Queridos hermanos:
Les estoy escribiendo esta carta mensual en medio de la celebración de los últimos cuatro festivales del año. Sharron y yo regresamos a principios de esta semana después de pasar una maravillosa fiesta de Trompetas en Homer, Alaska, en donde nos reunimos con 40 hermanos que nos trataron muy cálidamente. Aún nos regalaron cerca de 45 kilogramas de salmón de Alaska para que trajéramos a casa. ¡Ésta fue una inolvidable fiesta de Trompetas!
Fue muy positivo disfrutar del salmón de Alaska y compartir con personas maravillosas, pero lo que nos reunió fue el significado del festival. La fiesta de Trompetas representa el regreso de Jesucristo y la resurrección de los santos al toque de la séptima y final trompeta
(1 Tesalonicenses 4:16). Hay siete trompetas con plagas que preceden al último toque y su cumplimiento traerá caos mundial y destrucción (Apocalipsis 8-11). Solamente el regreso de Jesucristo impedirá que la humanidad se destruya a sí misma por completo.
El miércoles 9 de octubre, celebraremos el día de Expiación. Esta fiesta representa el apresamiento de Satanás y su posterior encierro por 1000 años. En Levítico 16 leemos acerca de una ceremonia inusual que ocurría en este día en el antiguo Israel. En la preparación para la ceremonia, se seleccionaban dos machos cabríos como posibles ofrendas por el pecado, pero sólo uno era escogido para desempeñar ese papel; el otro era enviado vivo al desierto. Este segundo macho cabrío es llamado Azazel (incorrectamente traducido “chivo expiatorio” en ciertas traducciones) y representa el apresamiento de Satanás por 1000 años (Apocalipsis 20:1-3).
Cinco días después del día de Expiación, comienza la fiesta de Tabernáculos en el día 15 del séptimo mes del calendario hebreo. Durante la fiesta de Tabernáculos nos reunimos por siete días, que representa el reinado de 1000 años de Jesucristo en la Tierra. El Milenio comenzará con momentos terribles cuando los ejércitos que sobrevivan después del Armagedón atacarán a Jerusalén, pero en poco tiempo, Jesucristo, el Rey de reyes, destruirá esos ejércitos y nos conducirá a un tiempo de paz, felicidad y prosperidad (Ezequiel 38-39). La fiesta es un tiempo animador en el que se nos exhorta a regocijarnos mientras aprendemos a temer a Dios (Deuteronomio 14:23-26).
Queda un último día, el octavo día de la fiesta, o tal como lo llamamos, el Último Gran Día. Representa el juicio final de la humanidad, el juicio del Gran Trono Blanco, tal como está descrito en Apocalipsis 20. El Último Gran Día confirma que el mundo no está perdido y éste no es el único día de salvación. Esta fiesta representa el día en que Dios va a intervenir para salvar a la humanidad (Juan 3:16-17).
La vida eterna es un regalo de Dios y no puede ser ganado, pero el juicio final estará basado en los mismos principios por los cuales estamos siendo juzgados hoy —conocimiento y obras. El cumplimiento de este día santo se encuentra en Apocalipsis 20: 11-15 e incluye dos resurrecciones adicionales, ambas a vida física. La tercera y final resurrección (la primera ocurre cuando Cristo regrese) terminará en muerte, llamada la segunda muerte (v. 14).
Durante la fiesta de Tabernáculos, será explicado y expandido el significado de estos días a los grupos reunidos en varios lugares alrededor del mundo, donde “el Eterno tu Dios hubiere escogido para poner en él su nombre” (Deuteronomio 14:24). Ya que hacemos esto cada año, si no somos cuidadosos puede convertirse en sólo otra fiesta más. ¿Cuántas ha celebrado usted? Yo he celebrado más de 60, pero en los años 50, guardé algunas de ellas en casa porque no podíamos viajar al oriente de Texas, el único sitio de fiesta para la Iglesia de Dios de la Radio. Todo esto cambió en 1963, cuando asistimos a nuestra primera fiesta de Tabernáculos en el “tabernáculo de metal”, como lo llamábamos, en Big Sandy, Texas.
Cuando caminé entrando por ese edificio en la noche de apertura en 1963, fue una experiencia electrificante. Había mucho ruido con 8.000 personas compartiendo en un edificio de metal. Ni siquiera se nos pasaba por la mente la idea de si iríamos o no a la noche de apertura. Después de guardar la fiesta solos como familia, nadie nos hubiera podido retener. Nunca olvidaré ese sentimiento.
Cada año cuando salimos para la fiesta me siento nuevamente como ese jovencito, en mi camino a reunirme especialmente con el pueblo de Dios. Cada año trato de apartar un día o dos para examinarme y asegurarme de que estoy preparado para una fiesta espiritual y no sólo una fiesta física. Con cada fiesta que pasa, sé que es un año más cerca del regreso de Jesucristo. Tristemente, en los últimos 2.000 años, ha habido tantas predicciones fijando una fecha para el regreso de Jesucristo, que muchos han renunciado a lo que será el evento más importante en la historia de la humanidad. O si no han renunciado, se han cansado con el mundo en el cual vivimos, fallando en mantener su enfoque en el reino venidero (Mateo 6:33).
Nunca he visto al mundo y especialmente a Estados Unidos en un estado de caos como el que está hoy. Parece que estamos siento testigos del mundo que Pablo describió cuando le escribió a Timoteo acerca de los “postreros días”. Él escribió que habría: “hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios” (2 Timoteo 3:1-4).
El apóstol Pablo describió muy acertadamente la sociedad en la cual vivimos. Es una época muy turbulenta, pero todos tendremos la oportunidad de dejarlo todo atrás y celebrar por anticipado el maravilloso futuro que Dios tiene reservado para la humanidad. Me siento tan agradecido por esta época del año y los cuatro festivales que estamos celebrando.
Por favor disfruten la fiesta, tengan unos momentos maravillosos comiendo, bebiendo y regocijándose, pero no se pierdan de las lecciones espirituales y la perspectiva que Dios nos da del futuro por medio de estas fiestas. La única solución a los problemas de este mundo está en el cumplimiento de esas cuatro fiestas. ¡Esto las hace algo muy especial!
Cordialmente, su hermano en Cristo,
