Queridos hermanos:
¡Estamos próximos a comenzar una de las temporadas más emocionantes del año! La Pascua y los días de Panes Sin Levadura tienen tantas lecciones invaluables y guía espiritual para el pueblo de Dios, que debemos ser cuidadosos para no pasar por alto lo que Dios quiere que aprendamos. No me puedo imaginar lo que sería vivir sin este entendimiento si no guardáramos estos días. Si nos remontamos atrás a 1995, todo parece un recuerdo vago; cuando algunos se atrevieron a cuestionar la vigencia de los días santos, hasta llegar al punto de que personas que los habían guardado durante varias décadas, los rechazaron por completo. ¡Espero que hayamos aprendido de esta experiencia que no podemos dar estos días por sentado!
En pocos días, estaré partiendo para un largo viaje al África. Lo hemos estado planeando desde finales de diciembre, cuando nos ofrecieron pasajes gratis en South African Airways; este fue un generoso ofrecimiento de un miembro de la congregación de Johannesburgo. El costo total de mi tiquete desde los Estados Unidos para visitar cuatro naciones africanas (Sur África, Zambia, Ruanda y Burundi) será de un poquito más de $200 dólares. Esto es lo que cuesta pagar los impuestos del aeropuerto en cada parada del viaje.
Joel Meeker se va a reunir conmigo en Ruanda y desde allí viajaremos juntos a Burundi. Este será mi primer viaje al África de habla francesa. El verano pasado le manifesté al Sr. Meeker que deseaba viajar a visitar a los hermanos en ésta parte del África, pero no sabía que podría hacerse de una forma tan económica como ha sido posible hacerlo. Planeo salir de Austin el martes 3 de abril y regresar a los Estados Unidos la semana del 22 de abril.
Estaré celebrando la Pascua en Johannesburgo, la noche de guardar y el primer día de Panes Sin Levadura en Zambia, el último día de Panes Sin Levadura y el sábado siguiente en Ruanda y pasar parte de la semana después de Panes Sin Levadura en Burundi. En medio de los días santos y los sábados, tendremos estudios bíblicos y seminarios de liderazgo. Según el itinerario debo hablar (oficialmente) en más de 12 ocasiones. En verdad algo agotador; pero como ya he viajado en numerosas ocasiones al África, sé también que será muy gratificante. Hay algo especial de poder compartir con el pueblo de Dios en esta parte del mundo. Siempre regreso sorprendido al pensar que no importa si estoy en mitad de los Estados Unidos o en alguna parte del África, el Espíritu de Dios trabaja de la misma forma en medio de su pueblo.
¡La noticia más importante en estos momentos es que ya estamos trabajando en nuestra nueva oficina! Para que esto fuera posible necesitamos varios meses (más de 15 meses desde el momento de nuestro comienzo), pero ahora es una realidad. Desde el principio tomamos la decisión de amoblar todas las nueve oficinas de la suite que alquilamos, ya que nos damos cuenta de que pronto tendremos la necesidad de expandirnos. Esta semana llegaron todos los muebles y ahora estamos listos para cualquier adición que necesitemos a medida que por primera vez en nuestra corta historia, comencemos a trabajar desde un sitio central.
Cuando todavía estábamos terminando de arreglar las cosas en la oficina la semana pasada, recibimos la visita sorpresiva de Richard Ames y su esposa Kathryn, quienes vinieron a Dallas para un servicio especial de la Iglesia de Dios Viviente y nos telefonearon para saber si podían pasar a visitarnos y conocer nuestra oficina. Clyde Kilough y yo disfrutamos mucho mostrándoles el sitio, hablando acerca de los sucesos actuales y recordando los lejanos días en que el Sr. Ames era profesor de la Institución Ambassador en Big Sandy, y nosotros dos éramos estudiantes hace 40 años.
