Un miembro comparte valiosas lecciones de vida de varios miembros que han experimentado un cambio drástico en su vida.

Barbara Lee (izquierda), algunas viudas y viudos en su congregación: Ruth Swisher, Marvin Davis, Heinke Lee, Elmer Monson, Jane Gorman, Vonnie Schroeder y Gatha Williams (sentada).
Nuestra familia cristiana consiste de muchos miembros. Leemos en Romanos 12:4-5: “Porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función, así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros”. ¿Qué sucede cuando nuestra función en el Cuerpo cambia?
Hay una parte especial de nuestra familia cristiana que ha experimentado un cambio drástico en su función. Algunos miembros de esta parte del cuerpo son ancianos en medio de nosotros y algunos son miembros más jóvenes. El cambio al que me estoy refiriendo es a la pérdida del cónyuge.
¿Cómo es la vida de un cristiano después de convertirse en un viudo o una viuda? Muchos de nuestros compañeros de familia experimentan esto durante su vida y la Biblia nos advierte que debemos tener especial cuidado con ellos: “La religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es ésta: visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo” (Santiago 1:27).
He visto a varios de mis familiares convertirse en viudos en los últimos años. Me han dado un ejemplo impresionante al verlos cambiar en su forma de funcionar en su familia física, y en su familia espiritual. Les pregunté a estas personas acerca de sus experiencias para ver lo que podía aprender de su ejemplo.
¿Cuidadosos para hablar?
¿Hay algo que deberíamos tener en cuenta para decir o no decir algo en la presencia del viudo o la viuda, especialmente después de la muerte de su cónyuge? Una viuda me aconsejó: “por favor dígalea la gente que venga a hablar conmigo. No quiero que se preocupen tanto por no saber qué decir y que se mantengan alejados por eso”.
Nadie es perfecto, así que por favor mantenga el contacto con nuestras viudas y viudos en la Iglesia.
Otro me dijo: “Trátennos normalmente. No sientan lástima por nosotros”. Si usted tiene un recuerdo positivo de la persona que murió y quiere compartirlo, especialmente si es un recuerdo alegre, hágalo. El viudo o la viuda disfrutarán de esos recuerdos.
“Nada puede ofender si usted ve lo que hay en el corazón. Entonces podrá ver el amor, el cuidado y la sinceridad”.
Y en el otro lado del péndulo, sin embargo, muchos piensan que aquellos que quedaron viudos nunca deben dejarse solos. Esta clase de pensamiento es positivo, pero la clave es el equilibrio. Una viuda me dijo: “Yo soy una persona independiente. Me gusta que me llamen, pero no me gusta hablar mucho por teléfono”. Incluya a los miembros de la familia que han perdido a su cónyuge y ayúdelos en sus necesidades. Llámelos, invítelos a las actividades, tráigales comida y ofrézcales su ayuda en varias formas; sin embargo, esfuércese por sentir las necesidades de la persona, que pueden incluir estar un tiempo a solas.
Llevar una vida plena
Le pregunté a nuestras viudas cómo continuar viviendo una vida plena por su propia cuenta. Una viuda dijo: “Salga de la casa y haga algo por alguien más. Haga algún trabajo voluntario. Visite a quienes son menos afortunados y están en más necesidad que usted”.
Aquellos que disfrutan haciendo felices a otros, se sorprenden con lo que pueden hacer por ellos. Por supuesto, algunas viudas o viudos tienen circunstancias físicas que les impiden hacer algunas cosas, pero podemos valorar sinceramente lo que ellos pueden hacer —orar por otros que están en necesidad, llamando a las personas o enviándoles tarjetas de ánimo.
Los desafíos de estar solo
¿Cuáles son los desafíos que enfrenta una viuda? Una viuda me dijo: “Estar en el hogar sola por la noche y cocinar y comer sola”. Otros mencionaron lo difícil que es tomar decisiones solos, sin tener su propio consejero de confianza.
Otra viuda lo resumió así: “Me doy cuenta que en esta vida física nunca tendré con otra persona la misma relación que tuve con mi cónyuge —es algo que nadie podrá reemplazar.
El mejor consejo
También pregunté cuál era el mejor consejo acerca de cosas prácticas que podemos hacer por las viudas y viudos de nuestra congregación. A continuación hay varias sugerencias:
– “Es muy importante sentirse incluido en salidas a almorzar, al cine o cualquier otro plan”.
– “Los hermanos realmente se esfuerzan por tratar a las viudas de una forma amable”.
– “Me encantan los productos frescos, y me los ofrecen aquellos que tienen huertos”.
– “Valoro muchísimo a aquellos que vienen a mi casa y me ayudan a arreglar lo que necesito”.
El mejor consejo de una viuda para nosotros, da una perspectiva espiritual: “¡Confíe en Dios! Él tiene un plan para nosotros y sabe qué es lo mejor para nosotros”.
—Por Bárbara Lee