Les escribo esta carta en mi viaje de regreso de Ghana, porque Tom Clark y yo acabamos de terminar un viaje de 10 días a esta nación del África Occidental en donde tenemos más de 600 miembros y cinco pastores de la Iglesia de Dios, una Asociación Mundial. El Sr. Clark, el pastor encargado de Ghana y yo, tuvimos estudios bíblicos en dos de la áreas más pequeñas —Kumasi y Winneba, con una asistencia de cerca de 60 miembros. El sábado 28 de enero, tuvimos dos servicios —en la mañana en Takoradi y por la tarde en Elmina— con casi 300 miembros sumando los dos servicios. Pero, a pesar de todos nuestros esfuerzos, sólo pudimos ver aproximadamente la mitad de los hermanos durante nuestro viaje. Lamento no haberlos podido visitar a todos.
Mi historia personal con Ghana se remonta a 17 años atrás. Fue en 1999 que tres de nosotros respondimos a una solicitud de visita a un grupo que se llamaba a sí mismo la Iglesia Remanente de Dios. Era un grupo de casi 1.500 personas que se habían salido de la Iglesia de Dios (del séptimo día). Ellos habían comenzado a entender los días santos (aunque no todos estaban de acuerdo) y estaban utilizando una parte de la antigua literatura de la Iglesia de Dios Universal como base de sus creencias. Joel Meeker, Doug Horchak y yo viajamos a Ghana para conocer lo que sucedía. Éste fue el comienzo de una amistad a largo plazo que llevó a que en 2004 varios pastores fueran ordenados para servir las congregaciones en todo el país.
Desde 1999, he visitado a Ghana más de una docena de veces, pero ésta era la primera vez en más de nueve años. Creo que el Sr. Clark mencionó que él había visitado a Ghana más de 30 veces en los últimos 11 años. Es obvio que él ha estudiado a las personas y el área bastante. Él sabe cómo es la situación y sabe cómo desenvolverse allí. Él puede aun ayudarles a los conductores de taxi cuando no pueden encontrar la dirección que les pedimos.
Mencioné al Sr. Clark que cuando comparo mi primera visita en 1999 con mi visita actual en 2017, veo un gran progreso. Sabía en 1999 que no todas las 1.500 personas que conocí se volverían parte de la Iglesia de Dios, y varios asuntos han hecho que varias personas se vayan en los últimos 17 años. Los días santos, el uso del vino para la Pascua, algo de la música y la danza utilizada en los servicios y las oraciones en público en donde cada uno ora en voz alta una oración distinta, al mismo tiempo —éstos fueron algunos de los temas que han apartado a aquellos que han querido estar con la Iglesia de Dios y aquellos que han decidido ir a otra parte.
Desde el comienzo en 1999, tenemos ahora un grupo de miembros y pastores que han estado juntos en todo este período de tiempo. Y por las conferencias bíblicas al público y el contacto personal, la Iglesia en Ghana ha crecido. Durante nuestras visitas a Ghana a lo largo de los años, no sólo hemos visitado a los miembros y hablado en las congregaciones, sino que también hemos ofrecido seminarios educativos para el ministerio. Este año yo les di tres clases a los pastores: 1) predicación expositiva —que usa bien la Palabra de verdad; 2) la importancia de la integridad para el ministerio; y 3) la disciplina en la Iglesia —¿qué es y cómo debe aplicarse? Además, el Sr. Clark cubrió el tema de “no creer lo peor de la gente al principio”, y varios temas relacionados con los informes y temas financieros.
En los últimos 17 años, yo he visitado otros grupos en África y Asia que también han solicitado ser parte de la Iglesia de Dios. En la mayoría de los casos, sencillamente esto no funcionó. Las diferencias en sus enseñanzas, entendimiento doctrinal y prácticas, crearon piedras de tropiezo que impidieron cualquier intento de unión. Quedó claro que el llamamiento de Dios y la subsecuente conversión es un asunto individual y no algo que pueda hacerse en grupo.
