Por Herbert Parada
Una de las características más atractivas que podemos encontrar en una persona es su sonrisa. Una amplia y armónica sonrisa transmite muchas cosas como: felicidad, seguridad, salud y belleza.
Por medio de este artículo quiero crear conciencia de lo importante que es la salud bucal en todas las etapas de nuestra vida. Dios quiere el bienestar de todas las personas, y en especial de sus hijos. Por eso como cristianos debemos tener los hábitos adecuados para prevenir los principales problemas y enfermedades de nuestro cuerpo, incluyendo nuestra boca.
¿Por qué es importante la salud bucal?
Lamentablemente es cierto que casi todas las personas dejan sus problemas de salud bucal hasta el final, cuando ya la molestia es mucha. Generalmente pensamos que la boca no es tan importante, o se considera que no es algo de vida o muerte. Normalmente le damos prioridad a otras cosas “más importantes”. Al fin y al cabo, si nos faltan algunos dientes no nos afecta mucho. ¿Acaso no son los dientes también una parte muy importante de nuestro cuerpo y un precioso regalo de Dios?
La ciencia ha venido demostrando la importancia que tiene la salud bucal para el ser humano. Un estudio llevado a cabo por investigadores del Hospital Universitario de Uppsala (Finlandia) y publicado en la revista European Journal of Preventive Cardiology (Manual europeo de cardiología preventiva), afirma que la pérdida de cada pieza dental supone un mayor riesgo de desarrollar problemas cardiovasculares y tener menos expectativas de vida. En otros estudios también se ha encontrado relación directa entre las bacterias que causan enfermedades bucales con el parto prematuro y el alzheimer, demostrando la importante relación de la salud bucal con el funcionamiento de las otras partes del cuerpo.
En la Biblia también encontramos algunas referencias sobre la salud bucal, como señal de bienestar y belleza. En Cantares 6:6 dice: “Tus dientes, como manada de ovejas que suben del lavadero, todas con crías gemelas”. Aquí se refiere a la belleza de la sonrisa de la doncella amada.
También encontramos que era considerado como una desgracia la falta de salud bucal. Leemos en Eclesiastés 12:3: “Cuando temblarán los guardas de la casa, y se encorvarán los hombres fuertes, y cesarán las muelas porque han disminuido, y se oscurecerán los que miran por las ventanas”. Refiriéndose al ocaso de la vida, cuando normalmente faltan los dientes.
Debemos aprender a reconocer lo importante que es nuestra boca. Con ella hablamos, sonreímos, comemos, bebemos, sentimos los sabores, texturas y temperaturas. Podemos hacer música con sonidos de la boca y hasta besamos con ella. Si nos pusiéramos a contar las veces que usamos nuestra boca en un día, nos sorprenderíamos de lo imprescindible que es en nuestra vida.
La boca es más que dientes. Tenemos estructuras duras como los huesos de los maxilares, estructuras blandas como encías, mucosas y músculos, glándulas salivales y un complejo sistema de irrigación sanguínea y de nervios.
Se reconoce a los dientes como una de las partes más importantes de la boca y que sirven de pilar en nuestra salud bucal y en la belleza.
Muchas veces las personas con problemas bucales comienzan a esconder su sonrisa, debido a enfermedades en su boca, que poco a poco afectan su vida diaria, reduciendo la autoestima y llegando incluso a afectar su dieta y salud en general.
Un conocido dicho es: “Nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde”. Sólo las personas que han perdido uno o más dientes saben lo verídico de este dicho. En mis años de experiencia como odontólogo, he podido ver muchas veces cómo los pacientes se lamentan de haber perdido sus dientes, y más aún cuando ha sido por su propio descuido.
Existen acciones que podemos poner en marcha para mejorar nuestra salud bucal. Quiero mencionarles las más importantes:
1. Buenos hábitos
Es muy bien conocido por todos que una de las principales cosas que debemos hacer para cuidar nuestra salud bucal es cepillarnos nuestros dientes. Pero lo importante no es sólo cepillar nuestros dientes para cumplir una rutina. Lo importante es tener en mente que debemos tener una técnica y frecuencia adecuada para poder limpiarlos bien. El uso del hilo dental, cepillos interproximales y enjuagues, nos ayudan a complementar una correcta higiene dental.
2. Dieta adecuada
Se ha demostrado que la alta ingesta de azúcares y carbohidratos proveen el ambiente ideal para que las bacterias se produzcan y provoquen las caries dentales. Una forma de controlar la cantidad de azúcar que se consume es por medio de las etiquetas de los productos alimenticios. Debemos elegir alimentos o bebidas que sean bajos en azúcares. Debemos evitar o limitar el consumo de bebidas gaseosas o refrescantes azucaradas, los caramelos y los dulces en general. Para una buena salud bucodental es recomendable una dieta variada de cada uno de los cinco grandes grupos específicos de alimentos: cereales, frutas, hortalizas, alimentos con proteínas y productos lácteos. Como se mencionó en otros artículos, la dieta influye en el buen funcionamiento de todo nuestro organismo
3. Chequeo regular
El que nos sintamos bien no quiere decir que no estemos enfermos. Muchas veces las enfermedades se desarrollan de una forma asintomática y cuando ya se encuentran avanzadas comienzan a presentar signos y síntomas, como el cáncer, la diabetes y la hipertensión.
Lo mismo pasa en nuestra boca. La visita regular al odontólogo nos permitirá detectar las enfermedades dentales en sus etapas iniciales y así poder intervenirlas oportunamente, evitando mayores complicaciones, molestias y obviamente con un menor costo económico.
En 1 de Corintios 12:25-26 encontramos lo siguiente: “para que no haya desavenencia en el cuerpo, sino que los miembros todos se preocupen los unos por los otros. De manera que si un miembro padece, todos los miembros se duelen con él, y si un miembro recibe honra, todos los miembros con él se gozan”. Esta analogía nos recuerda el perfecto y armonioso funcionamiento de todo el cuerpo, incluyendo nuestra boca. Ésta es una analogía con la armonía que debe haber en la Iglesia de Dios.
No permitamos que nuestra salud bucal y la de nuestra familia lleguen a ser un problema. Cuidemos este precioso regalo de Dios y brindemos una agradable y saludable sonrisa a los demás. CA