Queridos hermanos:
Con los campamentos de jóvenes, dos semanas de educación continua en el Instituto de la Fundación, visitas de la iglesia y un nuevo folleto publicado, julio fue un mes extremadamente ocupado en cuanto a la labor de la Iglesia. Fue también un mes de tragedias alrededor del mundo. En un período de tres semanas, sucedieron varios acontecimientos trágicos:
- 7 de julio —un francotirador emboscó y mató cinco oficiales de la policía en Dallas, Texas.
- 14 de julio —un terrorista atropelló y mató más de 80 personas en Niza, Francia.
- 15 de julio —un golpe de estado en Turquía, provocó la muerte de más de 300 personas.
- 17 de julio —en Baton Rouge, Luisiana, fueron muertos tres policías.
- 22 de julio —en Múnich, Alemania, nueve personas fueron asesinadas en un centro comercial.
- 26 de julio —en Japón, una persona desquiciada apuñaleó a 44 personas y mató a 19.
Nos sentimos compungidos por las personas directamente involucradas en esos sucesos trágicos y oramos por las familias que fueron afectadas. Al enfrentar tragedia tras tragedia, es fácil sentirse desanimado y preocupado por el rumbo del mundo, pero las malas noticias continuas no son la única razón por la que debemos sentirnos preocupados por nuestro mundo. Consideremos la profunda división en este país frente a las próximas elecciones, resaltada en el último mes por las dos convenciones políticas.
Les escribo esta carta desde Atlanta, Georgia. Sharron y yo estábamos en un viaje en Suramérica, cuando recibimos la noticia de que había muerto su madre, de 92 años. Acortamos nuestro viaje y volamos a Atlanta para el funeral. La familia me había pedido que llevara a cabo la ceremonia y yo accedí a hacerlo. Fue un día difícil, pero a pesar de la tristeza, todos parecieron animarse con la verdad de la resurrección.
Cuando regresábamos de Atlanta, estábamos en un hotel cerca al aeropuerto. Yo estaba en una mesa, y Sharron estaba en otra con su padre, que tiene 91 años. A unos pocos metros de distancia de donde yo estaba sentado, había tres personas discutiendo acerca de política. Una persona claramente respaldaba a Barack Obama, otra era independiente/republicana, y la tercera era demócrata. La dama que era demócrata anunció que votaría por cualquier demócrata sin importar quien fuera. Simplemente, era leal a su partido. El que respaldaba al presidente Obama, estaba haciendo una lista de los grandes logros del presidente, en tanto que el independiente/republicano, se reía de él. Le preguntó: ¿cómo puede usted hablar de grandes logros? En voz alta empezaron a discutir acerca de la próxima elección. Después de casi 15 minutos, el independiente/republicano afirmó que en lo único en que podían estar de acuerdo era que todos los políticos eran deshonestos y corruptos y lo único que les interesaba era sacar provecho para sí mismos. ¡Todos estaban de acuerdo en esto!
Me pareció que esto ilustra bastante bien la situación actual de los Estados Unidos y existen situaciones similares alrededor del mundo. Los políticos y las elecciones políticas no se limitan a los Estados Unidos. La Biblia tiene varios versículos que claramente amonestan a los cristianos para que se aparten del mundo. En el Antiguo Testamento la nación física de Israel fue bendecida, y se desarrolló alrededor de la adoración del Dios verdadero. Las dos naciones de Israel y Judá, que tuvieron su origen en ella, ambas fallaron cuando se apartaron de Dios y sus mandamientos. En el Nuevo Testamento, Jesucristo caminó en la Tierra como Dios en la carne (1 Timoteo 3:16). Él trajo un nuevo pacto (Mateo 26:28; Malaquías 3:1), y Él fundó la Iglesia en el día de Pentecostés (Hechos 2). Y a la Iglesia se le llama “nación santa” (1 Pedro 2:9) —un organismo espiritual, no una nación física. No hay fronteras nacionales o partidos políticos en la Iglesia. Y como cuerpo espiritual, a los cristianos se les advierte que deben salir del mundo. Veamos algunas cuantas advertencias de Cristo y los apóstoles:
- Juan 17:14: Cristo dijo que Él no era de este mundo y sus discípulos tampoco.
- Juan 18:36: Su Reino no era de este mundo.
- 2 Corintios 4:3-4: El mundo está cegado por “el dios de este siglo”.
- 2 Corintios 5:20: Somos embajadores de Cristo. Representamos su gobierno.
- 2 Corintios 6:16-18: Debemos salir de en medio de ellos y apartarnos.
- Filipenses 3:20: Nuestra ciudadanía está en los cielos.
- Apocalipsis 12:9: Satanás ha engañado al mundo entero.
