¿Ha estado usted alguna vez conversando con alguien y poco a poco, a medida que la conversación transcurre, ha ido sintiéndose renovado y alentado?

¿Por qué es esto?

¿Qué sucedió durante la conversación que la hizo positiva y estimulante? ¿Le prometió la otra persona a usted un millón de dólares, le invitó a un crucero o le ofreció comprarle ropa nueva? No, le ofreció algo sencillo y gratuito, pero que aun así enriqueció su vida.

¿Qué es? ¡Cuéntame más!

Escuchar: un arte hermoso

El párrafo anterior habla de una persona que ha aprendido el fino arte de escuchar. “¿Qué? ¿Eso es todo?”, podría usted preguntar. “¿Si tan solo escucho, puedo aportar un gran beneficio a alguien?”

¡Sí!

¿Por qué sabemos esto? Porque Dios nos dio el ejemplo perfecto de ser buenos escuchas. De hecho, Él escucha siempre.

• 1 Juan 5:14-15: “…que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho”.
• Salmo 4:3: “Sabed, pues, que el Eterno ha escogido al piadoso para sí; el Eterno oirá cuando yo a él clamare”.
• Jeremías 29:12-13: “Entonces me invocaréis, y vendréis y oraréis a mí, y yo os oiré; y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón”.

¿Qué demuestra el escuchar a los demás?

Escuchar demuestra que nos importa la otra persona y que nos interesa la conversación. Por ejemplo, Filipenses 2:3-4 nos dice que nos valoremos mutuamente y busquemos los intereses de los demás.

He aquí otros ejemplos de lo que nos muestra el saber escuchar.

• Cuando escuchamos, conocemos mejor a la otra persona y podemos cultivar una amistad más profunda. Proverbios 18:24 dice: “Y amigo hay más unido que un hermano”.
• Cuando escuchamos, podemos aprender nuevos y valiosos conocimientos. Proverbios 27:9 dice: “El ungüento y el perfume alegran el corazón, y el cordial consejo del amigo, al hombre”.
• Al escuchar, podemos mostrar compasión y empatía, si la otra persona enfrenta una prueba. Gálatas 6:2 dice: “Sobrellevad los unos las cargas de los otros”.
• Cuando escuchamos, podemos alegrarnos si la otra persona comparte buenas noticias con nosotros. Proverbios 15:30 dice: “Y la buena nueva conforta los huesos”.

¿Cómo escuchamos?

Escuchar es mucho más que simplemente oír y estar atento. Aquí hay algunos consejos para ser un buen escucha:

• Póngase de frente a la persona que le habla. Mírela. Use expresiones faciales o asiente con la cabeza, para demostrar que escucha y procesa lo que el otro dice.
• Deje que la otra persona termine su historia. Puede ser muy tentador interferir con nuestra historia, opinión o consejo.
• Deje el teléfono de lado. Es tentador mirar el teléfono cuando la conversación parece aburrida o poco interesante, o cuando sentimos que no es importante.

La fuente en nuestro interior

La periodista estadounidense Brenda Ueland (1891-1985) escribió sobre el arte de escuchar en su breve folleto “Cuéntame más: Acerca del bello arte de escuchar”. Usando la analogía de una fuente, ella explica que cada uno de nosotros tiene una “fuente dentro”. Esta fuente representa nuestra imaginación, creatividad, sueños, inteligencia y lo que nos motiva.

Cuando alguien se toma el tiempo de escucharnos y nos dice: “Cuéntame más” o “¿Cómo es eso?”, nuestra fuente interior empieza a brotar, burbujear y fluir libremente. Este tipo de conversación nos revitaliza, nos energiza y nos anima. No sólo vamos sintiendo una conexión más profunda con esta persona que nos escuchó, sino que también nos sentimos renovados y valorados.

Quizás no podamos darles a nuestros amigos un montón de dinero, llevarlos de crucero o comprarles ropa nueva. Pero a través del arte de escuchar, podemos ofrecerles algo aún más valioso: conexiones amistosas más profundas y la sensación de ser escuchados de verdad.

¡Sí, escuchar es un regalo!

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