Somos embajadores de Dios (2 Corintios 5:20). Como cristianos, representamos el Reino de Dios y se nos dice que debemos glorificar a Dios en nuestro cuerpo (1 Corintios 6:20), esto incluye nuestro vestido y nuestra apariencia.
De la misma forma en que las compañías tienen expectativas acerca de sus empleados, Dios requiere que nosotros lo representemos a Él y a su Iglesia en una forma apropiada. Como representantes de la familia de Dios, nosotros también enviamos un mensaje por medio de nuestra apariencia y comportamiento. Nuestra responsabilidad delante de Dios al representar sus valores y su futuro Reino es mucho más importante que asegurarnos de cumplir con la “apariencia apropiada” para los negocios en el trabajo.
Nuestro deseo de agradar a Dios y demostrar valores espirituales es una parte de nuestro llamamiento cristiano. No puede ser minimizada ni olvidada.
Entonces, ¿qué transmiten nuestra vestimenta, apariencia y comportamiento, ya sea en circunstancias formales o informales? Como herederos del Reino de Dios, hemos sido llamados a tener la vestimenta “apropiada para el Reino”. Esto exige que nosotros analicemos las tendencias y estilos de nuestra cultura moderna y determinemos si el contexto y el mensaje transmitido son consistentes con nuestro mensaje, que finalmente es el mensaje de la Palabra de Dios.
Hay ocasiones en las cuales un nuevo estilo parece ser inocente al principio, pero a medida que se manifiestan las tendencias de la moda resulta trasmitiendo un mensaje que nosotros como cristianos no debemos trasmitir. Sin embargo es nuestra responsabilidad discernir y hacer el juicio correspondiente. “Apropiado para el sábado” se deriva del “apropiado para el Reino”, reconociendo que venimos delante de la presencia de nuestro Creador en su día santo.
Para aquellos que trabajan fuera del hogar (sin importar cuál sea la profesión), nuestra vestimenta y comportamiento deberían por supuesto ser apropiados para el trabajo o los negocios. Sin embargo, como cristianos, hemos sido llamados a algo muchísimo más valioso que un negocio o una profesión. Debemos ser circunspectos pero apropiados —tanto en nuestra conducta como en nuestra apariencia. Debemos comunicar un juego específico de valores que junto con nuestra individualidad y personalidad sea siempre agradable a Dios y demuestre el camino al venidero Reino de Dios. CA
—Por Jim Servidio