A cada persona, según su año de nacimiento, se le asigna un nombre a su generación. Algunas generaciones no piensan bien de otras. ¿Qué dice Dios sobre nuestro trato hacia otras generaciones?
Desde hace aproximadamente un siglo, a las personas, según su año de nacimiento, se les asigna su generación y un nombre que supuestamente describe dicha generación. Lamentablemente, es común leer o escuchar hablar mal sobre una generación que no es la nuestra.
Veamos primeramente cuáles son las generaciones más conocidas de los últimos 100 años y cómo se les describe en la actualidad (según lavanguardia.com y parents.com).
- Generación grandiosa. Nacidos entre 1901 y 1927, son quienes vivieron la gran depresión y se caracterizan por su trabajo arduo.
- Generación silenciosa. Son los niños de la posguerra, nacidos entre 1930 y 1948 en medio de los conflictos bélicos. Hoy en día son conocidos por su austeridad.
- Generación Baby Boom. Son los nacidos entre 1949 y 1968 en un tiempo de paz y explosión demográfica y son conocidos por su gran ambición.
- Generación X. Son los nacidos entre 1969 y 1980 y son quienes vivieron la incorporación de la mujer al mercado de trabajo y tienen una obsesión por el éxito.
- Generación “Y” o Millenials. Son los nacidos entre 1981 y 1993, cuando empezó la era digital y son conocidos por la frustración en que viven.
- Generación Z. Son los nacidos entre 1994 y 2010, en un tiempo de expansión masiva del Internet y los describe algunos rasgos de irreverencia.
- Generación Alpha. Son los nacidos entre 2010 y 2024 y es una generación que nació en medio de las redes sociales y es más diversa que ninguna generación anterior.
Los psicólogos de ahora estudian a las personas según su generación. Sacan conclusiones generales de sus preferencias, dificultades y fortalezas. Por ende, se ha vuelto una tendencia escuchar cosas como:
- “Desde el año 2000, hemos conocido a la “generación de cristal”. “Ellos son demasiado sensibles y frágiles emocionalmente. No serán capaces de soportar lo que les espera en el mundo”.
- “Los “baby boomers” son bien egoístas. Ellos han destruido muchos recursos naturales sin pensar en el futuro. Gracias a su mal manejo de los recursos, hoy día vivimos como vivimos”.
Éstas son frases que no sólo aparecen en las redes sociales, sino también son dichas por personas en autoridad. Lo primero que debemos notar en éste tipo de comentarios, es que no se refieren a una persona en particular, sino más bien a millones de personas de la “misma generación”, generalizando así un comportamiento, por el mero hecho de coincidir en un año específico de nacimiento. Como Cristianos, ¿podemos profundizar en qué dice Dios al respecto? ¿Cómo debemos tratarnos entre las diferentes generaciones?
1. Debemos amar al prójimo
Independientemente de la generación a la que alguien pertenece, Dios nos llama a amarnos unos a otros. Esto implica respetar y valorar a los demás, no desanimando, ni destruyendo a nadie emocionalmente… ni siquiera con palabras. Las implicancias de esto no terminan ahí. Mateo 5:43-45 dice: “Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos”.
Para que seamos realmente hijos de Dios, es necesario que aprendamos a amar incluso a nuestros enemigos. Debemos ser capaces de respetar aún a aquellos que hablan mal de nosotros y desean nuestro mal.
2. Debemos valorar la existencia de cualquier generación
¿Qué nos dice Dios acerca de cómo tratar a personas de generaciones mayores? Empezando con nuestros propios padres, somos exhortados a pensar y actuar de acuerdo al mandamiento: “Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que el Eterno tu Dios te da” (Éxodo 20:12). Este mandamiento no es una simple sugerencia, sino algo muy necesario de hacer, para poder entrar al Reino de Dios. Honrar y respetar a nuestros padres, es lo que fortalece una sociedad. Proverbios 23:22 dice: “Oye a tu padre, a aquel que te engendró; y cuando tu madre envejeciere, no la menosprecies”.
Dios nos enseña que el honor y el respeto deben ir mucho más allá que sólo un pensamiento. Esto no es algo que tan sólo debamos poner en práctica con nuestros padres, sino que debemos extenderlo a todas las personas mayores.
- Levítico 19:32 dice: “Delante de las canas te levantarás, y honrarás el rostro del anciano, y de tu Dios tendrás temor. “Yo el Eterno”.
- 1 Pedro 5:5 dice: “Igualmente, jóvenes, estad sujetos a los ancianos; y todos, sumisos unos a otros, revestíos de humildad; porque: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes”.
Hablar o pensar mal de otra generación que no es la nuestra, nos hace aparecer como soberbios. Aprendamos a ser humildes, valorando y respetando a las otras generaciones, aunque sean anteriores o posteriores a nosotros.
3. Debemos enseñar a las generaciones más jóvenes
Podemos ver cómo la sociedad se deteriora cada vez más. Es por esto que las generaciones más jóvenes no respetan a los mayores y es cada vez más difícil para ellos hacer las cosas correctas delante de Dios. Por lo tanto, contrariamente a lo que hace la sociedad, nuestro deber hacia los más jóvenes es no desanimarlos —diciéndoles que no sirven para nada, que no les gusta trabajar, que no quieren tener familia o que no saben hacer otra cosa que pasar su tiempo en redes sociales. Por el contrario, debemos animar a todos a dar lo mejor de sí.
Ahora preguntémonos: ¿de dónde podría un jóven tomar un buen ejemplo, si acaso nosotros no les ayudamos? Si los mayores no estamos dispuestos a ayudar a otros en su propia batalla contra las dificultades, ¿hacia dónde vamos todos?
Tito 2:4-8 dice: “ … que enseñen a las mujeres jóvenes a amar a sus maridos y a sus hijos, a ser prudentes, castas, cuidadosas de su casa, buenas, sujetas a sus maridos, para que la palabra de Dios no sea blasfemada. Exhorta asimismo a los jóvenes a que sean prudentes; presentándote tú en todo como ejemplo de buenas obras; en la enseñanza mostrando integridad, seriedad, palabra sana e irreprochable, de modo que el adversario se avergüence, y no tenga nada malo que decir de vosotros”.
Obviamente no es correcto que nos despreciemos entre generaciones. Pudiera ser cierto que los jóvenes hoy en día sean menos estables emocionalmente que otras generaciones anteriores, pero esto no debe ser un motivo de jactancia o burla, sino por el contrario, debemos ayudarlos más. No debemos abandonarnos unos a otros y calificar a otros en nuestra mente, debido al tiempo en el que les tocó vivir.
También puede ser cierto que las generaciones mayores no sean lo suficientemente rápidas en entender la avanzada tecnología de estos tiempos, como las redes sociales. Esto no debe ser razón para que les faltemos el respeto o rompamos la honra hacia ellos.
Aprendamos a ser prudentes, sabios y respetuosos de todos, amando a nuestro prójimo en todo momento, no importando el año en qué nació o el título o descripción que alguien le haya dado a su generación.