A medida que nos preparamos para la Fiesta de Tabernáculos, debemos tener tiempo para meditar en cómo nuestro ejemplo en la Fiesta va a reflejar a Dios y a Jesucristo.
Cuando era niño, tenía un juego de cartas que se conocía en nuestra familia como las cartas de “¿Quién soy yo?”. Cada carta tenía cuatro claves para poder deducir la respuesta. La primera clave en la carta era la más difícil y vaga; pero a medida que uno continuaba leyendo las claves éstas eran más fáciles y más específicas. Teníamos diferentes juegos de esto y todas las cartas se referían a personas de la Biblia. La meta era dar la respuesta lo más rápido posible, utilizando el menor número de claves. Tal vez algunos de ustedes jugaron ese juego cuando eran niños. Cuando uno piensa en esto: ¿quién soy yo exactamente? es una pregunta importante, ¿verdad?
Cada año, a medida que el clima se enfría más en el hemisferio norte (más tibio en el hemisferio sur), nos presentamos delante de Dios en el momento escogido por Él, en dónde Él haya puesto su nombre, para guardar cuatro días de fiesta específicos. Cerramos el ciclo de fiestas anuales al dejar nuestro hogar y guardar la Fiesta de Tabernáculos y el Último Gran Día. Es en verdad un hito en el año tanto para Dios como para su pueblo. Y es un momento propicio para preguntarnos: “¿quién soy yo?”, porque en esta época tenemos un anticipo de lo que nos espera a las primicias de Dios y el resto de la humanidad.
En 2 Corintios 5:20, Pablo afirma: “Así que, somos (Timoteo y yo) embajadores en nombre de Cristo”. Eso era lo que ellos eran. Esto nos lleva la pregunta: ¿qué es un embajador? Según el Diccionario Merriam-Webster, un embajador es “un enviado oficial; especialmente un agente diplomático del más alto rango acreditado ante un gobierno extranjero o soberano como un representante residente de su propio gobierno o soberano, o alguien nombrado temporalmente con una asignación diplomática, un representante autorizado o mensajero”.
Representantes de Cristo
Tal como Pablo y Timoteo eran embajadores de Cristo, nosotros también nos convertimos en sus embajadores cuando nos arrepentimos, nos bautizamos y recibimos el Espíritu Santo de Dios. Y somos eso cuando vivimos en nuestro barrio y vamos a estudiar, a trabajar, y sí, cuando vamos a la Fiesta de Tabernáculos somos un “representante autorizado”. En pocas palabras, representamos a Jesucristo. Así que cuando pensamos en la pregunta, ¿quién soy yo?, si tenemos esto en mente, esta pregunta es en verdad muy importante, ¿no creen?
Como todos sabemos—con raras excepciones—este mundo en el que vivimos no sabe ni entiende mucho acerca de Dios o de sus días santos. La única vez que muchas personas oirán el término “Fiesta de Tabernáculos” o “Último Gran Día”, o aun “Iglesia de Dios”, puede ser el momento en que llegamos a su comunidad durante ocho días. Como embajadores de Cristo, ¿qué van a ver en usted y en su familia? ¿Van a ver hombres, mujeres y niños que van a representar a Dios el Padre y a Jesucristo, de una forma que Dios va a sentirse complacido? Estoy seguro que Él espera que sea así.
Al crecer en la Iglesia, esto fue muy recalcado en mi hogar. A mi hermana y a mí nos enseñaron que tanto el nombre de Dios como el nombre de nuestra familia eran muy importantes para Él. Nuestro ejemplo era muy importante para Dios. Me acuerdo de las incontables veces que escuché decir: “no importa lo que hagan los demás; lo que importa es lo que nosotros hagamos”. Debo decir: “Me siento muy agradecido por este principio que me enseñaron en mi hogar. La verdad es que nuestro ejemplo sí cuenta. Es lo que le dice a todos a nuestro alrededor: quiénes somos nosotros”.
Como embajadores de Cristo, se espera que lo representemos en la forma en que nos conducimos en todo momento. Esto incluye algo tan sencillo como cuando le damos una propina a la persona que nos ayudó en el alojamiento en la fiesta, o cuando enseñamos y entrenamos a nuestros hijos en su forma de comportarse cuando estamos fuera. Cuando estemos hablando con las personas en la tienda o cuando estemos manejando, debemos recordar que somos embajadores de Cristo. Asegurémonos de pensar en esto antes y durante la fiesta de este año, y en cualquier momento que oigamos la pregunta: “¿quién soy yo?”.
—Por Mark Winner
Mark Winner es el pastor de las congregaciones de Nashville, Tennessee, Henderson y Louisville, Kentucky, EE.UU. Es el coordinador de la fiesta en Pigeon Forge, Tennessee, EE.UU.