- Apocalipsis 18:4: A los cristianos se les instruye: “Salid de ella, pueblo mío”.
Entonces, ¿cómo deberían reaccionar los cristianos ante la política y las elecciones políticas? Algunos dirían que salir de este mundo simplemente significa guardar la ley de Dios o que ser un buen cristiano no tiene nada que ver con política. Pero pensemos un poco en esto. Si guardar los mandamientos es suficiente para apartarnos del mundo, entonces, ¿por qué necesitamos la instrucción adicional que fue dada por Cristo y los apóstoles? Deberíamos aceptar que Cristo y los apóstoles querían decir exactamente lo que dijeron —que debemos salir de este mundo. Yo sugeriría que hay otras pocas cosas más “del mundo” además de la política y las elecciones, donde quiera que ocurran en el mundo.
Un artículo llamado “¿Por quién votaría Jesús para presidente?”, ha sido publicado periódicamente por más de 60 años en el Iglesia de Dios. La conclusión del artículo es que Jesús no se involucraría en ningún sistema político ni en ninguna elección política. ¿Por qué lo haríamos nosotros?
Aceptamos las afirmaciones bíblicas de que Dios es el que escoge los líderes y que Él escoge los líderes según su voluntad (Daniel 4:17). Aceptamos el hecho de que debemos respetar y obedecer aquellas que se llaman “autoridades que gobiernan”, mientras sus reglas y leyes no se opongan a la ley de Dios (Romanos 13:1-3; Hechos 5:29). Esto no significa que apoyamos personas o un sistema que rechaza la ley de Dios y sus valores. ¿Deberían los cristianos involucrarse en algo que es exactamente lo opuesto de lo que Dios dice que deberíamos defender? He escuchado comentarios respecto a la próxima elección en Estados Unidos en el sentido que “debemos escoger el menor entre los dos males”. ¿Es lo que Dios quiere que hagamos, teniendo en cuenta de que en esta afirmación se dice que es aceptable algún grado de maldad? ¿Es esto cierto?
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Cada ser humano tiene opiniones personales. Y dependiendo del país en el que usted viva, hay ciertos niveles de libertad de expresión. Personalmente, creo que algunos candidatos son mejores que otros. Tengo mis opiniones, pero como cristiano, mi vida es guiada por un llamamiento que recibí cuando todavía era un adolescente. Este llamado me condujo al bautismo, en el cual me comprometí a poner a Dios primero. Como americano, amo mi país, pero hay algo más importante que la nación de uno. Nuestro amor por la patria nunca debe sobrepasar a nuestro compromiso en el bautismo, que exige que pongamos primero a Dios y a su Reino.
¿Qué significa todo esto para la Iglesia? ¿Deberíamos debatir acerca de cuál candidato debemos respaldar, o como cristianos deberíamos orar para que Dios ponga en este importante puesto a quien Él decida que deberíamos tener? ¿Hemos perdido confianza o fe en Dios y en su capacidad para controlar los acontecimientos de acuerdo con su voluntad? No debemos olvidar que la profecía bíblica habla de una época en que el Israel moderno (Estados Unidos, Gran Bretaña, la Comunidad Británica de Naciones e Israel), serán castigadas por rechazar al Dios verdadero. ¿Hemos alcanzado este punto? El hecho de que algunas personas o naciones afirmen profesar el cristianismo, esto no significa que estén adorando al Dios verdadero (Mateo 7:21). Los Estados Unidos son un claro ejemplo de una nación que ha rechazado al Dios verdadero mientras afirma ser una nación cristiana.
Cristo nos dijo cuál debería ser el meollo y enfoque de nuestra vida: “Más buscad primeramente el reino de Dios y su justicia” (Mateo 6:33). ¿Qué parte del Reino de Dios es compatible con los políticos modernos? Por las palabras de Cristo es claro que debemos vivir en este mundo, pero “sin ser de este mundo”. En su oración la noche antes de ser muerto, Cristo dijo claramente: “Yo les he dado tu palabra; y el mundo los aborreció, porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal. No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad” (Juan 17:14-17).
Jesús no se involucró en la política de su época. Él tenía una misión más grande —traer el gobierno de Dios a esta Tierra. En tanto el hombre ha fallado consistentemente en sus intentos por gobernarse a sí mismo aparte de Dios, los cristianos viven con sus ojos puestos en el Reino de Dios, la solución real a los problemas de la humanidad.
Por favor oren por nuestros esfuerzos por predicar el evangelio, y no permitan que los sucesos trágicos o las elecciones políticas los distraigan de la meta final —el Reino de Dios. Al fin y al cabo, el evangelio verdadero es el evangelio (las buenas noticias) del Reino, que establece un marcado contraste con los sistemas políticos del mundo.
Cordialmente, su hermano en Cristo
Jim Franks