¡Que bendición más grande! Desde el año 2004 no teníamos campamento de jóvenes en Argentina. En aquella oportunidad se encontraron los jóvenes de Chile y de Argentina en la ciudad de Mendoza. En esta ocasión nueve jóvenes de Argentina y una de Chile se reunieron para un mini campamento en la ciudad de Bahía Blanca, ubicada a 700 km al sureste de Capital Federal.
Este “mini-campamento” fue concentrado en tres días intensos de actividades con los jóvenes y se llevó a cabo desde el lunes, 9 de enero hasta el miércoles, 11 de enero. Para la organización se tomó el modelo de los campamentos de niños de Chile, por lo que los jóvenes fueron hospedados por dos familias de la Iglesia donde se alojaron para dormir y durante el día se juntaron para realizar las actividades programadas.
El evento comenzó el día lunes 9 a las 8.00 AM con un desayuno de bienvenida en la casa del ministro local, Alfredo Arboleas. Luego del desayuno, el pastor del área, Saúl Langarica, dio un estudio sobre “la necesidad del contacto de los jóvenes con Dios a través de la oración” y exhortó a los jóvenes al compromiso de orar todos los días. Al finalizar el estudio, los 10 jóvenes con los dos ministros y sus esposas fueron a un parque zoológico.
Luego de un pequeño descanso y una caminata por el parque, todos tuvimos un riquísimo almuerzo de comida mexicana preparado por las señoras Carmen Langarica y Alejandra Arboleas. Después del almuerzo vinieron las mini-conferencias expuestas por los jóvenes mismos. En estos pequeños discursos los jóvenes hablan libremente sobre sus experiencias personales respecto al Camino de Dios.
Luego, tuvimos una clase de voleibol y después un partido del mismo deporte entre dos equipos formados por los jóvenes y reforzado por los dos ministros participantes. El partido fue seguido por una merienda. Luego tuvimos actividades libres y finalmente emprendimos el regreso a nuestros lugares de alojamiento.
El martes 10 continuó el campamento a las 9.00 AM con un estudio bíblico en casa de don Alfredo Arboleas. El estudio estuvo enfocado en “Ofrezcamos la juventud a Dios”. Al terminar el estudio, nos fuimos a una zona de camping con piscina, donde luego de un descanso tuvimos el clásico almuerzo mexicano pero en esta ocasión acompañado de unas ricas empanadas argentinas preparadas por una miembro de Bahía Blanca. Finalizado el almuerzo se llevaron a cabo las mini-conferencias, juegos de voleibol y mucha natación. Luego tuvimos la merienda, el descanso y la partida a sus hogares transitorios.
Llegó el último día de campamento, el miércoles 11. Ese día los jóvenes y los organizadores salimos de viaje a las 8.30 AM hacia la bella y pintoresca localidad de Sierra de la Ventana, la cual está a 110 km de Bahía Blanca.
Al llegar al pueblo nos instalamos en un hermosísimo parador con un río con muchos árboles e instalaciones de camping. Luego de un momento de descanso, llevamos a los jóvenes al medio de un bosque al otro lado del río donde se les dio un estudio bíblico sobre: “Evitemos problemas por medio de la obediencia a las leyes de Dios”. Fue muy bonito estudiar la Palabra de Dios en medio de tanta vegetación.
Luego tuvimos un suculento almuerzo mexicano y nuevamente transcurrió el día en un ambiente de paz y armonía. Concluido el almuerzo cruzamos el río por un caminito de piedras, y frente al rio, los jóvenes dieron sus últimas e inspiradas mini conferencias. Luego llegó el turno de la zambullida en el río, de los juegos de voleibol y de una caminata rumbo al centro del poblado para tomar el bus que nos llevaría de regreso a la ciudad de Bahía Blanca. Después de llegar a Bahía Blanca, el campamento finalizó con un cena de cierre y agasajo a los jóvenes en un conocido local del centro de Bahía Blanca donde se les entregaron diplomas de asistencia al campamento a cada uno de los jóvenes.
El campamento fue muy provechoso e importante para los jóvenes que participaron. Ellos desarrollaron fuertes vínculos de amistad y de compromiso para con Dios. Además recibieron instrucción bíblica de acuerdo a sus edades para enfrentar los desafíos que el mundo les plantea a cada momento. Todo se llevó a cabo en un profundo ambiente de paz, tranquilidad, colaboración y armonía. A pesar de lo concentrado del campamento, este tuvo todos los matices esenciales para decir que fue un campamento que estuvo a la altura de las circunstancias y que cumplió con todas las expectativas tanto de los organizadores como de los campistas.
Los campamentos son una herramienta fundamental de la Obra de Dios para ayudar a los jóvenes en su desarrollo y maduración en sus vidas físicas y espirituales. Además, los campamentos son el ámbito ideal para el desarrollo de amistades y aprendizaje para enfrentar al mundo en el que los jóvenes tienen que vivir oponiéndose de manera constante. ¡Muchas gracias a Dios y a todos los participantes para haber llevado a cabo este maravilloso campamento!
— Por Alfredo José Arboleas