Mientras escribo este artículo, los titulares de la prensa dan cuenta de la intrusión de dos sujetos que atacaron la redacción de una publicación francesa satírica llamada “Charlie Hebdo”.
Estos sucesos me traen a la mente una escritura profética que tiene que ver con el aumento de la violencia en el presente siglo malo y que está consignada en el Antiguo Testamento: “Haz una cadena, porque la tierra está llena de delitos de sangre, y la ciudad está llena de violencia” (Ezequiel 7:23).
Esta frase, consignada hace más de 2500 años en el libro de Ezequiel, es más real hoy que en aquel entonces, ya que se trata de la predicción de una época en que la situación sería tan grave que un horrendo crimen seguiría a otro, tal como se suceden los eslabones de una cadena.
A lo largo de la historia humana, la violencia a manera de terrorismo ha existido, tal vez para algunas personas ciertos casos han sido más crueles que otros, tanto así que quedan en la mente del colectivo social o por el simple hecho de que algunos son más recientes que otros, como es el caso de los atentados del 11 de septiembre de 2001, que cobraron la muerte de casi tres mil personas y dejaron heridas a 6 mil más; pero este tipo de terrorismo no es el único que existe.
Y es que si algo puede decirse del terrorismo es que es inherentemente cruel y absolutamente despiadado.
Las esquirlas del terrorismo
Una marejada de actividad terrorista está sacudiendo a Francia. Las autoridades lusas jamás habían estado tan alarmadas ante tales perspectivas de muerte y destrucción.
El terrorismo en Occidente y Oriente se ha salido de todo control, convirtiéndose en el problema número uno del mundo occidental. Más y más personas sienten sus efectos asoladores.
Estamos en tiempos muy peligrosos.
Pero de todo el abanico de expertos en el tema, nadie ha mencionado el punto de vista de la Biblia. ¿Qué tiene que decir ella sobre el tema? ¿Es la Biblia un libro de actualidad que se refiere a los problemas angustiosos de este siglo XXI? ¿O es en realidad lo que gran parte de la humanidad cree: un volumen anticuado de citas piadosas?
Tenemos que entender la realidad acerca del escalofriante espectro del terrorismo, así como la única solución revelada en la Biblia respecto al mismo.
¿Por qué estamos sufriendo el azote del terrorismo? En nuestro mundo son muchas las personas que luchan por una causa, sea grande o pequeña, justa o injusta.
Las perspectivas de éxito para muchas de estas causas son dudosas en el mejor de los casos. Hay demasiada oposición o demasiada indiferencia para que los individuos y grupos en cuestión logren su cometido.
El terrorismo es el empleo de violencia salvaje e indiscriminada para promover una causa. Es un arma de último recurso esgrimida por los débiles contra los fuertes. La emplean individuos y organizaciones para hacer publicidad a sus causas y lograr fines, que de otra manera serían imposibles. Los terroristas, relativamente impotentes en lo político y militar, no ven otra manera de golpear a sus enemigos.
Por otra parte, el terrorismo es una forma de violencia dramática y espectacular que busca crear miedo y despertar el reconocimiento mundial instantáneo de una causa. Los actos terroristas producen un impacto emocional y político enorme, fuera de toda proporción, con la verdadera fuerza del grupo terrorista. Mediante un acto temerario, una banda de oscuros forajidos, con la ayuda de los medios de comunicación, puede alcanzar gran notoriedad —muy por encima de su verdadera fuerza numérica.
Agrava el problema el hecho de que los terroristas se muestran cada vez más sanguinarios: que sus armas y tácticas se van refinando. El coctel Molotov y la primitiva bomba de tubo han quedado en el olvido, lanzacohetes portátiles y explosivos de gran poder son lo usual hoy día, aunque el secuestro de aviones, trenes o las personas que se hacen estallar, es algo que comienza a permear en las acciones de estos grupos.
Los contactos internacionales y el intercambio de armas y conocimientos sirven para multiplicar la capacidad y el poder mortífero de los terroristas.
Las autoridades se están preparando para lo peor
¿Qué se puede hacer para detener la oleada de bombas, secuestros, atentados y asesinatos?
Los expertos hablan mucho de medidas preventivas, de retaliaciones punitivas y de castigos más severos para los terroristas. También proponen mejorar la actividad de inteligencia, efectuar operaciones de rescate a sangre y fuego, y restringir los medios de comunicación para negarles a los terroristas la publicidad que buscan. Lo cierto es que no creo que haya medidas humanas infalibles para evitar las situaciones terroristas. Las precauciones son posibles sólo hasta cierto punto.
Los terroristas, conociendo cuándo y cómo atacarán, siempre llevan la ventaja. Es prácticamente imposible protegerse contra un terrorista preparado y decidido.
