¿Saben cómo sacar el aire que se encuentra dentro de un vaso? Muy fácil, llenándolo con agua. Tal como un vaso “lleno de aire”, nuestra mente puede estar llena de cosas que no son agradables a nuestro Padre en los cielos y la mejor forma de sacar esas cosas de nuestra mente es pensar en aquello que es agradable para Él. El dejar de hacer cosas incorrectas implica el empezar a hacer lo correcto a los ojos de Dios.
En la Iglesia hemos aprendido sobre lo que debemos dejar de hacer: Que no hay que mentir, no hay que robar, etc. pero también es importante recordar que no podemos quedarnos de brazos cruzados; no basta con dejar de pecar.
Dios quiere que empecemos a trabajar, que enfoquemos nuestro esfuerzo y energía en aquello que proviene de Él, tal como lo dijo Cristo en Juan 9:4, “Me es necesario hacer la obra del que me envió, entre tanto que el día dura; la noche viene, cuando nadie puede trabajar. Entre tanto que estoy en el mundo, luz soy del mundo”. ¿Cómo seguiremos el ejemplo de Cristo si no hacemos nada para brillar como Él? ¿Qué cosas debemos empezar a hacer? Como para todas las cosas, la Biblia misma nos da la respuesta. Veamos algunos aspectos:
- “La religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es esta: Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo” (Santiago 1:27). Con esto Dios nos deja una excelente sugerencia para comenzar a hacer su obra: visitar a los enfermos, a las viudas, o simplemente consolar a la gente que está pasando por momentos difíciles, especialmente en la iglesia.
- En Mateo 25:41-43 encontramos una advertencia: “Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me diste de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; fui forastero, y no me recogisteis; estuve desnudo, y no me cubristeis; enfermo, y en la cárcel, y no me visitasteis.”
¡Estas son algunas de las Obras que Dios nos invita a hacer mientras tengamos vida! Llenemos nuestra mente y nuestros actos de las cosas agradables a Él. Hagamos estas obras de Dios y veremos cómo poco a poco nuestro vaso deja de estar vacío y comienza a llenarse de bendiciones, satisfacciones y bienestar. Obedezcamos a Dios y Él nos protegerá y guiará a su Reino.