Queridos hermanos:
Con frecuencia pienso que no podemos tener más ocupaciones, y luego, de una manera increíble, resultamos más ocupados. Éste ha sido el caso para mí y otros en la administración, básicamente desde la fiesta de Tabernáculos del último año. Pero todas las cosas se han ido acelerando de una forma ostensible en las últimas diez semanas. Durante esta época Sharron y yo hemos viajado en siete de las diez semanas y hemos estado más tiempo lejos del hogar del que hemos estado en él. Regresamos hace dos semanas de nuestro más reciente viaje internacional —a Sudáfrica— que requirió más de 30 horas de viaje sólo para llegar allá allí y luego 30 horas de viaje para poder regresar. Sharron y yo estuvimos acompañados por nuestro tesorero Britton Taylor a Johannesburgo, Sudáfrica, con ocasión de la jubilación de dos ministros de vieja data: Morgen Kriedemann y Neil Becker. Fue un fin de semana maravilloso en el que pudimos compartir con algunas personas maravillosas y dedicadas a la Obra.
Ahora estamos de vuelta en Texas y ya no tenemos ningún plan para viajar hasta la Pascua, que sorprendentemente está a menos de seis semanas. A este año en el calendario hebreo se le llama: “un año intercalado”, que se refiere al hecho de que hay trece meses en el año. (En un ciclo de 19 años, el año intercalado ocurre siete veces.) Ese mes extra este año, hace que la Pascua y los Panes Sin Levadura los celebremos en la tercera semana de abril.
Con menos de siete semanas por delante es tiempo de empezar el proceso de prepararnos para la Pascua. Cada año recuerdo las escrituras acerca del autoexamen y la preparación. Si bien todos los festivales de Dios son importantes y tienen significado especial, la Pascua, por ser el primer festival del año, parece que conlleva una importancia adicional. Con los años he desarrollado un plan para mi preparación para la Pascua, que comienza por lo menos seis semanas antes de la fecha de la Pascua, estoy seguro que muchos de ustedes han utilizado planes semejantes para nuestra preparación personal.
La Biblia contiene unas escrituras difíciles de entender, pero también contiene unas escrituras que son fáciles de entender y difíciles de practicar. He pensado en 1 de Corintios 11:26-29 como parte de este último grupo. No hay nada en este versículo que no entendamos, pero, ¿cómo lo podemos aplicar en nuestra vida a medida que nos preparamos para otra Pascua?
Permítame citar estos tres versículos: “Así, pues, todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que él venga. De manera que cualquiera que comiere este pan o bebiere esta copa del Señor indignamente, será culpado del cuerpo y de la sangre del Señor. Por tanto, pruébese cada uno a sí mismo, y coma así del pan, y beba de la copa. Porque el que come y bebe indignamente, sin discernir el cuerpo del Señor, juicio come y bebe para sí” (1 Corintios 11:26-29).
En los versículos 30 y 31 vemos cuán seria es para el apóstol Pablo esta instrucción. Él escribió: “por lo cual hay muchos enfermos y debilitados entre vosotros y muchos duermen. Si, pues, nos examinásemos a nosotros mismos, no seríamos juzgados” (1 Corintios 11:30-31). Es estremecedor entender que Pablo está afirmando que “muchos” duermen o han muerto, como resultado de tomar de la Pascua de una manera indigna sin discernir apropiadamente el cuerpo de Cristo. Esto debería hacer que todos nosotros analicemos detenidamente nuestra situación personal a medida que nos acercamos a otra Pascua. Parece que hay dos conceptos importantes en estos pocos versículos —debemos estar seguros de que tomamos la Pascua de una manera apropiada, y debemos estar seguros de que discernimos apropiadamente el cuerpo del Señor.
Parece obvio que Pablo no se está refiriendo a que seamos dignos. Ninguno es realmente “digno” del sacrificio de Cristo. Pablo pareciera estar hablando de la forma en que nosotros participamos de los símbolos de la noche de la Pascua. Él les está advirtiendo a los corintios que hay una manera correcta de tomar de estos símbolos —se requiere que tengamos un enfoque profundo y de meditación. El servicio también debe ser un servicio conducido de una manera digna —el lavamiento de los pies, los símbolos del pan sin levadura y el vino, todos tienen un significado especial en esta tarde.
Pablo les advierte a los corintios que se examinen antes del servicio. Claramente esto es algo personal. No debemos juzgar a otros ni juzgarnos a nosotros mismo. Nuestra vida debe ser un reflejo de este sacrificio, debemos arrepentirnos de nuestros pecados y despojarnos del orgullo y la vanidad antes de venir delante de Dios. Veamos que Pablo también afirmó: “Por tanto, pruébese cada uno a sí mismo, y coma así del pan y beba de la copa” (v. 28). El examen no es para determinar si deberíamos tomar parte del servicio sino para asegurarnos de que sí hemos contado el costo de ser un cristiano y estamos dispuestos a entregarnos a Dios y a rendir nuestra vida a Él.
La Pascua es una ocasión muy especial para el pueblo de Dios y deberíamos tener muy claro cómo nos preparamos para este atardecer. Ésta será mi pascua número 56, y si bien estoy seguro de algunos de ustedes han celebrado un mayor número de Pascuas, nunca quiero dar por sentado esta oportunidad de venir delante de Dios y recordar el sacrificio que Jesucristo ha hecho por todos nosotros (Juan 3:16). El mundo necesita un Salvador y Jesucristo —no ningún hombre, un partido político o un gobierno— es ese Salvador. Jesucristo es la única esperanza de la humanidad y cuando nos reunamos en la Pascua este año, estaremos proclamando una vez más esta verdad.
Antes de concluir esta carta, quisiera darles una breve actualización acerca de la posible construcción de un auditorio en nuestra propiedad aquí en McKinney, Texas. Estamos en el proceso de negociar con tres constructores (empezamos con cinco), para ver si este proyecto sería viable. Estamos sorprendidos porque desde el momento en que comenzamos a planear para este posible auditorio, los costos de construcción se han incrementado de una manera exponencial, según algunos hasta en un 50 %. Para ser claros, nuestra meta desde el principio es pagar en efectivo por este nuevo edificio, o posiblemente pagar la mayor parte con un préstamo a corto plazo que pudiéramos pagar en dos o tres años. Si no podemos lograr un precio que podamos pagar, entonces dejaremos el proyecto en remojo hasta que tengamos el dinero en efectivo requerido. Esto será determinado en las próximas semanas. En ese momento, me reuniré con la Junta Ministerial de Directores, y tomaremos una de estas decisiones: (1) dejar el proyecto en remojo posiblemente por un año; (2) cancelar el proyecto o (3) seguir adelante con la construcción. EL factor determinante será el costo. Los mantendré informados cuando tomemos la decisión.
Gracias por su respaldo. La Iglesia continúa obteniendo varios logros importantes en cuanto a los esfuerzos de medios de comunicación. En el mes de febrero que acaba de concluir, hemos visto la mayor respuesta de toda nuestra historia en cuanto a la correspondencia personal. Por primera vez, hemos respondido 2.242 solicitudes. Aunque febrero es el mes más corto del año, hemos tenido 600 solicitudes más de correspondencia personal que en enero. Definitivamente estamos viendo un aumento grande en el interés del público antes nuestros múltiples esfuerzos por predicar el evangelio..
Cordialmente, su hermano en Cristo,