Estamos cerca de un inminente resurgimiento religioso global; el movimiento político-religioso más grande de todos los tiempos. Los teólogos y comunidades religiosas hablan cada vez con más frecuencia de la necesidad de una unificación religiosa mundial para poner orden a la confusión religiosa existente en el mundo entero. La profecía bíblica confirma esto y describe acontecimientos en el tiempo del fin, justo antes del regreso de Jesucristo a la tierra.
Sin embargo, esta efervescencia religiosa ecuménica a punto de hacer su debut será sólo el preludio de muchas grandes y terribles tragedias. Vendrán tiempos de guerras, hambrunas, pestilencias y plagas que este mundo tendrá que sufrir como nunca lo ha hecho en toda su larga historia, justo antes de la llegada del verdadero Mesías. Será un tiempo aun más peligroso para los verdaderos cristianos, quienes saben mejor que nadie que la venida de Jesucristo es lo único que va a unificar al mundo entero bajo un solo gobierno y religión.
Siempre ha existido el deseo de que este mundo esté bajo un mismo gobierno e ideología religiosa, pero esto no sucederá hasta el segundo advenimiento de Jesucristo a esta tierra. Es imposible que el mundo entero salga del engaño y la confusión religiosa en que los ha sumergido el gran engañador, Satanás, quien ha causado que el mundo crea y siga a un cristo falso y se olvide por completo del verdadero Mesías y sus mandamientos.
El profeta Oseas escribió: “Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento. Por cuanto desechaste el conocimiento, yo te echaré del sacerdocio; y porque olvidaste la ley de tu Dios, también yo me olvidaré de tus hijos” (Oseas 4:6). Estas duras palabras fueron escritas tanto para el Israel de la antigüedad como para el Israel moderno en la actualidad. Los descendientes de Isaac y Jacob (Israel)—Estados Unidos, Gran Bretaña y demás países de habla inglesa—han desechado a su verdadero Rey y han caído más y más en la degeneración y corrupción de su llamamiento inicial. Sin embargo, su Rey y Gobernante pronto vendrá a reclamar su lugar, cuando regrese a establecer el Reino de Dios.
¿Es verdad que Cristo regresará a la tierra?
Decenas de escrituras hablan claramente del regreso de Cristo a la tierra. Jesús mismo declaró que retornaría y que lo haría cuando muy pocos estén esperándolo. Cuando Cristo habló acerca de ese tiempo explicó que muchos terribles acontecimientos sucederían justo antes de su venida. Dijo: “Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria. Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos, de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro” (Mateo 24:30-31). Estos versículos describen la primera resurrección de los llamados y fieles a Dios, cuando serán transformados para reinar con Cristo en el Reino de Dios a su regreso.
El apóstol Pablo también describió ese tiempo en varias de sus cartas. En su epístola a los Tesalonicenses leemos: “El señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor” (1 Tesalonicenses 4:16-17).
Pablo también dice en su epístola a los Corintios que Cristo retornará y los muertos en Cristo serán transformados incorruptibles a la final trompeta (1 Corintios 15:51-52). La final trompeta se refiere a la última trompeta de una serie de siete que sonarán anunciando la venida de Jesucristo a este mundo. Estas trompetas se describen claramente en el libro de Apocalipsis, en los capítulos 8 al 11.
El apóstol Juan nos describe lo que vio y escuchó en la revelación del sonar de la séptima trompeta: “El séptimo ángel tocó la trompeta, y hubo grandes voces en el cielo, que decían: Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos” (Apocalipsis 11:15).
El Reino de Dios establecido sobre la tierra
Muchos de los profetas, como Isaías, Ezequiel y Daniel, hablan claramente acerca de un Reino que estará encabezado por Jesucristo gobernando sobre toda lengua, pueblo y nación. Existen cientos de profecías que anuncian tanto la primera como la segunda venida de Cristo a esta tierra.
