Una mujer poco conocida de la Biblia, demuestra el poder del amor materno.
La reconocida columnista Erma Bombeck escribió una vez: “La parte más fácil de ser madre es dar a luz. La parte más difícil es demostrarlo cada día”.
Las madres son muy importantes y han provisto gran consuelo y estabilidad a sus hijos a lo largo de los años. La Biblia está repleta de ejemplos de maternidad: Eva, Sara, Rebeca, Débora, María, entre otras. Pero hay una madre que probablemente no es muy conocida, Rizpa. Esta mujer es una de las grandes heroínas de la Biblia y un ejemplo sobresaliente de maternidad, todo debido a que ella lo demostraba todos los días.
En Josué 9, los gabaonitas engañaron a los Israelitas y los hicieron celebrar un pacto con ellos de que los dejarían vivir (Josué 9:3-14; 18-21). Esto era un pacto obligatorio. De la misma forma en que cuando celebramos un pacto con Dios en el bautismo y en el matrimonio, se espera que lo guardemos, los israelitas hicieron un trato, ratificado por un voto delante de Dios y se esperaba que lo cumplieran.
Saúl quebrantó esta promesa 350 años más adelante: quería borrar por completo a los gabaonitas. Como resultado de esto, Dios trajo hambre a la tierra de Israel. David entonces llamó a los gabaonitas al salón del trono y les preguntó cómo podía enmendar este error. Los gabaonitas entonces pidieron siete de los descendientes de Saúl para matarlos, y de esta forma deshonrar y traer la desgracia sobre la casa de Saúl. David entonces les dio siete hombres, dos de los cuales eran hijos de Rizpa, una de las concubinas de Saúl (2 de Samuel 21:8-9), a los gabaonitas.
¿Qué podemos aprender de Rizpa?
Súbitamente Rizpa se vio confrontada con una prueba devastadora que algunas madres desafortunadamente tienen que afrontar: la muerte de un hijo. Sin embargo ni la muerte de dos de sus hijos hizo que ella dejara de ser una madre dedicada.
Rizpa fue un ejemplo de devoción y dedicación. Entre seis y ocho meses, ella impidió que las aves de rapiña y las fieras, devoraran el cuerpo de sus hijos, porque ella quería un entierro apropiado para ellos (2 de Samuel 21:10).
Rizpa protegió sus hijos. Ella no pudo impedir la ejecución de sus hijos, pero durante más de medio año, protegió sus cuerpos. Las madres han hecho esto siempre, pero actualmente es una necesidad aún mayor. Actualmente, nuestros hijos están en riesgo ante los “buitres” que los asechan: música, medios de comunicación, abuso de sustancias, sexo promiscuo, presiones para que se adapten al medio-todos los métodos utilizados por Satanás el diablo para devorar a nuestros hijos (1 Pedro 5:8).
Rizpa fue un ejemplo de amor. Ella demostró un amor por sus hijos con su compromiso de estar dispuesta a morir antes que permitir que algunas bestias salvajes tomaran el cuerpo de ellos. Ella estaba decidida a hacer cualquier sacrificio personal que fuera necesario con tal de obtener un entierro decente para ellos. Rizpa representa la madre que pone primero las necesidades de sus hijos antes que las suyas.
No había nada que pudiera llenar el vacío en el corazón de Rizpa ni devolverle a sus hijos, pero debido a sus acciones, el rey David se dio cuenta. Él hizo que sus hijos fueran enterrados de una forma adecuada (2 Samuel 21:11-14). ¿Qué sucede con nosotros? Estamos peleando con diligencia las batallas por la vida de nuestros hijos? ¿Los estamos protegiendo con nuestras oraciones? ¿Estamos perseverando en ello o sólo lo hacemos en momentos de crisis? Necesitamos que el espíritu y la determinación de Rizpa se muestren más cada día de nuestra vida.
— Por Arnold Hampton