La Fiesta de Tabernáculos y Último Gran Día en Mendoza, Argentina, puede ser descrita como una Fiesta con sermones extremadamente poderosos y motivadores, y excelente convivencia entre los hermanos.
Este año nos reunimos a celebrar las fiestas del Eterno 366 hermanos de Argentina, Brasil, Chile, Estados Unidos, México, Nueva Zelanda, Perú y Uruguay. La calidez de los hermanos del Cono Sur y su actitud servicial y alegre derribaron las barreras culturales y de lenguaje. Gracias a su hospitalidad, tuvimos una convivencia maravillosa que nos hizo sentir como en casa.
La mayoría de los hermanos se hospedaron en el Hotel Savoia, que fue el centro de las actividades. Ahí se llevaron a cabo los servicios religiosos. Los mensajes que escuchamos cada día fueron un verdadero banquete espiritual, en el que se nos exhortó a ser mejores cristianos. El alimento espiritual que recibimos fue el equivalente al que recibiríamos en el lapso de tres meses.
Una característica de la Fiesta es que fue muy inclusiva. ¡Hubo actividades para todos! Desde los más pequeñitos hasta los de mayor edad tuvieron eventos planeados para ellos. Hubo una fiesta y juegos para los niños, té para las personas de la tercera edad, desayuno para las damas, estudio bíblico para los jóvenes, actividades deportivas y un programa especialmente planeado para dar la bienvenida a los hermanos extranjeros.
El trabajo y dedicación de los hermanos también se pudo apreciar en la música especial y en la noche de talentos, la cual fue todo un éxito y de gran calidad. Además, tuvimos la oportunidad de participar en dos eventos especiales: la boda de Abigail y Gabriel Pérez, y el baby shower de Carolina y Carlos Navarrete que esperan la llegada de su primer bebé, Paulita.
Para cerrar con broche de oro, en el Último Gran Día tuvimos la bendición de seis niños y más tarde, el mismo día, 13 personas fueron bautizadas. Todos los asistentes a la Fiesta tuvimos la alegría de unirnos a este momento tan importante en las vidas de los recién bautizados para darles la bienvenida a la familia de Dios.
Como mencionó el Sr. Saúl Langarica en el sermón del Último Gran Día, el desafío para nosotros será mantener el ánimo por un año más, así como lo hemos tenido durante la Fiesta. No podemos volver a nuestra rutina de siempre, sino que debemos llegar a cada una de nuestras casas a formar nuevos hábitos que nos permitan estar más cerca de Dios.
Ha sido una gran bendición haber compartido esta hermosa Fiesta con nuestros hermanos del Cono Sur quienes viven entusiastamente su relación con Dios y unos con otros.
—José y Ruth Chávez