¿Por qué es tan importante para nosotros ser luz hacia los demás, a través de nuestro ejemplo?

Es fácil dejarse llevar por la corriente de esta sociedad. Es fácil integrarnos con quienes nos rodean, ¿verdad? Pero, ¿qué sucede cuando el mar que nos rodea no es como deberían ser las aguas cristianas?
Liderar siendo un buen ejemplo tiene muchos beneficios. No sólo anima a otros a hacer lo correcto, sino que también crea una actitud interna positiva.
Ser una luz
Mateo 5:14 dice: “Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder”. La luz atraviesa la oscuridad. Nuestra luz debe crecer para iluminar la oscuridad que nos rodea.
Así es como nosotros, como cristianos, debemos navegar en este mundo oscuro.
Al principio, esto puede ser muy aterrador. Por ejemplo, la idea de que te critiquen por no participar en las fechorías de otros, puede ser intimidante. Pero con el tiempo, muchos te admirarán por hacer lo correcto. Otros verán cuánto impacta esto en su vida. Algunos incluso querrán saber más de por qué eres como eres.
Tener fe en Dios y una esperanza clara en el futuro nos ayuda a iluminar con nuestra luz espiritual. En cambio, sin Dios, somos fríos y oscuros.
El mundo en el que vivimos es un lugar frío y sombrío. Debemos confiar en Dios y pedirle su guía.
Aquí hay cinco puntos en los que podemos centrarnos para ayudarnos a practicar un liderazgo correcto y dar un buen ejemplo.
Hable amablemente
Hablar con amabilidad es una de las cosas más importantes que podemos hacer. No sólo influye en nuestra forma de pensar, sino que también afecta profundamente a quienes nos rodean. La capacidad de hablar con amabilidad comienza en nuestra mente. Debemos… pensar con pureza para hablar con pureza.
Un ejemplo de lo que no se debe hacer es participar en bromas inapropiadas (racistas, insensibles, etcétera). Esto está demasiado normalizado en el mundo actual. Quizás debamos imaginarnos cómo sería el estar al otro lado de la broma para comprenderlo mejor.
Las palabras hieren a las personas y es imposible retractarse.
Pero, por otro lado, la Biblia dice: “Panal de miel son los dichos suaves; suavidad al alma y medicina para los huesos” (Proverbios 16:24). Queremos que lo que decimos cambie el día de alguien para mejor.
Tenga compasión
Además de hablar con amabilidad, debemos preocuparnos por quienes nos rodean. Debemos aprender a centrarnos en los demás, independientemente de nuestros propios intereses.
Jesucristo es el máximo ejemplo de compasión. Lo dio todo, incluyendo su vida, por la humanidad. Como mínimo, podemos esforzarnos para emular su continua preocupación por los demás.
Esto se vuelve más fácil cuando conocemos bien a nuestra audiencia, sabiendo su historia y experiencias lo mejor posible. Podemos lograrlo aprendiendo por lo que están pasando los demás y pensando en qué decir y qué no decir en su presencia.
Pedro nos dice que seamos “compasivos, amándoos fraternalmente, misericordiosos, amigables” (1 Pedro 3:8).
Tenga una actitud positiva
Una actitud positiva también puede ayudar a contrarrestar la negatividad que prevalece a nuestro alrededor. Esto se percibe por los demás y puede impulsarlos a hacer lo mismo (Proverbios 17:22).
Ser positivo puede ser alentador, tanto para sus amigos dentro, como fuera de la Iglesia. Esto requiere práctica. Pero cuanto más practique usted por incorporar positivismo a su rutina diaria, más fácil y natural le resultará.
Busque la orientación de aquellos más maduros que usted
La mayoría de nosotros podemos recordar a algunos señores y señoras mayores de nuestra congregación que han sido ejemplos sobresalientes en estos puntos. Observe y escuche cómo interactúan con los demás.
Destacar en el mundo y dar un buen ejemplo a todos, es un desafío, por lo que es sumamente útil conocer a quienes han logrado resistir a los estándares mundanos y esforzarse por hacer lo que Dios ha ordenado. Sin embargo, es esencial comprender que este cambio debe ser genuino, del corazón. Es necesario querer verdaderamente hacer el bien y ayudar a los demás a hacerlo también.
Construya su propia relación con Dios
La clave más importante en este proceso, es desarrollar una relación sólida con Dios. La oración y el estudio bíblico son dos herramientas para fortalecer nuestra relación con nuestro Padre.
Tener a Dios en nuestras vidas nos ayudará cada vez más a brillar como luces en este mundo oscuro y traicionero.
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