“Sin confianza no puede haber paz”. Las fragmentadas relaciones entre naciones y culturas en nuestro mundo han probado con creces la verdad de este axioma. Pero cuatro jóvenes son voluntarios en el Medio Oriente con la meta de fomentar esa confianza tan necesaria para desarrollar relaciones positivas, en tanto que ganan apreciación trabajando por las necesidades de las personas en el Reino Hachemita de Jordania.
Una de las metas más importantes del proyecto de Jordania es lograr un mejor entendimiento de la cultura en esa parte del mundo. Actualmente, tenemos cuatro jóvenes adultos de la Iglesia de Dios participando en un proyecto educativo de un año en el Reino Hachemita de Jordania; Stella Helterbrand, Josh y Eva Messerly y Jessica Schultz. Ellos son voluntarios en dos diferentes escuelas de esta nación árabe.
¿Por qué?
Si bien ellos están adquiriendo experiencia personal que les va a ayudar a apreciar el mundo en que vivimos, el propósito primario está relacionado con servir—servir a las personas, apreciar la cultura, construir relaciones sinceras y fomentar la confianza, que son cosas que la Palabra de Dios nos enseña que son necesarias para la paz verdadera, que perdura. También son una virtud que Cristo resaltó en su instrucción acerca del fundamento del camino de vida de Dios: “Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados Hijos de Dios” (Mateo 5:9).
Un legado de servicio y amistad
Actualmente, nuestros voluntarios sirven en dos instituciones diferentes, The Amman Baccalaureate School (ABS) [La escuela de Bachillerato de Amman] y en la Young Muslim Women´s Association (YMWA) Centre for Special Education [Centro para la Educación Especial de la Asociación de Mujeres Musulmanas Jóvenes].
La presencia de la Iglesia en Jordania se remonta a comienzos de 1980, cuando algunos estudiantes del Instituto Ambassador fueron enviados para servir en el YMWA Centro para la Educación Especial, la Federación de Deportes para los Minusválidos, la Sociedad Al Hussein, Centro para los Minusválidos Físicos o la Escuela de Bachillerato de Amman.
Durante 16 años muchos voluntarios de la Fundación Ambassador han demostrado su compromiso para ayudar a las personas de Jordania sirviendo a personas discapacitadas—además de los estudiantes que enseñan en su renombrada escuela de bachillerato.
Este ejemplo de servicio comprometido ha contribuido con el desarrollo de maravillosas relaciones personales—relaciones que han durado muchos años. Pero también ha establecido una reputación de confianza, honestidad e integridad con los miembros de la familia real de Jordania—en especial con la princesa Sarvath El Hassan (esposa de su majestad el gran príncipe Hassan de Jordania).
Proyecto actual en Jordania
Con la invitación de la familia real hace cinco años, en 2007, la Iglesia empezó nuevamente a patrocinar voluntarios en dos de las instituciones de Jordania en las que anteriormente habíamos servido. Esto ocurrió después de que David Register y Cory Erickson, quien era el antiguo líder del proyecto en Jordania y que actualmente sirve como ministro en IDDAM, fueran invitados a almorzar con la princesa Sarvath, y ella expresara su interés por reclutar voluntarios que fueran ejemplo del mismo espíritu que los voluntarios anteriores habían demostrado años atrás. Ella y su equipo de colaboradores sintieron que ambas organizaciones se podrían beneficiar de esta participación de voluntarios de nuestra Iglesia.
A inicios de 1980, la princesa Sarvath empezó el YMWA Centro para la Educación Especial, en un esfuerzo por satisfacer las necesidades de muchos discapacitados y niños minusválidos de Jordania. Desde esa época, el Centro ha tenido trabajadores que han sido entrenados para ayudar y enseñar a personas con discapacidades mentales. Nuestros voluntarios han podido ayudar a estos profesores en clases especiales, trabajando con los niños y el equipo. Sobra decir que su presencia y su servicio son muy apreciados.
