
Paseo en Xochimilco – De izquierda a derecha, Pablo Dimakis, León Walker, Alfredo López, Adel Vázquez y Lauro Roybal
Con motivo de la visita a la Ciudad de México del señor León Walker, Director de la Obra Hispana, su esposa, Reba Walker, y nuestro ministro regional, Lauro Roybal, los días 9 y 10 de febrero, los miembros de la Iglesia de Dios en la capital mexicana llevaron a cabo una actividad en Xochimilco, palabra náhuatl que significa “en el lugar de la sementera florida”. Ubicado al sur de la ciudad, este lugar es reconocido por sus canales—formados por chinampas construidas en la época prehispánica—y la producción de plantas de ornato. Además, es Patrimonio Cultural de la Humanidad desde 1987, año en que fue declarado como tal por la UNESCO.
Los canales de Xochimilco pueden recorrerse en trajineras, las cuales cuentan con asientos y una mesa larga que se utiliza para poder degustar los diferentes platillos que los lugareños ofrecen a lo largo y ancho de los canales desde sus chalupas (embarcaciones pequeñas), o bien, compartir los alimentos preparados por los propios visitantes.
Llegamos el domingo 10 de febrero, muy temprano, a uno de los nueve embarcaderos de esta zona de Xochimilco, y abordamos dos de las más de 200 trajineras que se encuentran en el lugar. Comenzamos el recorrido con entusiasmo y muy contentos de estar juntos nuevamente para convivir como familia. Paseamos por el embarcadero Nativitas, luego seguimos al embarcadero Las Flores y Zacapa, donde nos encontramos con un grupo de Mariachis que amenizó la ocasión al interpretar melodías como “Cielo rojo”, “Serenata huasteca” y “Caminos de Michoacán”, con la cual hasta se animaron a bailar nuestro ministro regional y la señora Lupita Mejía, miembro de la congregación del Distrito Federal.
Después de la “serenata” y el baile, nos condujeron a una especie de puente levadizo, que sube las trajineras y las “cambia de canal” para permitir que naveguen hacia la zona ecológica. Una vez que llegamos a esa zona, pudimos disfrutar de un largo y apacible recorrido. Pasado el mediodía, desembarcamos en un jardín con palapa y juegos infantiles, donde los miembros del Club de Oratoria de esta congregación prepararon unas deliciosas hamburguesas al carbón acompañadas de ensalada, además de ocuparse de preparar aguas frescas de horchata y limón; por supuesto, no podían faltar las cervezas.
Después de la comida tuvimos tiempo para conversar y más tarde visitamos la exhibición local de serpientes, sapos, carpas y ajolotes, un anfibio con cola representativo de Xochimilco, ahí nos hablaron de las especies originarias del lugar, sus formas de reproducción, tiempo de vida, mitos y leyendas construidas a su alrededor y, desafortunadamente, también de la extinción de algunas de estas especies a causa de la invasión de depredadores provocada por los mismos habitantes en otras épocas.
De regreso a las trajineras, continuamos la navegación hacia una zona aun más solitaria, pero llena de paz, donde al parecer todos pudimos meditar sobre la belleza de la creación. Fue así como a bordo de las trajineras nombradas “Viva Lupita” y “Sandra”, un total de 36 personas de la Iglesia de Dios pudimos disfrutar del paisaje al ritmo del vaivén de las aguas que llenan los canales de Xochimilco, así como de la invaluable convivencia, las charlas, las risas y el descanso en un paseo que se extendió por más de siete horas.
La dicha de los hermanos de la Ciudad de México por haber sido anfitriones del matrimonio Walker y el señor Roybal nos brindó la oportunidad de estrechar lazos y haber sido partícipes de una de las convivencias más entrañables de las que se tenga memoria en esta congregación.
—Nashielli y Jorge Iván Garduño