En el libro de Isaías se describen tremendos cambios que habrá cuando esto suceda. Isaías 11:6 describe un hermoso mundo en el cual aun el temperamento de los animales cambiará; cuando el león y la bestia doméstica andarán juntos, y un niño los pastoreará.
Las religiones de este mundo han rechazado estas verdades fundamentales y desconocen las razones por las que la venida de Cristo es necesaria. Han rechazado el mensaje que Jesucristo trajo cuando vino la primera vez, cuando habló tantas veces acerca del Reino de Dios y las buenas noticias que esto representa para toda la humanidad.
Al haber rechazado estas verdades fundamentales, no sólo han rechazado el verdadero evangelio que Cristo trajo al mundo, sino también han rechazado al mensajero mismo. El mundo entero ha aceptado a un falso cristo, con un mensaje totalmente falso acerca del cielo, del infierno y muchas otras falsas doctrinas. Viven sin esperanza palpando en la oscuridad las verdades que Cristo—la luz del mundo—trajo hace más de dos mil años para darle significado a sus vidas.
¿Por qué es necesario que retorne el Mesías?
Una de las grandes verdades perdidas en el conocimiento religioso de este mundo es que Dios es el único que puede hacer que todas las naciones de la tierra se unan bajo un solo gobierno y acepten una misma fe. Nadie más puede lograr este colosal acontecimiento; nadie posee el poder para lograr que el mundo se sujete a un solo rey y soberano líder universal. Pero ésta no es la única razón por la que regresa Cristo. La verdad es que si no volviera, la humanidad se autodestruiría en el final intento de alcanzar sus objetivos ecuménicos y de un gobierno unido.
Los discípulos de Jesús le preguntaron: “¿Qué señal habrá de tu venida y del fin del siglo?” (Mateo 24:3). La respuesta de Jesucristo es reveladora. Les dijo: “Mirad que nadie os engañe, Porque vendrán muchos en mi nombre diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán. Y oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca; pero aún no es el fin. Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y esto será principio de dolores. Entonces os entregarán a tribulación, y os matarán, y seréis aborrecidos de todas las gentes por causa de mi nombre. Muchos tropezarán entonces, y se entregarán unos a otros, y unos a otros se aborrecerán. Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos; y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará. Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo. Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin” (Mateo 24:4-14).
El versículo 22 nos dice: “Y si esos días no fuesen acortados, nadie sería salvo”. Se está hablando de salvación física. En otras palabras, si Cristo no regresara toda la humanidad sería destruida en su último intento de traer la unidad política y religiosa a este mundo.
¿Por qué es necesario que regrese Jesucristo? Simplemente, porque Dios nos ama tanto que desea que todos seamos salvos y que lleguemos a formar parte de su familia divina, como seres espirituales. Esto no será posible hasta que Cristo regrese y sea lanzado fuera el culpable de que toda la humanidad esté engañada y en tinieblas hasta ahora (Apocalipsis 12:7-10). Una vez que Satanás sea quitado de en medio, Dios podrá finalmente gobernar, con sus santos, todas las naciones del mundo por mil años (Apocalipsis 20:1-3).
Después de mil años de establecido el Reino de Dios sobre la tierra vendrá una segunda resurrección, cuando todos los que alguna vez hayan existido vivirán de nuevo una vida física; pero esta vez habrá una gran diferencia. Esta vez serán abiertos los libros de la Biblia a su entendimiento, para luego ser juzgados por ellos según sus obras (Apocalipsis 20:12). Esto puede suceder solamente si Cristo retorna a esta tierra para salvarnos de la muerte eterna.
A medida que nos acerquemos más y más al tiempo del fin, cuando regrese el Mesías para salvarnos, el ambiente mundial irá de mal en peor. La humanidad, en su último intento por salvar al mundo, llegará al colmo hasta el punto de destruir el mundo entero por completo.
Por estas y muchas otras razones, es necesario que Cristo regrese. ¡Sí, ven pronto, Señor Jesús, para establecer tu Reino sobre toda lengua, pueblo, tribu y nación!
—Por Lauro Roybal