Queridos hermanos:
No hemos recibido sino buenas noticias en cuanto a la Pascua y días de Panes Sin Levadura; todo parece indicar que el tema predominante fue “paz” y “una atmósfera espiritual edificante”. Esta temporada de fiestas es otro ejemplo de cómo, cuando existe el ambiente adecuado, nos sentimos más motivados a crecer espiritualmente. Siempre en nuestros programas de campamento tenemos la meta de crear “un ambiente en el que Dios pueda cambiar vidas”. Esta meta no está limitada a los campamentos y a los jóvenes, por supuesto—debe ser la meta de cada familia y congregación en la Iglesia de Dios. ¡No permitamos que este momento se acabe! Esforcémonos lo máximo que podamos para continuar madurando y creciendo en nuestra relación con Dios y entre nosotros.
Sin embargo, no todo son buenas noticias. A partir del primer día santo hasta hoy, ha habido una cascada de desastres naturales en los Estados Unidos, desde incendios forestales hasta inundaciones. La racha de tornados del miércoles fue el punto culminante de todas estas tragedias, que ha causado una devastación que según la especulación de las autoridades puede ser la peor de la historia. Nuestras oraciones y condolencias están con la familia England en la congregación de Jefferson, Georgia. La Sra. England perdió a su hermano y varios miembros de su familia debido a las tormentas en el norte de Alabama. Es una pérdida terrible para cualquier familia, y nuestros corazones están acompañando a muchas familias que están sufriendo en estos momentos, a medida que los muertos y heridos aumentan. Lo único que podemos hacer es estar agradecidos de que con la excepción de unos pocos casos en los que hubo daño en las propiedades, no tenemos informes de miembros de la Iglesia que hayan sufrido pérdidas.
Observar a los meteorólogos en televisión rastreando la tormenta fue a la vez aterrador y fascinante. Usted no podía hacer nada sino asombrarse de la trasmisión en vivo de los masivos tornados que estaban sucediendo—aunque sabíamos que el video y los informes que vendrían a continuación no tendrían nada excepto malas noticias. Al mismo tiempo, nos sentíamos agradecidos por contar con los adelantos de la tecnología del radar que ahora puede proveer información acertada y advertir a las personas por anticipado para que buscaran refugio o pudieran escapar de la ruta de estos desastres. ¿Cuántas vidas se hubieran perdido en este sistema de tormentas sin esta tecnología asombrosa?
En esto se encierra una poderosa analogía para nosotros en la actualidad y la obra que tenemos por delante. En la ofrenda del primer día santo, ustedes dieron $370.000 dólares, y no puedo sino concluir que esta manifestación asombrosa se debe a que sus corazones están puestos en aquello a lo que fue dedicada esta ofrenda—¡la predicación del evangelio! Sí, hemos pasado por un tiempo difícil, pero a medida que nos vamos reacomodando, nuestro enfoque ha vuelto a un deseo profundo, urgente de compartir con todo aquel que quiera escuchar, el mismo mensaje que cambió nuestra vida.
Nosotros, entre todas las personas, nos identificamos personalmente con lo que Pablo escribió en Efesios 1:13 “En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa”. Hemos acabado de analizar en la Pascua cómo nuestras vidas fueron apartadas porque escuchamos “por medio del sistema de advertencia de Dios” la palabra de verdad que nos ha mostrado cómo podemos escapar de la devastadora destrucción del pecado.
El “sistema de advertencia temprano” es el aspecto del evangelio que llama al arrepentimiento. El primer relato del ministerio de Jesús describe como Él “vino a Galilea, predicando el evangelio del Reino de Dios, diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio” (Marcos 1:14). Cuando este mensaje llegó a nuestros oídos, nosotros hicimos caso.
Y, ¿cómo escuchamos acerca de la palabra de verdad? Como Jesús les dijera a sus discípulos, “Yo os he enviado a segar lo que vosotros no labrasteis; otros labraron, y vosotros habéis entrado en sus labores” (Juan 4:38). Ahora hemos venido a ser parte de la cadena del pueblo de Dios, que desde los primeros días de la Iglesia, hicieron lo que podían para proclamar las buenas noticias del Reino de Dios.
Analicemos la inusual forma en que Pablo, en 2 Corintios 2:14-17, describió su pasión por difundir la Palabra de Dios: “Mas a Dios gracias, el cual nos lleva siempre en triunfo en Cristo Jesús, y por medio de nosotros manifiesta en todo lugar el olor de su conocimiento”. El pueblo de Dios tiene una gran responsabilidad de esparcir su conocimiento. Aunque los oyentes respondan en diferentes maneras. “Porque para Dios somos grato olor de Cristo en los que se salvan, y en los que se pierden; a éstos ciertamente olor de muerte para muerte, y a aquéllos olor de vida para vida”.
