El 1 de marzo de este año, ¡nos mudamos a nuestra nueva oficina en McKinney, Texas! Éste, sin duda, fue un hito importante para la Iglesia de Dios, una Asociación Mundial. Estuvimos pagando alquiler en nuestra antigua oficina en Allen, Texas, durante casi siete años (desde el 6 de marzo del 2012, hasta el 1 de marzo del 2019). Pero desde hace cuatro años (2015) nos dimos cuenta de que necesitábamos más espacio. En ese momento, identificamos tres opciones para el futuro:
Encontrar un lugar más grande para alquilar.
Comprar un edificio y remodelarlo según nuestras necesidades.
Comprar un terreno y construir un edificio.
Tras un año de buscar y mantener todas las opciones abiertas, concluimos que la decisión más económica sería comprar un terreno y construir. Nos tomó casi tres años desde entonces para lograrlo, ¡pero ahora tenemos nuestro propio edificio!
El pasado 7 de abril invitamos a las congregaciones de Fort Worth y Sherman, Dallas, a una jornada de puertas abiertas. Estimamos que más de 250 personas asistieron, aproximadamente 50 por ciento de los miembros del área.
Hemos programado una dedicación oficial del edificio para el día 19 de mayo de este año, un día antes de la próxima conferencia ministerial. Esperamos recibir a más o menos 300 personas, entre ministros, sus esposas y miembros del área para este evento.
Cuando compramos el terreno en el 2017, nos propusimos conservar un ahorro prudente (entre ocho y diez semanas de ingreso). Con esto en mente, compramos el terreno en efectivo, y luego, usando el sitio como garantía, pedimos un préstamo a Legacy Bank, en Texas, para la construcción. Obtuvimos una tasa de interés muy favorable, así que nuestros pagos mensuales serán muy similares a lo que estábamos pagando de renta en Allen.
Obviamente, tener un edificio propio implica algunos gastos extras, como servicios públicos, jardinería y cuentas de agua. En Allen, dado que estábamos pagando un alquiler, pagábamos sólo la renta y una cuenta por la electricidad consumida en el mes. Tenemos estos gastos extras presupuestados, pero sólo el tiempo dirá qué tan reales son nuestros cálculos.
Este año, para nuestra conferencia ministerial bienal, hemos escogido como tema el Salmo 127:1: “Si el Eterno no edificare la casa”. A medida que avanzábamos en el proceso de la construcción —desde que compramos el terreno en McKinney, el 17 de marzo del 2017, hasta que nos mudamos al nuevo edificio, el 1 de marzo del 2019— sabíamos que debíamos confiar en Dios para que Él nos guiara hasta el final del proceso.
En Notes on the Whole Bible [Notas de la Biblia completa], Albert Barnes escribe acerca de Salmos 127:1: “La palabra ‘casa’ puede referirse a una habitación común, al templo como lugar de adoración, o a una familia, en referencia a su éxito y prosperidad, tal como se usa la palabra ‘casa’ ahora. La aseveración es universal y está diseñada para indicar una dependencia universal en Dios de todos los proyectos humanos. Sin embargo, no es improbable que, en el momento que el salmo se escribió, pueda haber sido una alusión a algún edificio en proyecto o incipiente construcción”.
Barnes incluso especula que podría haber sido una referencia directa al templo que Salomón construyó.
Todos queremos que Dios sea parte de nuestros proyectos, y deberíamos orar cada día para que Él haga su voluntad en nuestra vida. Nunca debemos dar por sentado sus bendiciones.
Creemos sinceramente que la nueva oficina es una de esas bendiciones de Dios, ¡y una que servirá como valiosa herramienta para llevar a cabo la misión de la Iglesia!
Jim Franks
Presidente
Iglesia de Dios, una Asociación Mundial