Queridos hermanos:
Diciembre es el décimo segundo y último mes del año calendario. Hemos operado según el año fiscal que se guía por el año calendario —de enero hasta diciembre— desde que IDDAM comenzó en diciembre del 2010. Dios nos ha bendecido de muchas maneras en los últimos 13 años y esas bendiciones han continuado a medida que vamos a comenzar nuestro décimo cuarto año fiscal el 1 de enero de 2024.
Cada año desde la fiesta de Tabernáculos hasta el fin de año, nos vemos inmersos en unas actividades que parecen no parar —conferencias especiales, reuniones con la Junta Ministerial de Directores, visitas de la Iglesia, aniversarios especiales y el fin de semana familiar de invierno. Este año no será diferente. Mi calendario de viajes está muy lleno en diciembre con varios viajes planeados incluyendo uno especial a Portland, Oregón, para celebrar el aniversario 90 de la Iglesia de Dios de la Radio en Oregón. Fue en octubre de 1933, en Eugene, Oregón, que Herbert y Loma Armstrong se reunieron con diecinueve personas más para oficialmente comenzar la Iglesia de Dios de la Radio.
Es poco decir que mucho ha pasado en estos últimos 90 años. El mundo es muy diferente en la actualidad. En 1933 Estados Unidos y el mundo estaba en los días más oscuros de la Gran Depresión que empezó con la caída del mercado de valores en 1929. Entonces veíamos las largas filas para los alimentos en cada ciudad principal. Éste ha sido uno de los tiempos más difíciles en la historia de Estados Unidos —y realmente del mundo entero. El surgimiento del fascismo en Europa en los años de 1930 condujo a la Segunda Guerra Mundial que causó la muerte de 45 millones de civiles en comparación con 15 millones de combatientes. Ésta fue la primera guerra en nuestra historia que tiene más civiles muertos que combatientes (“Research Starters: Worldside Deaths in World War II” [Iniciadores de investigación: muertes en el mundo en la Segunda Guerra Mundial], www.nationalww2museum.org).
Siempre he estado interesado en la historia de la Iglesia y participé en un proyecto de los años de 1980 para recolectar material acerca de los primeros cristianos que guardaron el sábado en Norteamérica. La casa más antigua en que se reunían los cristianos que guardaban el sábado, todavía existe y data de 1730. Hoy es un museo en New Port, Rhode Island. Al hacer la investigación —y desarrollar una presentación de diapositivas que les muestro cada año a nuestros estudiantes del Instituto del Fundamento— fue uno de los puntos centrales de mi carrera ministerial. Es difícil creer que empecé a investigar de este tema hace más de 40 años atrás. Pero todavía estoy interesado en nuestra historia como lo estaba en ese entonces y cada vez que viajo a New England me emociono sólo de pensar en esos artículos y videos del principio de la historia de los sabatarios de New England.
Estoy realmente con muchas expectativas de nuestra visita a Portland para participar en el 90 aniversario de la Iglesia de Dios de la Radio. Nuestra herencia significa mucho para nosotros y al saber la historia de aquellos que se han ido antes es como si estuviéramos leyendo una extensión de Hebreos 11 y el libro de Hechos. Es nuestra historia. Cuán fácil es para algunos olvidarlo todo como si nunca hubieran conocido nada. Ésta fue unas de mis metas como pastor, asegurarme de que las congregaciones nunca perdieran la visión de dónde provenimos nosotros.
No todos los últimos 90 años han sido años gloriosos. De hecho, muchos fueron difíciles, y cuando uno piensa en algunos años específicos se siente avergonzado. Pero así es la historia y en realidad es lo que encontramos también en las Escrituras. Estoy seguro de que el rey David no estará feliz de saber que sus pecados en la vida han estado disponibles para todos los que lean la Biblia en los últimos 2.000 años. Pero Dios preservó estas historias por una razón —especialmente parece que, para inspirar a otros, aun con los errores que ellos cometieron. Pablo escribió a los corintios que se había preservado la historia de Israel en las Escrituras, para que sirviera como ejemplo para nosotros de lo que no se debía hacer (1 Corintios 10:6).
Cuando se trata de la historia de la Iglesia, algunas cosas nunca cambian: la necesidad de guardar los mandamientos de Dios, la necesidad de amarnos los unos a los otros, la necesidad de servirnos los unos a los otros y la necesidad de reunirnos el sábado y los días santos. Nunca debemos perder de vista estas necesidades importantes. Ustedes tal vez se sientan sorprendidos de saber que el término “los unos a los otros” se usa en 81 versículos en la Biblia. La mayoría de esos versículos que incluyen el término unos a otros están hablando acerca de los cristianos y sus relaciones con otros. Veamos algunas:
- Romanos 12:10 “Amaos los unos a los otros con amor fraternal, en cuanto a honra prefiriéndonos los unos a los otros”.
- Romanos 13:8 “No debáis a nadie nada sino el amaros unos a otros”.
- Romanos 14:13 “Así que ya no nos juzguemos más los unos a los otros”.
- 1 Corintios 12:25 “Si no que los miembros todos se preocupen los unos por los otros”.
- Efesios 4:2 “Soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor”.
- 1 Tesalonicenses 3:12 “Y el Señor les haga crecer y abundar en amor los unos para con otros”.
- Hebreos 10:24: “Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y las buenas obras”.
- Santiago 4:11: “Hermanos no murmuréis los unos de los otros”.
- Santiago 5:16: “Y orad unos por otros para que seáis sanados”.
- 1 Pedro 4:8: “Tened entre vosotros ferviente amor. Porque el amor cubrirá multitud de pecados”.
- 1 Juan 1:7: “Pero si andamos en luz…tenemos comunión unos con otros”.
- 1 Corintios 4:12: “Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros”.
¿Qué tiene que ver esto con la historia de la Iglesia? En mi estudio de la historia de la Iglesia una cosa ha sido muy clara —nos necesitamos los unos a los otros. Cuando la Iglesia está bien, los miembros tienen unas relaciones sólidas y amorosas los unos con los otros. Al estudiar la historia de los primeros que guardaron el sábado es obvio que cuando ellos perdieron el sentido de comunidad, de hacer cosas juntos o del sentido de pertenencia los unos con los otros, se aislaron y con frecuencia se apartaron de la fe.
Noventa años es un largo periodo de tiempo, y realmente abarca casi cinco generaciones. Mi esposa es la tercera generación de personas que guardan el sábado y miembros de la Iglesia. Nuestros nietos son la quinta generación de aquellos que guardan el sábado y los que asisten a la Iglesia. Ésta es la belleza de la historia. Queda la evidencia de la historia y las tradiciones de aquellos que se han ido antes que nosotros. Yo lo encuentro inspirador y espero que ustedes también. Si no nos enseñaran nada más, los últimos 90 años deberían habernos enseñado que necesitamos reunirnos, compartir y llegar a conocer nuestras historias. Yo quiero animarlos a ustedes, a que busquen los miembros más ancianos en su congregación y escuchen sus historias. Es mucho lo que podemos aprender.
Gracias por su dedicación y lealtad. Veremos a algunos de ustedes en Oregón. Desafortunadamente no podremos estar en el fin de semana Familiar de Invierno este año, porque se nos cruza con otro viaje que ya teníamos programado.
Disfruten el compañerismo y escuchen las historias del pueblo de Dios. Cristo mismo nos dice a nosotros “En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros” (Juan 13:35).
Cordialmente, su hermano en Cristo,