Después, Pablo hace una pregunta que podríamos hacernos nosotros en la actualidad: “Y para estas cosas, ¿quién es suficiente?” O como lo rinde la NVI: “¿Y quién es competente para semejante tarea?”. Podríamos fácilmente analizar nuestra falta de habilidades, falta de recursos o escasos números y concluir: ¿para qué esto? Nuestros esfuerzos terminarán en el basurero. ¡Pero todos sabemos que las personas de fe no piensan de esta forma!
Después, Pablo respondió a la pregunta: “Pues no somos como muchos, que medran falsificando la Palabra de Dios, sino que con sinceridad, como de parte de Dios, y delante de Dios, hablamos en Cristo”. Lo que esto quiere decir es que no somos alguien que está tratando de comerciar con algún producto humano, ¡Calculando cómo podemos obtener ganancias de ello! Nosotros sencillamente queremos hablar de la Palabra de Dios de la mejor forma posible, haciéndolo sinceramente con la fe de que Dios es Aquel que nos va a respaldar y bendecir en nuestros esfuerzos. De hecho, Pablo abrió este pasaje de la escritura en el versículo 12, reconociendo el papel de Dios: “Cuando llegué a Troas para predicar el evangelio de Cristo, aunque se me abrió puerta en el Señor…”. Lo mismo se aplica a nosotros. Si nosotros nos mantenemos con el deseo ferviente de llevar a cabo la labor de proclamar la palabra de verdad, Dios puede y va a abrir las puertas.
¡Ahora Dios ha abierto instantáneamente la puerta por medio de la generosidad de sus ofrendas! De súbito tenemos los medios económicos para empezar a poner las piezas que necesitamos para avanzar en nuestros esfuerzos en los medios de comunicación. Pero no vayamos a tener la impresión errónea—hemos estado avanzando y muchos nos han comentado cuán impresionados se sienten con el desarrollo de IDUAM en la red en tan poco tiempo. Parece que cada semana anunciamos algún aspecto nuevo de nuestros sitios Web, y esto se debe a los esfuerzos de muchas personas. Uno de los ejemplos más animadores fue el de la semana pasada—la publicación en línea de nuestro primer folleto, El Misterio del Reino. Si usted aún no lo ha mirado, por favor hágalo, ya que esto demuestra el gran potencial de lo que podemos desarrollar en la presentación de nuestros folletos. Hay otros folletos que se están produciendo y planeando y las opciones para presentarlos en diferentes formatos son realmente animadoras (iPad y Kindle, sólo para nombrar dos).
En realidad, sin embargo, apenas estamos comenzando a utilizar el potencial que tiene el Internet. Necesitamos mantener un flujo continuo y esto requiere que impulsemos nuestros esfuerzos tanto a nivel escrito como a nivel de video. Hemos empezado a descubrir la cantidad impresionante de talentos que tenemos en la Iglesia, pero podemos hacer mucho más. Tenemos grandes recursos en las habilidades de los miembros que tienen talentos técnicos, que están actualizados en los últimos adelantos en los medios de comunicación y que entienden las mejores estrategias para posicionar nuestros esfuerzos de tal forma que alcancemos el máximo impacto con el mensaje del evangelio. Estos fondos van a acelerar estos esfuerzos. Por ejemplo, anteriormente hemos estado bastante limitados económicamente, pero estos fondos ahora nos permiten contratar el personal necesario para seguir avanzando.
Como hemos visto en estas tormentas, los adelantos tecnológicos les han permitido a los científicos salvar vidas, y las grandes herramientas que se han desarrollado están ahora a nuestra disposición para predicar el evangelio—¡y esto también va a salvar vidas! También esto les da a las personas esperanzas para el futuro, respuestas a los problemas que agobian a la humanidad y es un testimonio de la certeza de la existencia de Dios y de la autoridad de su Palabra. Y no existe ninguna duda en cuanto a que Internet es el medio que nos va a ayudar a que “la palabra de verdad” llegue a todo el mundo.
Por supuesto, compartiremos lo que vaya pasando en cuanto al desarrollo de la predicación del evangelio. Pero desde el fondo de mi corazón, de parte del equipo interino de gobierno y todos aquellos involucrados en la labor de los medios de comunicación, quisiéramos decirles, ¡Gracias por esta ofrenda! Por favor continúen orando para que Dios nos guíe, abra las puertas que necesitamos, inspire la labor de cada uno de nosotros, y mueva los corazones de aquellos que Él está llamando.
Sinceramente, al servicio de Cristo,
Clyde Kilough