Durante los años de 1960 se vivieron momentos impactantes en la Iglesia de Dios. En esa época la Iglesia experimentó un gran crecimiento y, con mucha frecuencia, Dios llamó a personas en lugares remotos y alejados del mundo.
¿Qué pasaría si usted fuera bautizado y un par de años después se trasladara a un lugar remoto con muy pocas oportunidades de ver a otros miembros de la Iglesia de Dios, por varios años? ¿Podría sobrevivir espiritualmente? ¿Son tan sólidas sus convicciones que pueden acompañarlo en momentos difíciles, sin que tenga mucha ayuda de otros miembros de la Iglesia? ¿Qué sucedería si usted no pudiera asistir a los servicios regulares del sábado en una congregación, durante casi 30 años? ¿Qué ocurriría si cuando usted finalmente pudiera empezar a asistir a los servicios del sábado semanales, lo hiciera con gran gozo, para afrontar en pocos años que las doctrinas básicas de la iglesia empezaron a ser cambiadas? ¿Qué haría usted? Quisiera presentarles a una persona que nunca transigió con la verdad de Dios hasta el día en que murió, aunque le tocó enfrentar esta situación.
La doctora Dossibai Alí murió el 27 de julio de 2012, en su casa en Secunderabad, India, a la edad de 84 años. La doctora Alí nació el 31 de marzo de 1928 en Hyderabad, India. Su padre era persa y miembro de la religión de Zoroastro. Ella tuvo conocimiento de la Biblia por primera vez cuando asistía a la escuela de la iglesia anglicana en Australia. La doctora Alí asistió al colegio Isabella Thoburn en Lucknow, India, donde realizó estudios intermedios en ciencia, y después completó cinco años de estudio en la escuela de medicina.
La doctora Alí y su esposo, un musulmán, se trasladaron, junto con sus tres pequeñas hijas, de India a Inglaterra en 1959 para estudios de postgrado. Mientras vivían en Inglaterra, la doctora Alí entró en contacto con la Iglesia. Ella escuchó el programa “El mundo de mañana”, que se trasmitía en Radio Luxemburgo y solicitó literatura. Ella fue bautizada el 1 de agosto de 1960.
Su esposo se tornó muy hostil contra su nueva religión. La familia regresó a la India en 1962, y la hostilidad de su esposo continuó hasta el punto en que ella fue golpeada duramente en varias ocasiones. Temiendo por su vida, la doctora Alí vivió en un hostal durante un año. Se divorciaron en 1965. Como la doctora Alí no era musulmana y no iba a educar a sus hijas como musulmanas, la corte le dio la custodia de las hijas a su esposo. Durante varios años las hijas vivieron en la casa de su padre y visitaban a su madre durante el día.
Desde el día en que la doctora Alí y su familia regresaron a la India en 1962 hasta la Fiesta de Tabernáculos en 1973, la doctora Alí no se reunió con ningún miembro de la Iglesia. Durante estos 11 años ella perseveró pacientemente en medio de muchas dificultades y se mantuvo fiel a su llamamiento y al camino de vida de Dios.
Aun después de 1973, no existía una congregación local donde pudiera asistir a los servicios del sábado. No fue sino hasta finales de 1980 o principios de 1990, que se llevaron a cabo servicios semanales en el sábado en su área, en India; fueron por lo menos 15 años después de haber asistido a su primera fiesta y más de 28 años después de su bautismo. La doctora Alí sentó un maravilloso ejemplo de fidelidad, afrontando pruebas increíbles, a medida que vivía según el camino de vida de Dios.
A la doctora Alí le sobreviven tres hijas: Roshan, quien vive en Inglaterra; y Arjumand y Nargis, quienes viven en Secunderabad, India. Arjumand y Nargis son miembros bautizados de la Iglesia.
La doctora Alí ha terminado su carrera; y como el apóstol Pablo, ella podría afirmar: “He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquél día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida” (2 Timoteo 4:7-8).
Me entristeció la muerte de la doctora Alí; y sus hijas están sintiendo una terrible pérdida con su ausencia. Pero ella corrió la carrera con éxito. Podemos sentirnos inspirados con el ejemplo que nos dio. Por favor, oren por sus hijas, para que Dios las consuele en estos momentos. Como me dijeron recientemente: “es una pérdida terrible para nosotros, pero no queremos dejar la verdad de Dios”.
—Por David Baker