Cuando viene la tentación de tener sexo, los hombres y las mujeres, en general, enfrentan desafíos diferentes
Hablando por los hombres, Stephen Arterburn y Fred Stoeker escriben: “Tenemos un motor de partida visual cada vez que vemos la anatomía femenina ” (Every Man’s Battle, p. 57). La respuesta divina para los hombres es controlar lo que ven. Reconociendo este rasgo masculino, Jesucristo enseñó que “cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón” (Mateo 5:28). Para guardarnos de estas vulnerabilidades, Job dijo, “Hice pacto con mis ojos; ¿Cómo, pues, había yo de mirar a una virgen?” (Job 31:1, El Mensaje). Los hombres de Dios necesitan evitar la pornografía y las miradas con fines sexuales hacia las mujeres.
Escribiendo para las mujeres, Shannon Ethridge explica: “mientras que la batalla en el hombre comienza con lo que ve a través de sus ojos, una mujer comienza con su corazón y sus pensamientos. Un hombre debe guardar sus ojos para mantener integridad sexual, pero a causa de que Dios hizo que la mujer fuese emocional y mentalmente estimulada, debemos firmemente guardar nuestros corazones y mentes al igual que nuestros cuerpos si queremos experimentar el plan que Dios tiene para la nuestra satisfacción sexual y emocional” (Every Woman’s Battle, p. 13). Continuando, Ethridge dice que estas diferencias explican el “por qué el hombre entrega amor para obtener sexo y las mujeres entregan sexo para obtener amor.” Proverbios 4:23, dice, “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; Porque de él mana la vida.” Las mujeres de Dios deben abstenerse de entregar sus corazones hasta que sea apropiado para ellas hacerlo dentro del matrimonio.