Queridos hermanos:
Les escribo esta carta desde Kenia, donde hemos acabado de terminar el último fin de semana de conferencias del Programa de Liderazgo Internacional (PLI). Este programa se ha convertido en nuestra herramienta más efectiva para desarrollar líderes en las congregaciones fuera de los Estados Unidos. La Iglesia de Dios, una Asociación Mundial, es de hecho, una asociación “mundial”. Tenemos 107 congregaciones en los Estados Unidos con 170 ministros y aproximadamente 6.000 personas que asisten. Fuera de Estados Unidos tenemos 166 congregaciones con 54 ministros y aproximadamente 6.000 personas que asisten. Nuestro mayor crecimiento en los últimos pocos años ha sido en las áreas fuera de Estados Unidos, especialmente en África y Latinoamérica. Con sólo el 25 % de nuestro ministerio total fuera de Estados Unidos, ha sido un gran desafío encontrar la forma de cuidar a nuestros miembros internacionales.
El PLI, fue propuesto por primera vez en noviembre del 2017 y comenzó oficialmente en el 2018. Después de más de dos años en que tuvimos que cerrar todo durante la pandemia de COVID-19, volvimos a comenzar el programa en Chile, en mayo del 2022. La conferencia que acabamos de terminar en Kenia fue nuestra séptima de este “nuevo comienzo” y en nuestro programa tenemos una pendiente que se llevará a cabo en Guatemala en junio. Cada una de esas conferencias está diseñada para promover el desarrollo del liderazgo en cuatro áreas: (1) entendimiento doctrinal; (2) ejemplo personal; (3) habilidades para hablar y comunicarse efectivamente y enseñar la Palabra de Dios y (4) crecimiento personal como cristiano. Cada presentación se enfoca en una de estas áreas principales.
Durante la conferencia aquí en Kenia tuvimos 60 asistentes de 11 países diferentes, incluyendo Canadá y Francia. En el sábado, algunos miembros locales pudieron viajar en bus desde Kenia occidental hasta el lugar de la conferencia. Tuvimos una asistencia de 120 personas el sábado, algo que consideramos excelente.
El programa consiste en nueve horas de instrucción en los salones y además tenemos la oportunidad de interactuar y compartir, y realizar entrevistas personales de todos los asistentes. Esas entrevistas fueron agregadas para la tercera fase del programa y han sido muy enriquecedoras. Durante estas entrevistas hemos escuchado algunas historias increíbles acerca del llamado de Dios y los desafíos que han tenido que enfrentar aquellos que están siendo llamados.
Una de las historias más inspiradoras para mí durante esta conferencia provino de un país pequeño y muy pobre: Burundi. Creo que la mayoría de nosotros tendríamos problemas tratando de localizar a Burundi en el mapa, sin embargo, nosotros tenemos allí uno de los grupos más grandes fuera de los Estados Unidos. En los últimos años la Iglesia en Burundi ha tenido un crecimiento impresionante en asistencia. Muchos de los miembros nuevos vienen de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Mientras estaban asistiendo a la Iglesia Adventista, ellos descubrieron los días santos por varias fuentes —nuestros folletos, por la familia, hermanos o amigos— y después de tener este conocimiento ellos entonces se pusieron en contacto con la Iglesia. Por ser un país tan pequeño, muchos de ellos eran ya conocidos de nuestro pastor local Natán Mukeshimana quien respondió sus preguntas.
Hay muchos desafíos al ser un miembro de la Iglesia en Burundi. Recientemente, el gobierno acaba de hacer muy difícil para cualquier Iglesia (no sólo la Iglesia de Dios), tener servicios cada semana. De una forma consistente, el gobierno ha añadido y luego cambiado, unos requisitos muy estrictos para las iglesias, con la amenaza de la prisión para todos aquellos que no cumplan dichos requisitos.
¿Cuáles son entonces los requisitos para que una iglesia sea legal en Burundi? Actualmente el gobierno tiene tres requisitos principales. Primero, la Iglesia debe tener “un edificio moderno”, no debe ser rentado o utilizado como una residencia personal. Para ser moderno “el edificio debe ser construido en bloques de concreto o en ladrillo reforzado, y tener electricidad, baños modernos y agua corriente”. Actualmente tenemos cinco edificios muy modestos, pero ninguno de ellos se acerca a lo que el gobierno considera un edificio moderno. Nuestras cinco edificaciones fueron construidas con ladrillos no reforzados. Segundo, una Iglesia debe tener un programa para ayudar a la comunidad en donde se encuentra. La Iglesia puede escoger entre una variedad de programas tales como la construcción de una escuela, un hospital o un orfanato que pueda ser utilizado por la comunidad. Por supuesto, es algo virtualmente imposible para nuestros grupos tan pequeños. Tercero, una Iglesia debe tener un representante legal en la comunidad que tenga la educación necesaria para cumplir todos los requisitos legales. Si no tiene una persona así en la congregación, es necesario que emplee a alguien más.
Como ustedes pueden imaginarse estos requisitos son sobrecogedores para nuestras pequeñas congregaciones diseminadas a lo largo del país. El gobierno es muy tajante acerca de esos requisitos y ya ha puesto en la cárcel a las personas cuyas iglesias no cumplían sus estándares. Estamos tratando de hacer todo lo que podemos para asegurarnos de que nuestras congregaciones en Burundi se puedan reunir y que se puedan cumplir los requisitos del gobierno, pero no será fácil. Nosotros no tenemos los recursos entre los miembros en Burundi para cumplir todos los requisitos del gobierno.
Durante la conferencia Clyde Kilough entrevistó al señor Mukeshimana para In Accord. En esta entrevista el señor Mukeshimana explicó la historia de la Iglesia en Burundi y los desafíos que enfrentan. Su historia es muy inspiradora. Él tuvo algún contacto con la Iglesia de Dios Universal en los años de 1980, pero siguió siendo miembro de la Iglesia Adventista del Séptimo Día hasta comienzos del 2000. En esa época él ya no estaba satisfecho con los adventistas y dejó de asistir a la Iglesia. Durante esa separación de la Iglesia él hizo un estudio exhaustivo de las escrituras. Él se convenció de que necesitaba guardar los días santos. En esa época, él se puso en contacto con Joel Meeker, nuestro director regional para el área de habla francesa en África.
El señor Mukeshimana explicó a su familia y a sus vecinos lo que había encontrado en la Biblia. Él dejó oficialmente la Iglesia Adventista junto con un pequeño grupo en el 2004. Desde esa época, su ejemplo personal, su enseñanza, así como nuestra literatura, ha hecho que el grupo crezca. Yo visité por primera vez ese grupo en el 2012, cuando ordenamos al señor Mukeshimana como ministro y lo confirmamos después como pastor del grupo. En esa época había más o menos 150 personas que asistían. En la actualidad hay más de 700. La mayoría de los asistentes eran antiguos miembros de la Iglesia Adventista del Séptimo Día quienes se enteraron de los días santos y empezaron asistir a una de las congregaciones pastoradas por el señor Mukeshimana.
En Mateo 28:19-20, Cristo instruyó a sus discípulos: “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado”. Durante la conferencia más reciente en Kenia, que contaba con representantes de 11 naciones, vimos de lo que se trata hacer discípulos en todas las naciones. Fue algo animador e inspirador poder enseñar, compartir y tener contacto con todos los hermanos de las naciones del África central. Por favor continúen orando por nuestros hermanos y los desafíos que ellos enfrentan en esta parte del mundo.
Cordialmente, su hermano en Cristo,