tomar la Pascua, siguiendo la dinámica de lectura y comentario. Después almorzamos juntos.
En la tarde, la familia Bolaños me comentó que estaba muy agradecida con Dios porque vivieron una experiencia personal donde Él puso su mano. Ellos consideran que fue un milagro.
Después, tomamos un café en casa de Julian y nos despedimos. Noventa y nueve por ciento de los miembros que visitamos durante este viaje apoya la Obra de Dios, haciendo un esfuerzo personal. Oremos por favor a Dios porque los cuide, los guarde y los bendiga.
Con la ayuda de Dios volveremos a verlos en agosto para compartir con ellos. Todos nos hemos alegrado. Pienso que se han cumplido en esta visita las palabras del Salmo 105: “Alégrese el corazón de los que buscan a Dios”. Gracias damos a Dios por todo ello.
—Por Eleodoro Ávila