Por Ivette Bilbao de Martínez
A las 18 horas del viernes 11 de marzo, 43 damas de distintas congregaciones de Chile se daban cita en el primer Campamento de damas de la zona sur. Esta iniciativa fue propuesta hace un año y se llevó a cabo el fin de semana pasado en Metrenco, localidad nueve kilómetros al sur de la ciudad de Temuco, en la novena región de nuestro país.
Rodeado de prados y paz se encuentra el hogar de los Queupul-Jara, quienes amablemente cedieron su casa para acoger a las damas entusiastas por participar de esta actividad. Luego de un café de bienvenida, se desarrolló la primera presentación de miniconferencias.
A la puesta de sol se dio el inicio oficial del campamento, con un coctel y posteriormente una cena de recepción del día santo, oportunidad propicia para compartir y disfrutar estando todas en un mismo sentir.
El sábado por la mañana se volvió a llenar todo de la desbordante energía femenina, llena de alegría, risas, cariño y deseos de servir y compartir en familia. Los servicios de sábado estuvieron a cargo de nuestros ministros don Fermín Naín y don Saúl Langarica. El sermón fue enfocado en las acciones que deberíamos tener en cuenta si queremos ayudar o arruinar a nuestros esposos.
Luego de un exquisito almuerzo retomamos las actividades con un estudio bíblico de grandes ejemplos de mujeres encontrados en la Biblia. Ya por la tarde se presentaron cinco damas más con miniconferencias.
Cuando el sábado terminó, hubo un baby shower para Daniza Jara y su bebé Máximo, actividad que estuvo llena de juegos, alegría y regalos, pero también de mucha emoción, dado que Máximo ha sido un bebé esperado por sus padres durante 12 años. Todas concordaban en que Dios conoce los tiempos y que su voluntad siempre es perfecta y ha bendecido en este tiempo a Daniza, al recibir un hijo para su obra.
Fue difícil detener el entusiasmo y la algarabía de 43 damas en un espacio común. El domingo estuvimos con el tema: “las características que debe tener la mujer del templo actual”. Si bien en el Antiguo Testamento su participación en el templo era nula, en la Iglesia de Dios, ahora, el trabajo de la mujer es esencial.
Terminado el almuerzo se dio paso a las últimas cinco miniconferencias durante las que se compartieron inspiradoras experiencias y consejos para nuestro camino espiritual.
Finalmente, el café de despedida lo tomamos en diferentes grupos para poder hacer un recuento de lo aprendido. Al despedirse, muchas mujeres reflexionaron en un mensaje final: las minas de enseñanza nos fueron entregadas, ahora depende de cada una de nosotras guardarlas en un pañuelo o hacerlas prosperar y fructificar. De nosotras depende poner en práctica lo aprendido.
Gracias a Dios por darnos la oportunidad de experimentar este campamento, por contar con instrucción y amistad pura y verdadera entre mujeres que caminamos hacia la misma meta.