Es obvio que por el hecho de que alguien afirme ser miembro de la Iglesia o afirme ser un cristiano esto no lo convierte en eso. O sólo porque algún grupo diga que sus creencias son las mismas que las nuestras, esto no significa que sea verdad. Por definición, un cristiano es un seguidor de Jesucristo (Hechos 11:26), tiene el Espíritu Santo (Romanos 8:9), se esfuerza por guardar todos los mandamientos (1 Juan 2:4), rechaza todos los aspectos paganos del cristianismo moderno (guardar el domingo, la trinidad, festividades paganas, ídolos, etcétera, etcétera), y acepta la descripción bíblica del cristianismo —los días santos, el sábado, amor por los hermanos, el papel de Jesucristo como cabeza de la Iglesia y la observancia de todas las leyes de Dios.
Una de las características más importantes del pueblo de Dios es el amor por la verdad (2 Tesalonicenses 2:9-10), y por ese amor, los cristianos sienten pasión por esta forma de vida. Porque amamos y respaldamos la verdad, no consideramos que aquellos que practican el “cristianismo” de este mundo, sean cristianos verdaderos. ¿Cómo puede uno ser cristiano sin tener la verdad? No deseamos ofender, pero uno simplemente no puede ser un cristiano verdadero mientras ignora los preceptos básicos que se encuentran en la Biblia. No afirmamos tener un entendimiento perfecto de la Palabra de Dios (siempre estamos dispuestos a cambiar cuando la Escritura nos muestra que debemos hacerlo), pero si amamos la verdad, haremos todo lo que podamos para mantener esa verdad.
La obra en Ghana ha tenido éxito por una razón básica —los hermanos de Ghana estuvieron dispuestos a cambiar una vez fueron convictos por la Palabra de Dios. Usted no puede obligar a las personas a cambiar, y no puede amenazarlas para que cambien. Cuando nosotros los convencimos que lo que Cristo y sus apóstoles tomaron en la Pascua, era vino, ellos cambiaron. Cuando los convencimos que decir las oraciones en voz alta durante el servicio era algo que creaba confusión y no era parte de la adoración apropiada, ellos cambiaron. Cuando los convencimos de que la clase de música que hacían durante los servicios era inapropiada, ellos cambiaron. Pero les tuvimos que mostrar eso en las Escrituras; no podía ser simplemente la opinión de alguien. También sabíamos que no todos estarían de acuerdo y permanecerían, lo que ha sido cierto en los últimos 17 años.
Con la Pascua y los Panes sin levadura aproximándose rápidamente, creo que las lecciones de cambio y amor por la verdad son muy importantes, no sólo para nuestros hermanos en Ghana sino para todos nosotros. Mientras más cultivemos esta actitud, más vamos a crecer. Uno no puede crecer si no reconoce su debilidad y está dispuesto a cambiar. Uno no puede crecer sin sentir pasión por la verdad. He sido muy inspirado por los miembros en Ghana por estar dispuestos a hacer los cambios necesarios para continuar creciendo en la verdad. En forma similar, necesitamos examinarnos para ver si esta es nuestra actitud. En 2 Corintios 13:5 el apóstol Pablo nos exhorta a todos a examinarnos, a ver quiénes somos, y preguntarnos si en verdad amamos la verdad, obedecemos la verdad y estamos en la fe. ¿Somos verdaderos cristianos, o nos estamos engañando?
Antes de concluir mi carta, quiero darles una breve actualización acerca del estado de la compra del terreno y la construcción de la oficina. Como ustedes saben, el mes pasado les solicité a todos que escogieran un día para ayudar y buscar la dirección de Dios en esta decisión tan importante. A mediados de enero hicimos una oferta por una propiedad —3,08 hectáreas localizadas en la parte sur de McKinney, y a casi 10 minutos de nuestra oficina actual. Recientemente nos informaron que la oferta había sido rechazada por el propietario, pero nos ha hecho una contraoferta que actualmente estamos analizando. Estamos esperando que Dios nos abra la puerta de lo que Él quiere de nosotros. Por favor continúen orando por la intervención de Dios y si no lo han hecho, nuevamente les pido que aparten un día para ayunar entre ahora y la Pascua. Estamos buscando hacer la voluntad de Dios en esta decisión y no la nuestra.
Cordialmente, su hermano en Cristo,
Jim Franks