De Común Acuerdo: ¿Qué es lo que más lo entusiasma de IDDAM para el año 2012?
Joel Meeker: Estoy muy contento con varias cosas de nuestra asociación en el 2012. Estoy contento de contar con una administración probada y verdadera, capaz y comprometida, que va a implementar nuevos programas en todas las áreas de nuestras operaciones. Estoy entusiasmado porque pronto vamos a abrir nuestra nueva oficina en el área de Dallas. Es un paso necesario para poder hacer de una forma efectiva la obra de Dios.
Estoy entusiasmado con los planes que tenemos y que estamos implementando ya, para predicar el evangelio de una forma nueva y más efectiva, utilizando escritos con formato específico para el Internet. Esto va a darnos un mayor impacto colectivo.
Estoy contento porque ya pronto vamos a abrir el Instituto de la Fundación, Centro de Educación Bíblica, de tal forma que podamos ayudar a los cristianos jóvenes a desarrollar un carácter santo, enseñándoles de una forma sistemática las verdades espirituales que hemos recibido de otros que estuvieron antes, uniéndonos en un vínculo que se remonta a los apóstoles y a los profetas.
Estoy animado por contar con tantos pastores, ministros y hermanos, preparados y comprometidos, que acaban de pasar por otra prueba de fuego y fueron capaces de defender la conducta y la ética cristianas.
También me complace ver el deseo a todo nivel, de buscar humildemente y someternos a la voluntad de Dios y no a la nuestra. Mientras nos mantengamos en esta dirección, podemos tener grandes expectativas.
CA: Este ha sido un año complicado. ¿Cuál es la lección más grande que hemos tenido que aprender como iglesia?
JM: Estoy seguro de que hemos aprendido varias lecciones. En mi opinión, una de las más importantes es que debemos hacer siempre lo que es correcto—lo que Dios quiere que hagamos—de la forma en que Dios nos permite verlo, sin importar lo que otros hagan o cuánto nos sintamos presionados a transigir. Otra forma de expresarlo es que tuvimos la oportunidad de aprender más profundamente acerca de la importancia de aplicar Mateo 6:33.
CA: En sus propias palabras, ¿podría describirnos qué es la obra?
JM: La “obra” es cumplir la voluntad de Dios: vivir nuestras vidas individualmente como Él quiere que las vivamos, alimentando familias amorosas que respaldan y congregaciones (en cuanto al área internacional, colectiva), predicando las buenas nuevas del Reino de Dios a todos los que podamos llegar y escuchen, y enseñándoles a aquellos que Dios llame a guardar todas las cosas que Él nos ha ordenado hacer.
CA: ¿Cómo podemos involucrar más a cada miembro de la Iglesia en la obra?
JM: Hemos tenido varias discusiones importantes en la JMD y con la administración en torno a este tema. Queremos comunicarnos abierta y efectivamente de tal forma que los miembros sean conscientes de las necesidades y de las maneras en que nos pueden ayudar. Esto les va a permitir a los miembros orar por las necesidades de la obra de la Iglesia y de nuestros hermanos alrededor del mundo, saber cómo están siendo utilizados nuestros diezmos y ofrendas para cumplir la misión que Dios nos ha dado y ofrecer ayuda en ciertas actividades cuándo y cómo sea posible hacerlo.
Queremos ayudar especialmente a nuestros miembros más jóvenes a involucrarse en sus congregaciones y en los programas en donde su juventud es una ventaja real: en programas de campamentos, por ejemplo, y en proyectos en dónde la experiencia y el entrenamiento en los nuevos medios de comunicación y la tecnología pueden hacernos más efectivos.
CA: Usted creció en la Iglesia. ¿Cuándo se dio cuenta que Dios lo había llamado a la Iglesia? ¿Qué hizo que usted respondiera a este llamamiento?
JM: Mi forma de pensar en la vida comenzó a cambiar cuando estaba en el último año de bachillerato, cuando me di cuenta que mis sueños de convertirme en un actor de Shakespeare probablemente nunca se harían realidad. Yo me imaginé que alguien que viniera de Springfield, Missouri, no podría ser alguien importante en Hollywood (más tarde surgió Brad Pitt, quien estaba un año o dos detrás de mí en la escuela vecina—bueno…).
En mi desorientación, le pedí consejo a mi padre, y el me sugirió que aplicara a la Universidad Ambassador, en dónde yo podría empezar a dilucidar mi futuro. Durante mi primer año tuve la oportunidad de comenzar, como una persona adulta, a aprender la teoría del camino de Dios en la Biblia, pero también lo comencé a ver en acción a mí alrededor. Fue muy motivador. Dios me mostró durante ese año que la vida cristiana, aunque tenga pruebas, es la más inspiradora y gratificante que pueda existir.
CA: ¿Cómo se imagina la Iglesia en cinco años?
