He estado escribiendo una serie de artículos para Discernir titulada “¿Es cierta la Biblia?” y, ya que debo entregar el próximo (que aparecerá en el número de marzo) antes de la primera semana de enero, el tema ha estado dando vueltas en mi mente. A veces es fácil dar la Biblia por sentado y olvidar que en sus páginas se encuentran las respuestas a las preguntas más importantes de la vida.
Como dice Pablo: “las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que por la paciencia y la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza” (Romanos 15:4). Y no sé de ustedes, pero últimamente yo he estado buscando esa esperanza en las páginas de la Palabra de Dios.
Mientras preparaba un sermón que pensaba dar en Toronto, Canadá, sobre el consuelo, me topé con la historia de Bernabé en el libro de los Hechos y me llamó mucho la atención cómo este apóstol estuvo presente en prácticamente todos los momentos cruciales de la historia temprana de la Iglesia. Es cierto que la mayoría de las veces su rol era secundario, pero siempre estaba ahí y siempre estaba involucrado.
De hecho, su verdadero nombre era José y Bernabé era un sobrenombre que significa “hijo de consolación” —descripción muy apropiada del apóstol que siempre estaba listo para actuar cuando surgía una crisis.
Bernabé fue el primero en aceptar a Saulo (quien luego se llamó Pablo) cuando buscaba la aprobación de los apóstoles en Jerusalén, y quién sabe qué hubiese pasado con Pablo de no ser por él. Luego él y Pablo predicaron en Listra con tanta eficacia que la gente quería adorarlos e incluso los llamaba “Zeus” y “Hermes”. Y, aunque era Pablo quien llevaba la palabra en esa ocasión, Bernabé siempre supo aceptar un rol secundario. Vaya lección, ¿no? ¡Cuánto sufrimiento nos ahorraríamos si todos supiéramos aceptar un rol secundario humildemente!
También fue Bernabé quien ayudó a Juan Marcos durante el inicio de su ministerio cuando Pablo había perdido la confianza en él (Hechos 15:36-41). ¿Qué hubiera pasado si este apóstol no hubiera estado ahí para ayudar a Pablo y Juan Marcos cuando lo necesitaron? ¿Cuántos libros del Nuevo Testamento faltarían si los dos apóstoles hubiesen sido rechazados al principio de su ministerio?
Pero probablemente el momento más admirable del ministerio de Bernabé fue cuando defendió a los gentiles de los judíos que insistían en imponerles la circuncisión (Hechos 15).
La historia de Bernabé es realmente animadora, pero es sólo una de las tantas que Dios ha dejado en la Biblia con este propósito. Quiero aprovechar el cambio de calendario para animarlos a comenzar un programa de lectura y leer toda la Biblia durante este año. ¡Lean su Biblia! Léanla de principio a fin y aprovechen la inmensidad del conocimiento que Dios ha puesto al alcance de nuestras manos —desde doctrina, hasta reprensión, corrección e instrucción (2 Timoteo 3:16). A veces es fácil desanimarnos ante las pruebas, pero, aunque leer la Biblia diariamente no hará desaparecer los desafíos de la vida, sí puede darnos el ánimo y la esperanza que necesitamos para enfrentarlos.
Podrá parecer gracioso, pero yo aún conservo la Biblia que compré en mi primer año de universidad. Está demasiado vieja y desarmada como para predicar con ella, pero sigue siendo una gran fuente de inspiración para mí. Todavía se pueden leer las notas en los bordes que confirman la verdad que vi hace más de 40 años, y ¿saben?, aún veo esa verdad ahora.
Jim Franks
Presidente de la Iglesia de Dios, una Asociación Mundial