Cuando conocemos la verdad de los hechos, solemos confundirnos al principio porque el conocimiento nuevo muchas veces contrasta con lo que siempre nos han enseñado.
Una de estas verdades tiene que ver con el aspecto físico que tuvo Jesucristo cuando estuvo en la tierra. La gran mayoría de las personas creen que Jesús tenía la apariencia de un hombre delicado, frágil y de cabello largo. Esta imagen es tomada de las pinturas que se han hecho de Jesús, basadas en lo que los pintores imaginaron o en lo que los religiosos de la época pensaban en relación a cómo era Jesús.
Primero que todo, debemos recordar que Jesús era judío. En el libro de Juan 4:9, una mujer que sabía del origen judío de Jesús le dijo: “¿Cómo tú, siendo judío, me pides a mí de beber, que soy mujer samaritana?”. Por ende, el aspecto de Jesús debió ser como el de un judío normal de la época.
Para conocer el verdadero aspecto físico de Jesús es necesario ir a la fuente original que describe a Jesús. También debemos dejar de lado las ideas que los hombres se han hecho de Él. Tenemos que ir a la fuente original, la Biblia. En ella encontramos varios pasajes que nos dicen cómo era Jesús cuando estuvo en la tierra.
La Biblia nos dice que Jesús no era un hombre bien parecido. Isaías 53:2 dice “…no hay parecer en él, ni hermosura; le veremos, mas sin atractivo para que le deseemos”.
Ésta es una profecía sobre la apariencia de Jesús, que se cumplió al pie de la letra. El libro de Mateo 4:30 dice: “mas él pasó por en medio de ellos, y se fue”. Es decir, Jesús no fue reconocido a simple vista, dándonos a entender que su apariencia era normal, como la de un judío de su época. Otra Escritura que prueba esto se encuentra en Mateo 6:48-49, “y el que le entregaba les había dado señal, diciendo: Al que yo besare, ése es; prendedle”. Es decir, Judas tuvo que besar a Jesús para identificarlo entre la multitud, dando a entender que a simple vista todos los que estaban allí eran parecidos.
El aspecto físico de Jesús no era dulce y pusilánime como lo muestra la iconografía religiosa. Por el contrario, era un hombre musculoso, varonil y dinámico. El libro de Marcos 6:3 dice, “¿no es éste el carpintero…?” Esto significa que siendo Jesús de profesión carpintero o constructor, indudablemente debió ser un hombre fuerte, con brazos y hombros desarrollados y con callos en las manos.
La tez de Jesús probablemente era morena, bronceada por el sol de Judea. Recordemos que Jesús recorría largas distancias caminando hasta terminar cansado y sediento, como dice el libro de Juan 4:6: “…entonces Jesús, cansado del camino, se sentó así junto al pozo”.
En cuanto a lo largo del cabello de Jesús, los registros históricos de la época nos muestran estatuas de los soldados romanos con cabello corto, igual que los emperadores romanos que también usaban pelo corto. Es más, el estilo helénico-griego de la época para los hombres era con cabello corto.
En cuanto a los judíos de la época, era costumbre usar el pelo corto, como se afirma en el libro del profeta Ezequiel 44:20, “y no se raparán su cabeza, ni dejarán crecer su cabello, sino que lo recortarán solamente”. De igual forma, las estatuas de varones judíos de la época los muestran con pelo corto.
Indudablemente el cabello de Jesús era corto, como el de cualquier judío de su tiempo. En 1 Corintios 11:14 dice: “la naturaleza misma ¿no os enseña que al varón le es deshonroso dejarse crecer el cabello?”.
Algunas personas alegan que Jesús había hecho el “Voto del Nazareo” y por eso Jesús supuestamente tenía el cabello largo. El Voto del Nazareo era esencialmente un voto de humildad y quienes lo hacían se dejaban crecer el cabello y no podían beber vino ni tener contacto con personas muertas: “el hombre…que se apartare haciendo voto de nazareo, para dedicarse al Eterno, se abstendrá de vino y de sidra…todo el tiempo del voto de su nazareato no pasará navaja sobre su cabeza; hasta que sean cumplidos los días de su apartamiento del Eterno, será santo; dejará crecer su cabello…no se acercará a persona muerta” (Números 6:2-6).
Claramente Jesús no había hecho el Voto del Nazareo, ya que Él bebía vino: “vino el Hijo del Hombre, que come y bebe, y dicen: he aquí un hombre comilón y bebedor de vino…” (Mateo 11:19). En otra ocasión, Jesús tuvo contacto con un muerto como lo afirma el mismo libro de Mateo 9:18, 25, “…mi hija acaba de morir; mas ven y pon tu mano sobre ella y vivirá…pero cuando la gente había sido echada fuera, entró y tomó de la mano a la niña, y ella se levantó”. Ambas conductas eran prohibidas por el Voto del Nazareo. Jesús se crió en la ciudad de Nazaret, de ahí que se le conociera como nazareno. Pero no debemos confundir los términos “nazareno” con “nazareo”.
No sólo podemos tener una buena idea de cómo era la apariencia física de Jesús cuando vino a vivir a la tierra, sino que también podemos saber cómo es su apariencia espiritual en el presente. El libro de Apocalipsis 19:12, 15 dice: “sus ojos eran como llama de fuego, y había en su cabeza muchas diademas…de su boca sale una espada aguda, para herir con ella a las naciones, y Él las regirá con vara de hierro…”. Efectivamente, Jesucristo tiene hoy un cuerpo glorificado y poderoso.
El mismo Jesús, que vino como un ser humano a la tierra la primera vez, retornará como un ser espiritual, pero esta vez vendrá a establecer el Reino de Dios para gobernar a todas las naciones. El Pueblo de Dios, es decir, la Iglesia de Dios, se está preparando para recibir a Jesucristo en el momento de su segunda venida.
Anímese a estudiar la Biblia y a obedecer sus instrucciones, para que usted pueda ser participante de ese grupo de personas que estarán con Cristo en su Reino a su segunda venida.
— Por Alfredo Arboleas