A todos nos gusta sentirnos aceptados. Pero, ¿no has notado que los adultos rara vez aprecian a los jóvenes?
Los adultos parecen disfrutar mucho mimando a los bebés y mirando a los niños mientras aprenden a actuar como grandes. Mas cuando se trata de adolescentes, los adultos parecen pensar sólo en problemas y dificultades.
A veces parece que no cesan de regañar a los jóvenes diciéndoles que no cometan alguna idiotez, sin demostrar ningún aprecio por sus capacidades. ¿Por qué es así? ¿Qué puede hacer un joven para ganarse la estima de los mayores?
Muchas veces conviene entender cómo empezó el problema a fin de poderlo corregir. En este caso, los adultos frecuentemente piensan que tienen buenas razones para no apreciar a un joven, especialmente cuando ven que el muchacho o la muchacha pasa por alto los consejos, olvida los detalles importantes y actúa como si los errores no le importaran. Si el adulto ve muchos ejemplos de inmadurez acabará por pensar que todos los jóvenes son inmaduros.
Por lo tanto, tus acciones te afectan tanto a ti como a tus compañeros. En palabras sencillas, si quieres que te aprecien, debes ganarte el aprecio con tus actos. Si no lo haces estarás contribuyendo a agrandar tu propio problema y el de otros jóvenes.
La actitud hacia el aprendizaje afecta la manera como los mayores te ven. Si siempre dices cosas como: “No me trates como un niño”, y si interrumpes la instrucciones diciendo: “Ya sé, ya sé”, para luego cometer un error, te estarás colocando en una pésima situación. Así te resultará casi imposible ganarte el aprecio de otros.
Cómo promover el aprecio
El joven inteligente comprende que algunas veces cometerá errores. Un aspecto importante de la madurez (que nos hace merecedores de respeto) consiste en tomar precauciones para evitar los errores. Así, el joven que quiera ganarse el aprecio de un adulto no interrumpe sus instrucciones, sino que presta atención para no olvidar nada. También podrá pedir aclaraciones si tiene alguna duda. Con esta actitud los adultos lo estimarán más.
David se ganó el aprecio de los adultos siendo aún joven. Cuando el rey Saúl pidió a sus siervos que le encontraran un buen músico, escogieron a David (I Samuel 16:17-23).
“Entonces uno de los criados respondió diciendo: He aquí yo he visto a un hijo de Isaí de Belén, que sabe tocar, y es valiente y vigoroso y hombre de guerra, prudente en sus palabras y hermoso, y el Eterno está con él” (versículo 18).
Poco después David mató a Goliat y leemos que “salía David a dondequiera que Saúl le enviaba, y se portaba prudentemente. Y lo puso Saúl sobre gente de guerra, y era acepto a los ojos de todo el pueblo, y a los ojos de los siervos de Saúl” (I Samuel 18:5). David era aceptado porque lo apreciaban. Y esta aceptación se la había ganado.
Los adultos lo apreciaban porque tenía ciertas cualidades que ellos mismos deseaban tener. ¿Cuáles eran éstas? Analicemos I Samuel 16:18….Los adultos apreciaban a David porque tenía ciertas cualidades que ellos mismos deseaban tener.
David fue escogido para Saúl, entre otras cosas, porque era buen músico: “sabe tocar”. Para saber hacer algo bien se necesita tiempo, paciencia y bastante práctica. Muchas personas, incluso adultos, querrían hacer algo bien, mas la mayoría no están dispuestas a dedicarle el tiempo y la energía que requiere. David se ganó el aprecio de los demás porque tuvo el carácter suficiente para perseverar y practicar la música cuando otros no lo hacían. Prueba de ello era su habilidad musical.
Otra razón por la cual fue escogido es que era “valiente y vigoroso hombre de guerra”. En terminología moderna, David no sólo era músico sino también atleta. Desarrolló su cuerpo y no temía ser exigente consigo mismo. Esto también lo hacía superior a otros.
Encontramos otra razón en la expresión “prudente quiere decir discreto, agudo, sabio en el manejo de asuntos prácticos. Para conservar este respeto David ciertamente no se jactaba de sus talentos. Sabía cuándo callar y también cuándo y cómo responder si la situación justificaba un comentario. Esto es muy importante para conservar el aprecio.
Para los jóvenes de hoy la prudencia implica muchas cosas: quizá no obligar a tus padres a recordarte tus obligaciones diarias. Si tienes que cortar el pasto, sacar la basura, lavar la loza o acostarte a cierta hora, ten prudencia y hazlo antes que tus padres tengan que recordártelo. El joven que cumple sus deberes cotidianos sin que los recuerden y exijan, ciertamente merece aprecio y estima.
La expresión “hermoso” nos dice que David cuidaba de su aspecto personal. Nadie puede cambiar su cara, pero todos podemos estar limpios y bien arreglados. David seguramente se cuidaba. Mantenía el cabello peinado y el cuerpo y ropa limpios. El joven que descuida su aseo personal está dando a entender que no le importan los detalles.
El compromiso de David con Dios
David también era estimado porque obedecía a Dios. En I Samuel 16:18 leemos que Dios estaba con él. Dios no anda con los desobedientes (Hechos 5:32). Los muchos salmos escritos por David y registrados en la Biblia nos muestran que él pasaba largas horas meditando en la ley de Dios.
Veamos lo que pensaba David mientras se acercaba Goliat: “Tú vienes a mí con espada y lanza y jabalina; mas yo vengo a ti en el nombre del Eterno de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has provocado” (I Samuel 17:45).
Todo joven que esté profundamente comprometido a obedecer la ley de Dios sobresaldrá entre los demás. Si quieres ganarte el aprecio de los mayores, no olvides que estás comprometido a obedecer las leyes de Dios.
David aplicó estos principios y se ganó la estima de los Adultos. Tú puedes hacer lo mismo. Una clave importante es que debes empezar pronto a sentar las bases para este aprecio. No puedes portarte mal en forma persistente y luego cambiar durante dos días con la esperanza de generar un gran sentimiento de estima. Si quieres que te presten el auto, ¡conviene que tus antecedentes sean buenos!
Lo que queremos decir es que el aprecio se gana poco a poco. A la larga, hay que ser constante y confiable.
Cuando te parezca que los adultos no te aprecian, ¿por qué no te detienes a analizar las razones? Luego haz los cambios que puedas. Si tus actos son merecedores de aprecio, tú también, al igual que David, serás apreciado por los adultos.