En la superficie, mentir nos parece la solución perfecta para una cantidad de situaciones complicadas. Mentir aparentemente permite escapar de cualquier culpa que tengamos cuando nos preguntan sobre algo que hemos hecho. También “nos permite” echarles la culpa los demás.
Mentir nos permite mantener nuestra imagen de inocencia ante los ojos de las personas a nuestro alrededor y de esa manera no tenemos que hacernos cargo de las consecuencias de nuestras acciones. Sin embargo, estas justificaciones son mentiras sobre las mentiras. En un mundo que miente por cualquier cosa, hasta sobre las mentiras, ¿adónde nos podemos dirigir para encontrar la verdad?
El único camino que nos queda es buscar el libro de la verdad: la Biblia. Con la ayuda de las Escrituras podemos descubrir la verdad sobre tres de las justificaciones más engañosas que la sociedad da para mentir.
1. La sociedad dice que las mentiras nos liberan de nuestro sentimiento de culpa. La Biblia dice que sólo la verdad nos puede liberar.
Una vez, el gran escritor Mark Twain dijo: “si dices la verdad, no tendrás que acordarte de nada”. Cuando mentimos, es verdad que quizás nos escapemos de las repercusiones inmediatas de nuestras acciones. Sin embargo, desde el momento en que mentimos, también nos condenamos a un ciclo interminable de tener que cubrir nuestros rastros. Nos esclavizamos a las mentiras que decimos y terminamos teniendo que acordarnos de esas mentiras en nuestros intentos de ocultar la verdad.
¿Qué nos dice la Biblia con respecto a esto? Jesucristo nos dice en su Palabra que si nos mantenemos fieles a sus enseñanzas, conoceremos la verdad y esa verdad nos liberará (Juan 8:31-32). La única manera de liberarnos de las mentiras es a través de la verdad. Si decimos la verdad, rompemos la cadena de mentira que nos amarra y aunque siempre tendremos que aceptar las consecuencias de nuestras acciones, podremos enfrentar la vida en paz, sin el constante miedo de que nuestras mentiras nos alcancen.
Sin las mentiras que nos oprimen, seremos más felices y gozosos. “…El que quiera amar la vida y gozar de días felices, que refrene su lengua de hablar el mal y sus labios de proferir engaños… (1 Pedro 3:10)”.
2. La sociedad dice que mentir nos protege del dolor innecesario, pero la Biblia dice que mentir siempre nos traerá más dolor.
Siempre nos han dicho que “una mentirita blanca” no duele nada. De hecho, muchas personas en la sociedad nos dirán que mentir es una manera de proteger a los demás del dolor que decir la verdad a veces conlleva.
¿Pero, qué tan cierta es esta declaración? ¿Las mentiras nos protegen del dolor? Cuando mentimos con la intención de proteger a otra persona del dolor emocional, terminamos provocándole aun más dolor. La mentira que decimos no solamente nos crea una realidad falsa, sino también la ponemos en una posición en la cual terminaremos aún más lastimados después.
Cuanto más tiempo permanezcamos en la mentira, más tiempo pasaremos experimentando las complicaciones de no saber la verdad. Ya sabemos que la verdad nos libera de nuestras propias mentiras, pero es igual de cierto que si decimos la verdad, podemos también liberar a los demás.
Proverbios 14:5 dice que “El testigo verdadero jamás engaña; el testigo falso propaga mentiras”. Decir la verdad, aun cuando nos parece difícil o doloroso, es una excelente manera de mostrar amor, respeto y preocupación genuina por otra persona. El Camino de Dios no nos garantiza protección de todo dolor. A veces nos duele. Pero la verdad que nos provee la Palabra de Dios siempre nos dará una forma de sanar el dolor que nos provocan las mentiras.
3. La sociedad dice que las mentiras se pueden cubrir para siempre. La Biblia dice que las mentiras son temporales y que tarde o temprano saldrán a la luz.
La sociedad hace que mentir parezca una versión propia de la verdad y por lo tanto, las mentiras que decimos podrían parecer la realidad. Pero en las palabras de Benjamín Franklin, uno de los padres fundadores de los Estados Unidos, “Una verdad a medias suele ser una gran mentira”.
Muchas veces pensamos que mentir es la manera óptima de ocultar nuestros defectos y errores, pero. la Biblia nos dice que el mentir no puede ocultar nuestros pecados para siempre. Lucas 8:17 dice que “…no hay nada oculto que no haya de ser manifestado, ni escondido que no haya de ser bien conocido y salir a plena luz”. En algún momento la mentira saldrá a la luz y se revelará la verdad, es simplemente cuestión de tiempo.
La duración de una mentira es limitada y eventualmente se acabará, pero la verdad seguirá viva. “Los labios sinceros permanecen para siempre, pero la lengua mentirosa dura sólo un instante (Proverbios 12:19)”.
Sujetarnos a las mentiras que encontramos en el mundo es sujetarnos a algo que en algún momento se marchitará y se morirá. Pero sujetarnos a la verdad que encontramos en la Palabra de Dios es sujetarnos a algo que durará por la eternidad.
La sociedad siempre nos tratará de convencer de que mentir es la mejor opción que tenemos cuando enfrentamos una situación difícil. Pero eso en sí es una mentira. La verdad de Dios nos da la salida del ciclo de engaño que a veces nos atrapa. Aunque mentir quizás nos lleva a un arreglo temporal, la verdad siempre nos dará una solución permanente para nuestros problemas.
La verdad nos libera y nos pone en un camino de prosperidad. Las mentiras de la sociedad siempre nos complicarán la vida, mientras que la verdad de la Biblia nos la simplificará. Así que como nos instruye Dios en Efesios 4:25, “… dejando la mentira, hable cada uno a su prójimo con la verdad, porque todos somos miembros de un mismo cuerpo”.
—Por Corbin Jackson