Un solo hombre con un dispositivo hecho con materiales comprados en la ferretería de la esquina, puede poner en jaque a toda una ciudad hasta que se le pague el rescate. Un grupo pequeño puede trastornar a un país entero —como ya hemos visto. Es así de sencillo.
Los expertos están de acuerdo: Todo es posible en el mundo del terrorismo. La imaginación terrorista no tiene límites.
El mensaje es claro. En este mundo no se podrá erradicar el terrorismo del todo. Por el contrario, y por desgracia, las autoridades temen que los grupos terroristas se sientan obligados a cometer actos aún más violentos y sanguinarios para mantenerse en los titulares.
Muchos expertos dicen en privado que no sería nada raro que un grupo de terroristas robara o fabricara una bomba atómica y la utilizara para hacer algún monstruoso chantaje. En Europa, durante la década de 1980, ya se habían descubierto algunas publicaciones clandestinas con planos para la fabricación de armas nucleares rudimentarias.
¡La escalada terrorista es inevitable!
Una amenaza seria para la humanidad
El futuro se muestra sombrío. El sufrimiento atroz de las víctimas inocentes del terrorismo es sólo una parte del panorama. El terrorismo puede tener, y de hecho tendrá, repercusiones mucho más grandes.
Recordemos que el incidente que desencadenó la Primera Guerra Mundial fue un acto sangriento de terrorismo en Sarajevo. Y fue la campaña nazi contra el terrorismo con apoyo izquierdista en Weimar, Alemania, lo que le ayudó a Adolfo Hitler (que no era del todo ajeno a las tácticas terroristas) a arrebatar el poder.
El terrorismo es una amenaza seria para la civilización occidental. Entendamos esto: los terroristas consideran que el caos y la anarquía son requisitos previos para derrocar a un gobierno establecido e implantar una u otra forma de “utopía”. Pero la historia muestra que lo que estos terroristas suelen lograr es la creación de aquello que tanto odian: despotismo y más represión.
Los desórdenes violentos, según revela la historia, tienden más a generar tiranías que paraísos. Ante un caos generado por el terror y la inminente descomposición de la sociedad, los ciudadanos frustrados y airados claman por una mano fuerte que imponga orden, hasta el punto de pedir un gobierno autoritario y restricciones a las libertades civiles. Históricamente, las libertades se han suprimido en nombre de la ley y el orden.
Un tirano ambicioso bien puede aprovechar las perturbaciones terroristas para tomar el poder e imponer un régimen de hierro sobre las naciones en aras de la seguridad. Pocos periodistas, y muy pocos medios, se han detenido a considerar este posible desenlace de la escalada terrorista.
Lo ocurrido en Francia no es un hecho aislado.
El terrorismo desenfrenado contribuirá sin duda, a abrir las puertas a aquellos tiranos profetizados para los últimos días quienes asumirán amplios poderes en un momento de crisis, como lo hicieran Adolfo Hitler y otros en el pasado.
El terrorismo será exterminado definitivamente
La Biblia ya había predicho siglos atrás el azote del terrorismo.
Jesús profetizó que las condiciones en los últimos días serían como el estado caótico en tiempos de Noé, un mundo malo, corrompido y lleno de violencia (Lucas 17:26; Génesis 6:5,11).
El apóstol Pablo advirtió también que “en los postreros días vendrán tiempos peligrosos (2 Timoteo 3:1). El significado de esta profecía abarca mucho más que la criminalidad común. “Haz una cadena, porque la tierra está llena de delitos de sangre, y la ciudad está llena de violencia”, (Ezequiel 7:23).
Las profecías bíblicas muestran para el tiempo del fin un mundo sumido en el desorden, la agresión y el odio, un mundo dividido por facciones y disputas internacionales, una era de violencia indiscriminada y atroces homicidios inspirados por Satanás el Diablo, el primer homicida (Juan 8:44).
El hombre, alejado de Dios, no puede controlar el terrorismo. Mientras la influencia maligna de Satanás permanezca en la Tierra, el terrorismo y el crimen seguirán en aumento a pesar de los esfuerzos humanos por detenerlo. El mundo seguirá gobernado por la fuerza. El hombre seguirá respondiendo a la violencia con violencia. Estamos en el mundo de Satanás (2 Corintios 4:4).
Por sus propios y exiguos esfuerzos el hombre jamás logrará detener a Satanás. Solamente Jesucristo puede hacerlo; ¡y lo hará!
Jesucristo “juzgará entre las naciones, y reprenderá a muchos pueblos; y volverán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces; no alzará espada nación contra nación, ni se adiestrarán más para la guerra” (Isaías 2:4).
El camino de Satanás, camino de vanidad, celos, lascivia, odio y codicia, quedará reemplazado por el camino de Dios, el de amar, dar y servir.
Ésta es la única solución verdadera para la violencia desbordante que abruma al mundo. ¡Jesucristo pondrá fin al terrorismo! CA
—Por Jorge Iván Garduño