Los voluntarios que trabajan en la Escuela de Bachillerato de Amman, colaboran con los miembros del equipo de planta y los profesores estudiantes. Además de enseñar y trabajar con estudiantes, los voluntarios adquieren una perspectiva más profunda de las variaciones culturales al enseñar en una nación del Medio Oriente. Algo que es más importante aún, es que los cristianos de occidente están invirtiendo buena parte del año para ayudar, servir, aprender y cultivar amistades. En esencia, ellos están desarrollando relaciones.
Visita reciente
Durante el pasado mes de enero, mi esposa Tanya y yo, tuvimos el privilegio de visitar a nuestros voluntarios actuales, las escuelas en las cuales ellos son voluntarios y los patrocinadores y directores de cada uno de estos centros educativos.
El jueves 19, mi esposa y yo visitamos el YMWA Centro para la Educación Especial, donde fuimos recibidos por el director, Rasha Nasrallah y el miembro de la junta, Khadijeh Siraj al Tall, quien también es el asistente personal de la princesa Sarvath. Dos voluntarios nuestros también nos acompañaron en la escuela, Josh y Eva Messerly. Josh trabaja con los estudiantes mayores en la sección vocacional, en tanto que Eva ayuda en los grados de primaria como asistente del profesor. A medida que hicimos un tour por la escuela, revisamos el trabajo de Josh y Eva, lo que nos confirmó que el servicio de nuestros voluntarios es muy apreciado.
Pudimos estar dos días completos con los voluntarios en su fin de semana (viernes y sábado en las naciones musulmanas) y tuvimos la oportunidad de viajar a las ruinas antiguas de Decápolis, la ciudad de Petra, en el Valle del norte de Jordania, y a la Ciudadela de Amman el viernes. El sábado por la tarde viajamos a la ciudad de Madaba y observamos el atardecer en la cima del monte Nebo, que fue el lugar en que Moisés vio por última vez la tierra prometida antes de morir.
El domingo 22 de enero, tuvimos el privilegio de tener una audiencia con la Princesa Sarvath y la Princesa Rahma en el palacio real, que está en Amman. La Princesa Sarvath fue una anfitriona encantadora y pudimos conversar acerca de los voluntarios que estaban ahora y su experiencia y oportunidades actuales. Como siempre, tuvimos estas charlas en el contexto del legado de Herbert Armstrong y los voluntarios de Ambassador en años pasados. Una reputación de sinceridad y confianza que ha perdurado durante tres décadas.
Esa tarde, fuimos invitados a un almuerzo por Stuart Bryan, el director de la Escuela de Bachillerato de Amman. Nuestras voluntarias ahí, Stella Helterbrand y Jessica Schultz, también fueron invitadas a este almuerzo. Después de una comida maravillosa y de discutir acerca de la escuela y nuestros voluntarios, conocimos la escuela. Jessica es la asistente del profesor en el programa de kindergarden, y Stella colabora en el anuario y en los programas de extensión de la escuela y/o con los departamentos co-curriculares del segundo año. Los directores de ambas escuelas expresaron su gran aprecio por estos jóvenes voluntarios que estaban sirviendo a los suyos y a sus instituciones.
Servir a las personas
Nuestros voluntarios en el proyecto se preparan para esta maravillosa oportunidad aprendiendo acerca de la cultura y los temas que han conducido al conflicto que ahora existe en esta parte del mundo. Aunque ellos no están en Jordania para hacer proselitismo ni para predicar, ellos entienden que están ahí representando algo más grande que ellos mismos y una causa muy importante.
Todos sabemos que la confianza es algo que no se exige. Debe ganarse. En una nación cuya confianza ha sido traicionada por individuos y naciones durante miles de años, la confianza sólo se puede desarrollar en un período de tiempo. Sólo puede darse cuando las personas saben que son valoradas y amadas, y se consideran importantes. Nuestros voluntarios entienden que cada persona que conocen y sirven—cada maestro que ayudan o son supervisados por él—es importante para el Creador.
Les recordamos a nuestros voluntarios que en esta parte tan especial del mundo, las personas que servimos ahora tal vez no entiendan los valores que ven. Pero a medida que los voluntarios continúen practicando los valores de Dios, definidos en la Palabra de Dios, pueden hacer una diferencia.
— Por Doug Horchack