Un miembro comparte cuán importante es recordar a aquellos que tal vez tengan que guardar solos la Noche de Guardar.
La Noche de Guardar es siempre algo especial para el pueblo de Dios. Es una noche en la cual celebramos nuestro llamamiento. Durante muchos años he sido el anfitrión de una noche especial en mi hogar; y como yo tengo hijos, usualmente he invitado familias que también tienen niños. Hemos tratado de hacer de esa noche algo especial para ellos y de ayudarlos a tener recuerdos positivos de la celebración.
El año pasado fue algo diferente. Con una amiga, Jean, estábamos visitando a otro miembro, Mike, en un hogar para ancianos, poco antes de los días de Panes Sin Levadura. Estábamos hablando de Noches de Guardar anteriores y cuán deliciosas habían sido. Súbitamente nos miramos y nos dimos cuenta que en esa noche, Mike iba a estar solo. Sentimos la soledad que Mike iba a sentir. Miré a Mike y le pregunté si a él le gustaría compartir esa noche con Jean y conmigo, en ese cuarto. La felicidad le iluminó el rostro. Luego le preguntamos cuáles eran sus comidas favoritas. Entre otras cosas, supimos que le encantaba el pudín de banano.
Jean y yo decidimos preparar una comida que pudiéramos conservar caliente en pequeñas vasijas de plástico. Incluimos el pudín de banano que tanto le gustaba a Mike y su bebida favorita también. Llegamos con la comida poco antes del anochecer. Aunque no tuvimos una vajilla elegante, copas especiales o un hermoso mantel; ambos estuvimos de acuerdo en que fue una de las mejores Noches de Guardar que hayamos tenido.
Disfrutamos de la comida y compartimos nuestras historias acerca del llamamiento. Descubrimos que nunca habíamos escuchado la historia de Mike. Fue muy divertido. Mike se encontró en un restaurante con un miembro que estaba leyendo la revista The Plain Truth (La Pura Verdad en inglés). Se suscribió a la revista y ellos se reunían semanalmente para hablar acerca de ésta. Mike logró que el miembro le dijera dónde eran los servicios y al sábado siguiente se presentó allí, sin ser invitado. A Mike se le permitió seguir asistiendo y fue un miembro fiel de la Iglesia de Dios el resto de su vida.
Nuestro amigo Mike murió el otoño pasado. Muchos en la congregación de Dallas, Texas, echaremos de menos su humor y sus historias. Siempre recordaremos con mucho cariño la última Noche de Guardar que celebramos con él.
Es fácil olvidar a nuestros hermanos que sólo se pueden conectar para los servicios por Internet o están en hospitales durante esta noche. Esperamos que nuestra historia pueda inspirar a otros a hacer algo para hacer de esta noche algo especial para los miembros que de otra forma estarían solos.
Esto hará que tengamos recuerdos especiales y la Noche será realmente para recordar. CA
—Por Gerry Lynd