Ya que hacía muchos años que no habíamos visto al Sr. y a la Sra. Ames, obviamente había preguntas e inquietudes acerca de los sucesos que condujeron a la formación de la Iglesia de Dios, una Asociación Mundial. Más tarde, reflexionando en nuestra conversación, no pude sino pensar en las lecciones que hemos aprendido en el último año. Lo más importante no es si ha sido una experiencia placentera o triste, sino que nos ha provisto la oportunidad de aprender. Aun en enero del año pasado, cuando nos reunimos en Louisville para establecer una estructura temporal, una de las discusiones fundamentales giraba alrededor de “lo que habíamos aprendido”. Nadie quiere pasar por el trauma que pasamos sin aprender las lecciones espirituales que podemos obtener de esa experiencia.
En realidad, este es uno de los temas importantes de la Pascua y los días de Panes Sin Levadura—aprender las lecciones espirituales para crecer. En 1 Corintios 11, el apóstol Pablo fue muy claro acerca de la necesidad de plantear la Pascua después de examinarse personalmente (v. 28). Pablo no estaba pidiendo que hiciéramos un examen físico, sino uno espiritual. Los problemas espirituales que Pablo identificó en los Corintios incluían división en la congregación, irrespeto de la Pascua por alguien que estaba maltratando a sus hermanos, y la falta de dominio propio en la comida y la bebida aún en medio de la noche de la Pascua. Pablo afirma que algunos incluso habían muerto (v. 30), porque no habían sabido discernir apropiadamente el cuerpo de Cristo (v. 29). También afirmó que no debíamos celebrar la Pascua “indignamente” (v. 27).
Actualmente, a medida que nos aproximamos a otra Pascua, casi dos mil años después, deseamos celebrar esta ceremonia de una manera digna. Entendemos que cada uno es responsable a nivel personal de prepararse con antelación en cuanto a los asuntos espirituales. No podemos lavarnos lo pies, tomar el pan y el vino, cantar un himno y luego partir con la bendición de Dios si no nos hemos examinado cuidadosamente primero, con el fin de asegurarnos que estamos celebrando la Pascua tal como Dios ordena. Yo creo firmemente que después de todo lo que hemos experimentado en este último año, es muy importante que nos acerquemos a esta Pascua pidiéndole a Dios que nos ayude a ver las cosas que nosotros a nivel individual y colectivo, necesitamos aprender.
Una lección importante de la Pascua que debemos aprender es que nosotros debemos juzgarnos (examinarnos) a nosotros mismos (v. 31). Por supuesto, cada uno de nosotros será juzgado finalmente por la verdadera Cabeza de la Iglesia, Jesucristo. La Pascua y los Panes Sin Levadura nos obligan a examinar nuestro propio estado espiritual. En 2 Corintios 5:9-11 leemos: “Por tanto procuramos también, o ausentes o presentes, serle agradables. Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo; para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo. Conociendo, pues, el temor del Señor, persuadimos a los hombres; pero a Dios le es manifiesto lo que somos; y espero que también lo sea a vuestras conciencias”.
Este año no anunciaremos un propósito especial para la ofrenda del primer día de Panes Sin Levadura como si lo hicimos el año pasado, pero esperamos que todos entiendan cuán especial es cada ofrenda en nuestra adoración a Dios. Tenemos siete oportunidades para dar estas ofrendas durante el transcurso de cada año, y dos de ellas serán en las próximas dos semanas. Si bien nuestras ofrendas personales son primero y por encima de todo un acto de adoración y obediencia a Dios, estas ciertamente serán utilizadas para expandir la labor de predicar el evangelio y cuidar de los hermanos.
Espero escribirles actualizaciones de mi próximo viaje cuando tenga la oportunidad de hacerlo. Tengan la seguridad de que les llevaré sus saludos a los hermanos en las naciones de África. Sé que el Sr. Meeker cuando viaja publica con frecuencia un blog que todos pueden leer. Entre los dos haremos lo mejor que podamos para mantenerlos informados acerca de nuestro viaje.
Mientras tanto, estaré orando para que cada uno tenga la más significativa Pascua y unos días de Panes Sin Levadura muy positivos. Debemos continuar haciéndonos las preguntas difíciles—que quiere Dios que yo aprenda del pasado y que quiere que aprenda aún en el futuro. La vida es un viaje de aprendizaje y crecimiento. ¡Dios no ha terminado su obra en ninguno de nosotros—todavía no!
Sinceramente, su hermano en Cristo,
Jim Franks