JM: Espero y confío en que estaremos justo dónde Jesucristo quiere que estemos: haciendo la obra de Dios. Hay varios escenarios posibles en los próximos cinco años. Varios acontecimientos en el mundo pueden llevarlo a un caos total y a la guerra en ese período de tiempo.
Pero si tenemos un poco más de tiempo, entonces creo que en cinco años estaremos predicando efectivamente el evangelio al mundo por medio de una herramienta como Internet y otros medios de comunicación y que el Padre va a llamar a más personas a Cristo por medio de estos esfuerzos. Creo que tendremos una base creciente de miembros jóvenes de la Iglesia con un entendimiento profundo de la Palabra de Dios y un compromiso personal con Él. Creo que habremos avanzado en la educación y preparación de parejas jóvenes, llamadas a recibir el bastón de servicio por parte de los pastores y sus esposas, que se retiren.
A medida que el mundo siga sus caminos cada vez más confusos y pecaminosos, creo que los miembros del Cuerpo de Cristo cada vez se alzaran más y más claramente como luces y faros de esperanza en medio de las tinieblas espirituales. Nuestro ejemplo colectivo y personal será cada vez más importante.
CA: ¿Cómo podemos crear un vínculo más fuerte entre los miembros?
JM: Creo que nuestros administradores y pastores ayudarán a que esto pase compartiendo las noticias acerca de los hermanos que están en necesidad como una prioridad importante, de tal forma que todos podamos estar enterados y oremos los unos por los otros. Cada uno de nosotros debe luchar por ser una influencia positiva en nuestra congregación fomentando el compañerismo. Nuestras conversaciones deben estar enfocadas en lo espiritual, de tal manera que podamos ayudarnos mutuamente a desarrollar nuestra fe colectiva. Podemos luchar por tratarnos unos a otros como miembros de familia valorados y respetados, algo que la Biblia nos dice que somos.
CA: Como pastor de los hermanos de habla francesa, usted tiene la oportunidad de viajar a muchos lugares, desde Bélgica a Costa de Marfil, de la República Democrática del Congo a Mauricio. Muchos de estos miembros viven muy aislados. ¿Qué piensa usted que podemos aprender nosotros, los que vivimos en áreas más pobladas, de ellos?
JM: Una lección que he aprendido es la importancia crucial de una sólida relación personal con Dios. Cuando no podemos contar con el respaldo inmediato de los hermanos, tenemos que depender con más intensidad de Dios.
Esto lo logramos por medio del estudio bíblico diario y la meditación en lo que leemos y aprendemos en su Palabra. Lo hacemos al orar a Dios y al agradecerle detalladamente por nuestras bendiciones y también al hacerle saber nuestras necesidades. Lo hacemos al involucrarlo a Él en las situaciones que afrontamos y en las decisiones que debemos tomar—haciendo lo mejor posible al caminar con Él en todo momento.
CA: ¿Cuáles desafíos piensa usted que va a enfrentar como presidente de la Junta Ministerial de Directores?
JM: Ser un miembro de la JMD y tener la oportunidad de dirigir la primera reunión de la junta permanente (algo diferente a la interina), ha sido una experiencia positiva y alentadora. En las últimas reuniones, le pedí a Clyde Kilough, que ha sido presidente del antiguo Consejo de Ancianos, que me diera un consejo acerca de mis responsabilidades. El respondió con una sonrisa: “Estoy sintiendo envidia en estos momentos”. Yo sabía exactamente lo que quería decir.
Tenemos una junta y nuestra relación con la administración es tan llena de armonía como nunca antes la habíamos tenido, desde los primeros días de nuestra anterior asociación, que desafortunadamente no duró mucho tiempo. Actualmente hay un notable espíritu de unidad, humildad, respeto, buscando hacer la voluntad de Dios, que yo quisiera que todos los hermanos pudieran experimentar también. Así que creo que no tengo muchos desafíos en cuanto a esto.
Nuestros retos serán mantener la junta actual cumpliendo sus responsabilidades, asegurándonos de que los miembros de la junta estén alerta y preparados para el momento oportuno de tal manera que puedan cumplir con sus responsabilidades. Habrá desafíos adicionales a medida que tratamos de cumplir con nuestras responsabilidades como miembros de la junta y las restricciones de tiempo que esto conlleva para nuestros “verdaderos trabajos”.
CA: ¿Cuál(es) es (son) su(s) meta(s) personal(es) en su período como presidente?
JM: Mi meta es servir a Dios y a la Iglesia de Dios, una Asociación Mundial, al servir a mis compañeros de la Junta de la mejor manera que me sea posible. Quiero que nuestras reuniones y otras labores sean tan organizadas y productivas como sea posible, conducidas de tal forma que saquemos el mejor provecho del tiempo.
También deseo trabajar de una forma estrecha con el presidente y la administración a medida que trabajamos en la Junta, de tal forma que podamos mantener el respaldo mutuo, la confianza y el amor cristiano del que estamos disfrutando ahora. CA