Pregunta: ¿Espera Dios que diezmemos aun si estamos tratando de pagar nuestras deudas diligentemente? Si nuestras deudas son mayores que nuestros ingresos y necesitamos todo el dinero extra para saldarlas, ¿quiere Dios que sigamos diezmando? (Ésta es una pregunta basada en el artículo “Cómo enfrentar las deudas” de VidaEsperanzayVerdad.org.)
Con Cecil Maranville
Respuesta: Yo le recomendaría que también leyera: “Diezmar: ¿Qué es?”. Siendo realistas, muy pocos (de hecho, nadie) tienen un 10 por ciento “extra” que puedan darle a Dios sin tener que hacer ajustes. Pero en Malaquías 3:10, Dios repite nuevamente su ley del diezmo, nos hace una promesa y nos propone un desafío: “Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto… si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde”.
Dios le lanzó este desafío a Judá cuando la nación entera atravesaba por graves problemas financieros. El pueblo quería las bendiciones de Dios pero, por otro lado, no estaban obedeciendo sus leyes. Podríamos decir que “los hijos” querían una buena mesada sin tener que vivir bajo las reglas de sus padres. Pero, así como ningún padre responsable le daría a sus hijos todo lo que piden si no están obedeciendo las reglas de la casa, Dios no podía seguir bendiciendo a Judá mientras desobedeciera sus leyes, sus “reglas de la casa”.
Dios les estaba diciendo: “Los ayudaré, pero primero deben demostrar que me obedecerán y que confían en que yo les proveeré. Demuéstrenlo diezmando, y prometo que les responderé con mucho más de lo que ustedes puedan darme”.
Hay paralelos entre la situación financiera de una persona y la de Judá. Puede parecer ilógico pensar que la primera deuda que deberíamos pagar es nuestra deuda con Dios -Él no va a enviarnos un cobrador ni nos cobrará intereses por nuestras “cuentas atrasadas”. Pero Dios es el único que podría proveer a la nación con el “alivio” o lo necesario para salir de su decadencia económica. Esto también es cierto en el caso de las personas. Por lo tanto es lógico que una persona pague primero su deuda de diezmos con Dios, tal como Dios le aconsejó que hiciera a la nación de Judá.
Se requiere de fe para confiar en su promesa: primero debemos creer que Dios existe, que la ley del diezmo aún está vigente y que Él puede bendecirnos y nos bendecirá para salir de nuestras deudas. Pero la fe no es instantánea; es algo que se obtiene por medio de una relación cercana con Dios, hablando con Él (a través de la oración), escuchándolo (leyendo y meditando en la Biblia), viviendo de acuerdo con sus leyes, y observando los resultados con el tiempo.
Le recomiendo leer el artículo “¿Qué es la fe?” y analizar si usted tiene una fe genuina. Pídale a Dios que le dé el don de la fe, y ponga a prueba su promesa de Malaquías 3:10. CA